Tres

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Las horas pasaban y Tom se había quedado en casa viendo un poco de televisión.

Edd y Matt fueron a una pequeña cita que habían programado hace un tiempo, en realidad, no sabía nada hasta que los vio salir por la puerta con una sonrisa.

-Maldita sea- otra vez ese dolor de estómago, no sabía cuál era la causa, muchas cosas pasaban por su cabeza.

Estaba confundido, quería entender lo que le sucedía, sin embargo, llegaba a la conclusión de "¿a quién le importa?".

A veces, su mundo se destruía con el paso del tiempo, con el paso de palabras e incluso con las sonrisas.

Llevo sus palmas a ambos cachetes, encontraba aburrido, a nada le encontraba interés.

Tal vez él podía ser feliz, tal vez en otra vida.

Incluso si sus cachetes ardían las lágrimas no podían salir, hace unos meses desperdició tantos litros de ese líquido salado que sentía que ya no era parte de él.

Por cosas de la vida, cuando no había nadie observándole entraba al baño y en el espejo se miraba sus extrañas cuencas buscando algo dentro de ellas, pero estaba vacío.

Se despreciaba, se odiaba y se lastimaba con cada insulto que se decía.

"Cobarde", ¿acaso esa era la palabra para definirse?, "¿Débil?" "¿Idiota?", yo le diría Humano.

Todos cometemos errores pero, nadie puede hacer cambiar la mente de alguien lastimado. Si tan solo Tom se diera cuenta de aquello.

Después de algunas horas viendo el aparato que trasmitía canales sin gracia, se levantó con pesadez y dando pequeños suspiros se acercó a la ventana observando qué es lo que hacía la gente, pero hubo alguien que le llamó su atención. Un joven de cuernos estaba sentado enfrente del patio.

"El tipo del cigarrillo de nuevo" pensó.

Larsson al darse cuenta de que por fin lo había visto levantó la mano dando un saludo, de inmediato se dio cuenta que traía el pañuelo rojo de la que había hablado con Edd.

Nervioso abrió la puerta.

-¿Qué demonios haces?- preguntó el de cabellos puntiagudos.

-Me pareció linda esta casa- dijo con sarcasmo -De hecho, siempre estoy aquí sentado.

Para Tom ese tipo era extremadamente raro, pero no le importaba.

-¿Acosador he?- se cruzó de brazos -Eso va contra las leyes.

-Fumar en la escuela lo es y supongo que besarse con hombres también.

Inevitablemente se acordó que el tipo extraño con el que hablaba era el mismo que le robó un beso. Su corazón comenzó a latir rápido, hubo tiempos donde era demasiado débil, pero él pensaba que eso ya había quedado en el pasado.

-¡Tú me obligaste!- respondió con rapidez.

-Ha Ha Ha- se levantó del pasto para caminar hacia el de menor estatura -¿Dónde está el chico frío?

El británico solo daba pasos hacia atrás, por alguna razón la mirada de Larsson estaba sin brillo.

-Ah, yo...- mordió su labio inferior -No lo sé.

Tord se detuvo por un momento.

-¿Quieres divertirte?- preguntó con una sonrisa de lado a lado, actuaba como si nada hubiera pasado.

¿Enloquecemos Juntos? -TordTom-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora