Rota

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Zara


Necesitaba un trago, de lo que sea, pero lo necesitaba. Las manos me temblaban y tenía la garganta seca, no quería romper la promesa que le había hecho a Dylan sobre no tomar una sola gota de alcohol a menos que fuera en su presencia, después de la noche en la que folle con Darrell, Dylan me dijo que no quería verme de esa manera de nuevo.

Deje de consumir y solo tomaba vino cuando comíamos, pero justo ahora necesitaba algo más fuerte, como por ejemplo un Whiskey, busqué en mi escritorio y entre mis cosas y no encontré absolutamente nada.

Tomé las llaves de mi auto y salí en busca de ello, cuando compré lo suficiente como para 15 personas, subí a mi coche y abrí la primera botella, le di un largo trago y sentí como quemó mi garganta, mis ojos lloraron y sonreí.

Llegué a los dormitorios, dispuesta a encerrarme y beberme todo lo que traje, de pronto una cara conocida y cuerpo lleno de tatuajes se encontraba sentado en las escaleras, todo un badboy en potencia, traté pasarlo de largo, pero me tomo del brazo deteniendo mi paso.

—Antes me hablabas— Susurra cerca de mí— ¿Tienes fiesta?

—No me molestes— Jalé mi brazo y lo encaré— No te demandé por lo que sucedió hace unas semanas, pero no me tientes

Subí dos escalones más cuando su voz me detuvo— Solo quería traerte un presente de disculpas— Volteé a verlo y lo encontré sonriendo, sosteniendo entre sus dedos un pequeño paquete, que conocía muy bien, me quedé de pie sin moverme, mi cuerpo hormigueo de anticipación— ¿Me vas a invitar a subir para que nos divirtamos un rato?

Mis manos temblaron, las dos botellas en mis brazos de pronto resultaron más pesadas. Tragué saliva y lo miré a los ojos.

Asentí y su sonrisa se hizo más grande causando estremecimientos en mí, sabía lo que pasaría allá arriba y estaba aterrada.

-.-.-.-.-.-.-.-

Jack me veía sentado en la cama de Emma con una sonrisa acompañando su rostro, los efectos del alcohol y la cocaína estaban sobre mí, sentía mi cuerpo lánguido y mis ojos pesados.

Jack se puso de pie y se quitó la chaqueta, se sentó en la cama donde me encontraba acostada y acaricio mi cabello, un escalofrío recorrió mi cuerpo, traté de alejarme de él, pero mi cuerpo no respondía.

—Tranquila— Metió una de sus manos por debajo de mi blusa

—No— Murmuré. Empuje su mano, apretó con fuerza mi seno sacándome un gemido de dolor

—¿Qué pasa? Antes te encantaba

—No quiero— Lagrimas llenaron mis ojos, negué con la cabeza y trate de levantarme, simplemente mi cuerpo no responde— ¿Qué me diste?

Baja mis leggins por mis piernas dejándome desnuda de la cintura para abajo—¿Quién va ayudarte ahora?— Lo empujo y trato de gritar, con la esperanza de que alguien me escuche—Grita todo lo que quieras, dudo que alguien te escuche y me hace disfrutar más

Siento como sube sobre mi, siento como pierdo fuerzas poco a poco, ya no puedo empujarlo, ni siquiera puedo levantar los brazos, el sueño se apodera de mí y poco a poco cierro los ojos, dejando mi cuerpo a su merced y sin poder hacer nada.

.-.--..-.--.--.-..

Emma

Después de haber pasado un rato con mi padre, decido regresar a los dormitorios. La cabeza la tengo llena de dudas, sin duda alguna la chaqueta que encontré era de una mujer adinerada. La negativa de mi padre a decirme quien es, me tiene preocupada.

Veo en el estacionamiento el auto de Zara, por lo que supongo se encuentra en el dormitorio, subo las escaleras, pero al tratar entrar al dormitorio lo encuentro cerrado, algo totalmente extraño cuando Zara se encuentra en el.

Escucho gritos amortiguados y la voz de un hombre por lo que supongo que se encuentra con alguien, intento introducir mis llaves y abrir pero la puerta no abre, lo que quiere decir que cerro por dentro, los fritos se repiten, pero son de dolor, alguien le está haciendo daño.

—¿Zara?¿Estás ahí?— No escucho respuesta alguna, intento abrir de nuevo pero la puerta no cede.

No se que hacer, de pronto un chico de dos habitaciones adelante sale, me acerco a él desesperada

—Necesito que me ayudes— Le tomo el brazo y lo jalo hacia nuestra puerta

—¿Qué pasa?

—Mi compañera de habitación está dentro, estaba pidiendo ayuda pero ya no me responde— El chico me mira preocupado, se dirige a la puerta y me pide mi llave, trata de abrirla, la golpea y empuja, sin obtener resultado— Llama a la administración, ellos sabrán como abrirla

Tomo mi teléfono para llamar pero recuerdo que el numero lo tiene Zara, por lo que decido llamar a mi padre en su lugar, no me responde a la primera, vuelvo a llamarle hasta que responde.

—¿Qué pasa hija?

—Necesito que vengas— Mi voz suena temblorosa— Alguien está en nuestra habitación y tiene a Zara dentro

—¿QUÉ?— Grita de pronto— ¿De que hablas?

—Escuche a Zara gritar e intente entrar pero la puerta está cerrada— Suelto un sollozo— Le están haciendo daño

—Voy para allá, tranquilízate

Corta la llamada y volteo a ver al chico que sigue intentando entrar al cuarto, empuja desesperadamente la puerta pero no logra abrirla aun.

—¿Llamaste a la administración? — Me pregunta, niego con la cabeza y le digo que no tengo el número— Yo lo tengo, espera

Sale corriendo a su habitación y vuelvo a tocar la puerta gritando el nombre de Zara, se escuchan ruidos adentro, anunciando que alguien se encuentra adentro y es claro que no es Zara.

—Ya he llamado— El chico regresa corriendo y me mira nervioso— Escucha, tienes que calmarte— Toma mis manos entre las suyas y las aprieta

Seguimos intentando abrirla, seguimos empujándola y metiendo la llave, las ideas se han acabado y ya no sabemos qué hacer.

—¡EMMA! — La voz de mi padre invade mi cuerpo de alivio, salgo corriendo a verlo y lo abrazo, me percato de su caja de herramientas que trae en su mano izquierda—¿Estás segura que Zara está dentro? — Sus ojos lucen nerviosos y furiosos al mismo tiempo

Asiento, vamos rápidamente al cuarto, mi papá empuja la puerta y al no ver respuesta toma el mazo y lo estampa contra la chapa de la puerta, tras varios golpes la puerta cede, estampa la puerta contra la pared y no podemos creer lo que vemos.

Mi corazón se había roto, no podía creer lo que veía y mi padre estático en la puerta tampoco, el chico que se encontraba ayudando soltó un sonido de sorpresa, la imagen ante nosotros era terrible y no creo que la fuéramos a olvidar fácilmente.

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Hola, hola

Lamento la tardanza, después de la época de fiestas estamos de regreso.

Les deseo un feliz año a todos (Un poco atrasado) espero que este año cumplan todos sus propósitos y que sigan aquí conmigo y el transcurso de esta historia.

No queda mas que agradecerles por estar aquí, leer esta historia y votar por ella.

Muchas gracias y mis mejores deseos para todos. 

El placer de lo prohibido (EN EDICIÓN) || Placeres Prohibidos #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora