Problemas

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Gracias thelittlekillerkitty por ayudarme a corrgeir los capitulos y por recordarme que debo de escribir los capitulos

Severus sostenía con fueza su varita, listo para maldecir a todos los que miraban a SU prometido como un pedazo de carne. Harry al darse cuenta de que de no calmar a Severus este comenzaría a lanzar cuanta maldición se le pasara por la mente, decidió hacerles una seña a sus amigos para que lo siguieran fuera del Gran Comedor.

-No maldigas a nadie Sev, mañana nos vemos en clases.- le dijo Harry a Severus de forma que solo él le escuchara.

Y sin esperar respuesta alguna por Severus Harry salió dejando detrás varios murmullos ya que a pesar de que el uniforme que Harry tenia puesto le quedaba muy grande, se podía apreciar un cuerpo definido. Los amigos de Harry no esperaron mas para seguirlo y salir del Gran Comedor, pasaron unos minutos para que pudieran encontrarlo en uno de los pasillos apoyado en la pared.

-¿Harry, estás bien?- preguntó una joven castaña, Harry la vio con cariño ya que ella siempre se preocupaba por su bienestar.

-Si, solo es un cambio temporal.- soltó un suspiro cansado antes de observar la duda en los ojos de su pelirrojo amigo.

-Suéltalo Ron.-

-Si ahora eres una chica quiere decir que ya no dormirás en nuestro dormitorio.-

-No lo había pensado, pero creo que mañana me asignaran un nuevo dormitorio.-

Los tres amigos no le dieron mayor importancia al asunto ya que tenían mas preguntas que hacerle a su amigo, además de incomodarlo con comentarios referentes a sus castigos diarios con el profesor Snape. Entre risas y sonrojos por parte de Harry llegaron a la torre de Gryffindor, tanto Ron como Harry se despidieron de Hermione para ir a su dormitorio, pero una vez dentro se dieron cuenta que con el cambio de Harry las cosas en el dormitorio se pondrían tensas.
Cuando el resto de los ocupantes del dormitorio llegaron trataron de ignorar que los pijamas de Harry se ajustaban a las curvas de su nuevo cuerpo o que al parecer había sido premiado con el tamaño justo de los tributos femeninos, pero Neville lo único que pudo hacer al ver a Harry fue pedirle miles de disculpas; el pobre león se había atormentado toda la tarde al no saber el estado de su amigo.

-Neville tranquilo, Madame Pomfrey dice que estoy bien y el profesor Snape comenzará a preparar el antídoto a tu poción.- dijo en un intento para tranquilizar a su rubio amigo ya que entre las disculpas había comenzado a llorar por los nervios acumulados durante el día.

-Vamos Neville deja que Harry duerma ya que después de todo ha sido algo muy fuerte para él.- dijo Dean si mirar a Harry, pues con las lagrimas de Neville una parte de su camisa se pegó a su pecho dejando ver la sombra de su pezón.

Con una ultima disculpa y con un susurro de buenas noches todos comenzaron a quedarse dormidos esperando que el día siguiente no fuera igual de agotador, pero no contaban que a la mañana siguiente al querer ir al baño para solucionar sus problemas mañaneros se toparían con la vista de una joven con el cabello extendido en la almohada y con el hombro descubierto dejando ver el borde de su pecho, provocando que lo que a un principio fuera un pequeño problema ahora fuera un problema mayor.

Cuando Harry se despertó lo primero que notó fue que sus compañeros de dormitorio no le miraban a los ojos, excepto Ron quien aún dormía, lo segundo de que lo que se dio cuenta es que no podría usar su uniforme ya que este le quedaba extremadamente grande, así que con un suspiro de resignación se encamino a los dormitorios de las chicas para pedirle ayuda a su castaña amiga.

Harry gruñó por quinta vez al verse en el espejo, cerro los ojos para no maldecir a sus amigos que no habían dejado de reír desde que salió del baño del dormitorio de Hermione, y es que cuando le pidió ayuda a ella nunca pensó que le obligaría a ponerse uno de los antiguos uniformes de la castaña. Uno que por cierto sentía muy entallado pero que sus amigos afirmaban le quedaba como un guante.

-Dejen de reírse que no es divertido.-

-Para ti no lo es, pero para nosotros si.-

-Si, además debes de admitir que te miras bien con ese uniforme hermano, o mejor dicho… hermana.- dijo el pelirrojo para después volver a reír.

Harry decidió dejar que ambos se aburrieran de reír y tomo sus cosas para ir al Gran Comedor. No era raro que se adelantara a sus amigos por las mañanas ya que estos siempre aprovechaban que durante la primera hora no tenían clases y quedarse encerrados en la habitación de la castaña o ir a la sala de Menesteres. Pero conforme caminaba por los pasillos, Harry se pudo dar cuentas que las miradas que recibió ayer cuando entro al Gran Comedor eran poco a las que ahora estaba recibiendo. Volvió a maldecir a Neville por haber creado esa poción y maldijo a Hermione por haberlo obligado a ponerse ese uniforme.

Cuando sus amigos llegaron a desayunar Harry se reusaba a levantarse de la mesa, pero entre insistencias, amenazas y chantajes lograron que se levantara para ir a las clases. Hermione al notar la incomodidad de Harry decidió ir delante de ellos; Ron por otro lado se arrepentía de haber apoyado a Hermione en que Harry usara esa falda ya que las miradas que le dirigían a Harry eran de todo menos inocentes, así que para terminar eso decidió caminar detrás de su amigo dejándolo en medio de ambos y con las varitas listas por si algún idiota se atrevía a pasarse de listo con él, cosa que Harry agradeció en el alma ya que las miradas disminuyeron considerablemente.

-Vamos chicos, saben que siempre almuerzo con Sev.-

-Si, pero antes no eras una chica y no tenias a casi todo el alumnado detrás de ti.-

-Además que el profesor Snape tiene a los de Slytherin y Ravenclaw.-

-Lo sé, pero le prometí ir y se enfadara si no voy.-

Tanto Hermione como Ron soltaron un suspiro cansado antes de dejar ir a Harry al salón de pociones donde un muy molesto Severus Snape trataba de entender porque había vuelto a aceptar el puesto de profesor de pociones, cuando la puerta del salón se abrió dejando pasar a un Harry muy sonrojado por haber corrido hasta llegar logro recordar por que volvió a aceptar ese maldito puesto; lo aceptó para poder pasar tiempo con su prometido.
Harry sonrío al ver a Severus y comenzó a caminar por los escritorios -ya que la clase de ese día había sido teórica- tan concentrado en admirar lo bien que se miraba Severus en la túnica que le había regalado por su cumpleaños que no se dio cuenta de lo que pasaba a su alrededor.

-Un solo centímetro más Mcgiben y le mostraré por que fui la mano derecha de Voldemort.- la voz grave de Severus inundó el salón de clases dejando a mas de uno con la piel erizada por el temor.

Harry dirigió la mirada hacia donde apuntaba Severus con la varita y pudo darse cuenta que con unos cuantos centímetros más, una mano perteneciente al capitán del equipo de Ravenclaw le habría tocado el trasero. Negó dándole una mirada de lastima antes de terminar de llegar a Severus, sin duda el pobre cuervo estaba en grandes problemas por haber intentado tocar lo que le pertenecía a una serpiente muy peligrosa. 

Maldita PociónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora