IV

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Vladimir caminaba a paso lento por el puente que ofrecía la presa. Apenas tres años atrás habían logrado reconstruirla. Llegó a la mitad de la presa y un recuerdo atravesó su cabeza. Se vio a sí mismo liberando unos peces, de pronto un sismo casi lo hace perder el equilibrio. Se sostuvo del borde de la presa y vio gente correr. Él hizo lo mismo porque su lobo llevaba doce años dormido y no había podido transformarse. –‘¡Cielos! Era un lobo’. –se dijo. No lo podía creer. Siguió concentrado en sus recuerdo que llegaban a raudales y parecían tan reales que se creía en un dejá vù.
Corrió con los demás; pero un olor a canela y miel lo atrajo. Giró su cabeza y vio unos ojos grises que se volvieron azul hielo antes de volverse rojos, típicos de un Alfa. Su lobo se removió y por primera en doce años habló: –Mate.
Al escuchar lo que le había dicho Blake, su lobo, corrió hacia ella. Él tenía mil ochocientos noventa y cuatro años y desde los dieciocho la estaba buscando y ahora que la encontraba no iba a dejarla morir, aunque era una niña aún era su mate y no la abandonaría. Ella miro por encima de su hombro y él giró la cabeza en dirección de su mirada. Unos lobos y exiliados corrían hacia él.
–Mi señor ¡cuidado! –escuchó ¿el grito de Said en sus recuerdos? Despertó.
Ya no estaba dentro de sus recuerdos. Estaba en el suelo y con un gran lobo encima de él. Lo empujó por el cuello evitando que lo mordiera. Giró la cabeza para ver donde estaban Said y los ejecutores y los vio luchando con varios de los atacantes. Eran muchos. Estaban perdidos. Volvió su mirada al enorme lobo café que tenía encima que sorprendentemente desapareció. Una sombra pasó por encima de él seguido de un olor a canela y miel.
Se puso de pie y observó a la pequeña chica luchar contra esas bestias. Se veía tan diminuta y vulnerable delante de esos monstruos así que se unió a la pelea. Le quitó unos cuantos de encima y acabó con otros.
Por el extremo del bosque venía un grupo de diez más. Ella solo estaba acompañada por el mismo tipo de la pendiente y estaba ocupado con dos lobos. La vio agacharse y tocar el suelo. Este tembló y todos se desestabilizaron, entonces, ella levantó una mano y de ella salía un viento helado congelando a todos los que venían saliendo del bosque. Era increíble.
Barrió el lugar con la mirada y se fijó en un hombre que le apuntaba con una flecha toda de plata. La lanzó. Él se movió con la agilidad de un vampiro y la abrazó cubriéndola con su cuerpo. Ella lo miró sorprendida pero no dejó de congelar a los enemigos hasta dejarlos a todos como estatuas de hielo. Luego cayeron los dos unidos por el hombro a través de la flecha. Los dos quedaron uno encima del otro tendidos en el suelo. El veneno de plata se extendía rápidamente.
Said, los ejecutores y Ethan se acercaron preocupados. Ethan rasgó un trozo de su remera y agarró la flecha para sacarla y separarlos. En cuanto lo hizo Ian y Esteban agarraron a Vladimir y Ethan cargó a Aysel. –Los Betas me mataran –se lamentó.
Said se acercó a Ethan y lo miró a los ojos. –Delta Ethan, le pedimos permiso para llevar a nuestro Rey a su manada. Él está perdiendo mucha sangre.
Ethan lo miró y asintió. –Será lo mejor. La mansión Moon Light está más cerca que su territorio. Vamos.

El viaje de regreso fue estresante. Ellos perdían mucha sangre y estaban inconscientes. Bastean le dio un poco de su sangre a Vladimir y él empezó a sanar pero seguía sin despertar, en cambio Aysel seguía perdiendo sangre y necesitaría de un médico.
Ethan estaba preocupado y sólo rogaba con que Joshua estuviera en la mansión. –Marcus. ¿Joshua se encuentra en la mansión? –habló por el enlace.
Aquí se encuentra. ¿Qué sucede Ethan?
Hubo un enfrentamiento en las fronteras junto a la presa Kimmich. Llevamos al Rey Vampiro que se dirigía hacia allá para las respectivas presentaciones. Y Marcus… Nuestra Luna está muy mal herida.

Al llegar a la mansión llevaron al Rey a la habitación plateada y Aysel fue instalada en su habitación, en la principal, la dorada.
Joshua entró como huracán y pidió a todos salir para revisarla. Lavó la herida y con un aparato especial que él mismo inventó succionó el veneno de la plata. Le dio unos analgésicos fuertes que la harían dormir más de la cuenta pero que le ayudarían a recuperarse y luego salió.

Eres especial Vlad y siento que debo protegerte.
– No digas tonterías. El hombre es quien debe proteger a su mujer.
– Recuerda que soy una mujer cualquiera.
– Lo sé. Eso me recuerda que no soy tu alma gemela.
– No. Pero eres el hombre al que amo. Y por eso debes dejar de discutir conmigo. Tú serás quien guíe a mi pueblo. Quien lo lleve a la luz como prometió Elian –lo acarició-. Mi Elian
Despertó abriendo los ojos lentamente. – ¿Dónde estoy?
– En casa viejo amigo –dijo un hombre en el umbral de la puerta que lo miraba con una alegría enorme.
Vladimir lo miró confundido. –Es Marcus, tu mejor amigo –le dijo la misma voz que le advirtió del hombre con la flecha.
Y… ¿tú eres…?
Blake, tu lobo.
– Vladimir, amigo, ¿estás bien?
Él parpadeó varias veces. Estaba concentrado en todo lo que le había dicho su lobo. Las imágenes que le mostró. Sus recuerdos perdidos. –Marcus –el hombre sonrió-. Perdóname; pero Blake me regresaba mis recuerdos. ¿Qué sucedió? –dijo mientras salía de la cama.
Marcus se acercó y lo abrazó. –Sabía que aún estabas vivo. Te diré que pasó; pero luego me dirás que ocurrió contigo, ¿por qué no volviste durante estos últimos nueve años?
– Está bien. Pero vamos al despacho con los vampiros para aclarar algunas cosas.
Bajaron las escaleras, giraron a la derecha pasando a la sala de estar y luego a la derecha entrando al despacho. – ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? –Preguntó Vladimir al sentarse en su escritorio y notó un olor a canela y miel-. ¿Y ella?
– Dos días. Ella aún no despierta.
– ¿Señor? ¿Cómo se siente? –se interesó Said entrando como torbellino.
– Mejor Said. ¿Los ejecutores?
– Ya están en camino.

– He notado que ustedes no se desintegran con el sol. ¿Qué tienen de especial? –curioseó Ben. Cuando entraban al despacho.
– Que yo soy su Rey –contesto haciendo que todos prestaran atención y los vampiros sonrieran.


Mi Pequeña Mate AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora