Miraba el bosque que se extendía más allá de la mansión. Desde su balcón se podía observar en su totalidad la majestuosidad del gran bosque. Se sentía sola. Ahora era Luna de una manada y le hacía mucha falta su madre. A pesar de los chicos…, bueno, hombres que la protegían como si fuera su hija sentía que le faltaba algo.
Recordó la noche en que Magnus Bane irrumpió a su casa, en ese tiempo ella tenía seis años. Ningún lobo los ayudó. Se habían vuelto contra su padre. Su madre luchó todo lo que pudo pero fue inútil. Nathaniel Vid había muerto a manos de Magnus Bane y este se había hecho con el poder de la manada Moon Dark.
Magnus se obsesionó con su madre por ser la más bella de las Lunas de todas las manadas; pero su madre nunca le correspondió, por tal motivo la maltrataba. En una ocasión su madre casi lo envenena y para cobrarse le dio donde más le dolía. Su hija. Envió a su hijo, Baltazar, esa noche para que la tomara para él y no tuvo en cuenta de que ellas se defenderían con uñas y dientes y lo matarían.
Ese día su madre cumplía nueve años de haber muerto. Aún le hacía falta. Una lágrima rodó por su mejilla. Quería que la consolaran. Quería ser fuerte, sí era paradójicamente bipolar.
Corrió al cuarto de baño, se desvistió con rapidez y abrió la ducha para que el ruido del agua acallara sus sollozos y el agua refrescara su cuerpo. No quería que Marcus, Joshua o Benjamín, Betas del antiguo Alfa y ahora de ella, y mucho menos Ethan, Delta y líder de los ejecutores, la escucharan porque la llenarían de preguntas y mimos y la verdad no quería mostrar debilidad delante de ellos; pero quería que la mimaran. Lloró sentada debajo de la ducha hasta quedar dormida.Magnus se limpiaba los nudillos sucios de la sangre de Valery y Aysel después de haberlas golpeado. Ella sólo contaba con diez años. –Eso es para que aprendan a no desobedecer –dijo y salió dando un portazo.
Valery la abrazaba mientras la consolaba. –Sshhh, pequeña. Cuando ella regrese todo va a cambiar.
– ¿Cuándo regrese quién, mamá?
– La diosa Luna. Ella regresará a poner orden y paz a este mundo. Entonces todo cambiará.
– ¿Cómo sabes eso?
– Lo dice la leyenda.
– Cuéntamela, por favor
Ella le acarició el cabello. –Bien; pero prométeme que te dormirás después de eso porque si no tendremos más problemas con Magnus.
– Lo prometo. No quiero que te vuelva a golpear.
Valery suspiró.
– Hace miles de años, el dios de la esperanza, Awat, tuvo una hija, Nuray. Ella era muy brillante. Era la diosa Luna, la diosa del amor, la paz y la protección. Su luz iluminaba las noches de los humanos. Pero la diosa de la envidia, Mara, se enojó y quiso tener una hija igual o mejor que Nuray y tuvo un hijo, Suvan, más brillante que Nuray. Él era el dios Sol, él les dio más luz a los humanos durante el día y Mara se regocijó en él.
Suvan observaba todas las noches a Nuray y se enamoró de ella; pero ella no le correspondió. Él se enojó y como era rencoroso, igual que su madre, le lanzó ceniza opacando así su suave luz. Ella ya no brillaba con el mismo resplandor.
Pasó el tiempo y Suvan conoció a una humana, Sunrey, de la que se enamoró y con la que tuvo un hijo, Elian. Él era un semidios que había escuchado la historia de la diosa luna y su padre y no aprobaba el comportamiento de su padre el dios Sol.
Elian observaba a Nurey desde la tierra y añoraba conocer su verdadero resplandor, así que decidió regalarle un poco de su luz y al hacerlo Nurey recobró todo su esplendor. Elian al verla con su luz se enamoró perdidamente de ella.
Nuery bajó para agradecerle; pero sobre todo porque lo había estado observando todas las noches mientras él la veía y se había enamorado de la ternura de su mirada, de la bondad de su corazón. Elian al verla sintió que el corazón se le salía del pecho por lo desbocado que le latía.
Suvan se enteró de la traición de su hijo y los atacó durante el día porque ella era fuerte en la noche, así que ella nos creó, a nosotros los lobos, para que la protegiéramos durante el día. Ellos atacaban a Suvan durante la noche porque él era débil, así que él creó a los vampiros para que lo protegieran durante la noche.
Un día, cuando el día y la noche se juntaron, entraron en una batalla…
– ¿Eso fue durante el ocaso, no? –fue la única vez que Aysel interrumpió a su madre.
– Así es. En esa batalla –continuó–. Suvan salió vencedor. Hirió de muerte a Nurey y ella antes de morir juró regresar a traer orden, paz y luz a nosotros…
– ¿Y qué sucedió con Elian?
– Él nos ordenó irnos de ahí, pues éramos quienes podíamos proteger a Nurey cuando regresara, sin embargo, se dice que una Alfa loba se quedó escondida entre los árboles para ver cómo terminaría Elian y en qué podría ayudarlo.
– ¿Cómo se llamaba?
– Shadia Light. Pero no se supo más nada de ella…Unos golpes en la puerta de su habitación la sacaron de sus sueños. – ¡Cielos! Me quedé dormida.
– ¡Luna! –unos gritos de detrás de su puerta la alertaron.
– ¿Qué sucede? –contestó con voz bastante alta para que la escucharan.
– Se nos hace tarde para el entrenamiento de Skate.
– Ya salgo.
Salió de baño y se colocó su ropa para practicar Skate. Unos short, remera, un buzo con capucha y unas zapatillas deportivas. Bajó los escalones, dobló a la izquierda pasando por la sala de estar y llegó al porche delantero. Admiró los jardines de la mansión, como siempre hacía, antes de subir a la Toyota Prado blanca con Ethan, su Delta.
En la puerta apareció Benjamín y se acercó a Ethan. –Cuídala con tu vida. Está de más que te recuerde que es nuestra Luna a la que llevas ahí.
– Pierde cuidado Ben.
Ella se asomó a la ventanilla y miró divertida a Ben. –Y también está de más recordarte a ti que no es cualquier Luna a la que llevan –dijo guiñándole un ojo.
– Luna… –le advirtió Ben.
– Tranquilo Ben. Con el entrenamiento que he tenido con ustedes es imposible que alguien me gane, además, que mi loba aún no se manifieste no quiere decir que sea débil.
– Tiene razón. Usted es fuerte.
– Muy fuerte, cariño –antes de que Ben pudiera objetar ordenó a Ethan irse–. Vámonos Ethan –y este arrancó el auto haciéndolo patinar. Sólo se oía la risa de Aysel alejarse mezclada con el sonido del motor de la camioneta.
Ben se quedó viendo la camioneta blanca salir por los portones de la mansión. Sonrió mientras negaba con la cabeza.
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Mi Pequeña Mate Alpha
Short StoryLos vampiros me pertenecerán Y los que me sigan y juren lealtad A la luz del día, inmunes serán. Colmillos me han de salir E igual que ellos ágil seré Y cuando a Nurey encuentre, Entonces despertaré. Mi amor le he de declarar Y ella fuerte se hará, ...