Los meses habían pasado y ellos se habían vuelto, más que extraños, una pareja completamente "normal".
Tom insistía que sus mejores amigos debían conocer al amor de su vida, sin embargo, Tord se negaba cada vez que se lo decía o desviaba el tema.
-Pero, ¡no seas infantil Larsson, solo será una cena!- en aquella habitación había empezado una discusión que ya se había vuelto rutina.
-No, no, no- seguía sosteniendo un cigarrillo que había permanecido sin ser exhalado, acabándose poco a poco por su cuenta.
-Dime una razón.
-No quiero simplemente, o al menos no estoy listo, te recuerdo que te enteraste que ellos salían por accidente- dijo victorioso.
-¿Y tú como demonios sabes eso?- mantenía aquella seriedad, que desde que conoció a Tord nunca abandonó -Digo, ya no se me hace extraño que sepas cosas de mí.
-No vamos a empezar amor, ya te dije que todos se enteraron de eso en el instituto, los chismes suelen ser fuertes.
El británico se lanzó en el sofá boca abajo, a pesar de su esfuerzo no podía ganarle a su novio.
-Vamos pequeño, algún día haremos aquella cena- se acostó a su lado mientras acariciaba el cabello del contrario con ternura.
-Si es que no se casan antes- respondió con desgano.
Larsson rio.
-Demonios, si a mí se me hizo complicado pedirte ser mi novio, ¿cómo te pediré que nos casemos?
-De la misma manera estúpida que lo hiciste, aún lo recuerdo.
-¡Ya pasaron meses!
-Lo suficiente para acordarse de tu "ah... ah... yo, quiero ser la mantequilla de tu cuchillo", fue tan gracioso.
El británico estaba a punto de estallar en risa, pero tenía razones por la cual no hacerlo, uno, a Larsson no le gustaba que riera, dos, sabía que se había esforzado demasiado en pedírselo.
-Eres tan bellamente cruel- Tord le dio un pequeño beso en su mejilla, intentaban no besarse en los labios ya que Tom se había lastimado mientras comía.
-¿Sabes? Me siento tan débil cuando me besas- señaló donde los labios del noruego habían tocado -¿Qué es lo que me haces Larsson que me rindo ante ti?
-Soy guapo, ya te lo había dicho- rio mientras entrelazaba sus dedos con los del menor.
-Lo que tú digas.
Pero no todo en ellos era color de rosa, también tenían dificultades, pero le afectaban más a Tom, solía comportarse a veces como una novia en vez de lo contrario. Cambiaba repentinamente de humor, cuando iban a la casa de Tord, quien le había hecho un cuarto lleno de mantas, se quedaba a dentro por horas, gritándole al noruego que lo dejara solo.
Pero aunque no lo crean, Larsson sabía el porqué de ese extraño carácter, pero se quedaba callado, por egoísmo, posiblemente no entiendan, pero éste es el principio.
-Me debo ir amor- Tord comenzó a caminar a la ventana donde todo empezó.
-¿Tan pronto?- preguntó mientras le seguía con un puchero.
-Sí, tengo cosas que hacer, pero volveré cuando me necesites.
-¿No puedes estar todo el tiempo conmigo?
-Tengo cosas que hacer, debo terminar algunos asuntos, créeme que amaría estar contigo.
En la escuela apenas y lo veía, solo cuando se dignaba a hablarle, porque en realidad el de cuencas no sabía en qué salón iba.
-¿Te veré mañana en el día?- preguntó con ansias pero aun con expresión apática.
-Eso espero... ahora sabes que debes hacer- abrió lentamente la ventana mientras le daba una última mirada a su pareja -Parpadea.
-Te veo mañana Larsson.
Y así nuevamente cumplió la acción, sin embargo, esta vez no era de día, seguía parado enfrente de la ventana que dejaba ver la hermosa luna.
-¡Amor!- exclamó una voz que solo hacía eco en los oídos de Tom -Te he mentido, ahora sí, ¡parpadea!
⛔
-Tom, pequeño dormilón- la voz de Edd lo llamaba por séptima vez -Vamos, no seas un niño pequeño y ven a desayunar.
Tom abrió los ojos dejando ver sus cuencas vacías como siempre, pero admiradas por alguien como nunca.
-¿Qué hiciste de comer?- preguntó algo cansado.
-Muebles- el sarcasmo no se le daba nada bien.
-Que gracioso amaneció el bello Edd- habló Matt recargado en el marco de la puerta.
Gracias a los meses, la pareja pudo hablar acerca de sus problemas dándose un tiempo, el cual fue inútil, ya que a los dos días volvieron a salir como si nada hubiera pasado.
-Oye Thomas, encontré este pañuelo en el patio- habló en un tono diferente, algo más formal -¡Supongo que es tuyo!
No faltaba describir aquel pañuelo, sabíamos que el dueño era el chico de cuernos, bueno, tal vez solo el británico.
Aunque él ansiaba contarle lo más pronto acerca de Tord, pero le impedía la promesa que terminó haciendo sobre darle tiempo.
A veces amaba el misterio de Larsson, pero no quería continuar así, debía poner un fin y eso haría. Descubriría que hacía cuando no estaba con él, si lo engaña, en qué salón estaba, si lo engaña, cuál es su horario, si lo engaña.
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¿Enloquecemos Juntos? -TordTom-
FanfictionObra originalmente creada por Smirnoof. ¿Dónde estás? Ven y reclama tus derechos de autor, eso me haría feliz, no solo a mí. Personajes tomados de la serie Eddsworld, creación de Edd Gould (QEPD)