Epílogo

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Gracias thelittlekillerkitty por corregir este episodio

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E

l sonido de los pasos en la nieve se iba haciendo más claro conforme se acercaba al lugar detrás de un árbol de sauco que había en el patio, las suaves risas de unos niños se escuchaban y amenazaban con hacerse más fuertes; la adrenalina del juego y la emoción de ganar un pastel para la cena los tenía convencidos de mantener silencio, un silencio que desde hace mucho tiempo se había visto interrumpido debido a la suave voz de uno de los niños.

-Vamos Al, mamá nos dará pastel de chocolate si no nos encuentra-

-Pero Lil, quiero ir al baño-

Una sonrisa apareció en el rostro de cierto pelinegro que escuchaba la conversación entre los dos niños; sin hacer mucho ruido se arrodillo a la altura de ambos y susurró:

-Creo que se quedaron sin postre hoy en la cena…-

-¡Mamá!- gritaron los dos pequeños con sus  voces al mismo tiempo. Una niña de aproximadamente cinco años, con el cabello negro y ojos igual de verdes que una esmeralda hacia un tierno puchero; mientras que un pequeño de no más de tres años con el cabello igual de negro como el de sus padres y hermana se hallaba junto a ellos. Sus ojos eran negros como dos obsidianas al igual que los de su padre, a diferencia de un ligero tono verdoso en ellos.

Ambos niños se acercaron al pelinegro quien tomaba en brazos al menor de sus hijos mientras se levantaba y tomaba la mano de su hija, quien no había dejado de lamentar el haber perdido el pastel que le habían prometido. Harry sabia que el enojo de su hija no se iría tan fácilmente, pero esperaba que con la sorpresa que le daría en la noche ese enojo se esfumara antes de lo esperado.

-Bien, Albus, te llevaré al baño. Mientras Lilian ve a la cocina y comienza a sacar los ingredientes para hacer el pastel de chocolate que les prometí hoy en la mañana- una sonrisa apareció en el rostro de la pequeña y se separó de la mano de Harry para después correr a la cocina. El sonido de gavetas siendo abiertas hizo que Harry soltara una pequeña risa; sin duda su pequeña era muy energética cuando se lo proponía.

Harry caminó por el pasillo y abrió una de las puertas, bajó al pequeño que tenía en brazos y después de ayudarle a hacer sus necesidades dejó que corriera a la cocina para juntarse con su hermana. Lo vio desaparecer por el corredor y lo siguió hasta la puerta de la cocina, se recostó en el marco de la misma y un suspiro salió de sus labios al ver como sus dos hijos convivían. Sin duda al principio había estado lleno de miedo y dudas al enterarse de su embarazo, pero cuando vio por primera vez a Lilian y la tuvo en sus brazos, el miedo, las dudas y la incertidumbre fueron reemplazados por una infinita emoción; tanto él como Severus se habían enamorado de ese pequeño ser que era prácticamente un milagro.

-Mamá, ¿Por qué tendremos pastel si perdimos el juego?-

Harry cerro los ojos al escuchar como le llamaban sus hijos, podía recordar la absurda apuesta que había hecho con Severus cuando Lilian comenzaba a hablar; ambos se habían empeñado en ser la primera palabra de la pequeña, pero sin duda no se esperaban que después de varios intentos fallidos y con la visita de cierto rubio la pequeña dijera su primera palabra y que esta fuera mamá.

-Pues eso será una sorpresa, pero tendrán que esperar, así que ahora ustedes me ayudarán a hacer un delicioso pastel- dijo acercándose a la encimera donde Lilian había colocado las cosas junto a los ingredientes que iban a utilizar. Con una sonrisa comenzó a explicarles a sus muy curiosos hijos el cómo preparar un pastel sin depender de la magia, cosa que debía de agradecerle a su adorada (nótese el sarcasmo) tía Petunia al obligarle a cocinar desde pequeño.

Maldita PociónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora