Capitulo 44

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Ángela

Hablando de la entrevista que nos hizo Moría y su panel, me sentía gloriosa, gané y esa felicidad se la hice saber a Agustín.

Con los chicos nos tocó hacer nota, tanto por separados como juntos.

-Antes de terminar la nota te quiero preguntar por Agustín Casanova, ¿pasa algo? - Me pregunto un periodista

-Una amistad muy profunda- Y seguí aclarando, pero en mi cabeza pensaba que yo quería más que una amistad

-¿No crees que podría ser una amistad que trascienda?

-Uno nunca sabe, puede pasar, puede trascender, pero no puedo hablar a futuro. Hoy no me pasa.

Y me considero una estupida, pero teníamos un acuerdo con Agustín y lo iba a cumplir, Aunque ya no quedara mucho por salvar de lo nuestro.

Seguimos con las entrevistas y entre fotos, nos sacábamos entre nosotros; después de toda la locura que nos genero el hacer la rueda de prensa, más tranquila decidí hacer un vivo, en el cual hable de él y en uno de los comentarios, el papa de Agustín, me pregunto dónde estaba su hijo, y hasta donde yo sabía, se había ido con Gastón y Stefi a la fiesta de Renault.

Al llegar a casa, Juan estaba en la puerta junto con Tomás, me había olvidado que venían.

-Mil perdón- Les dije cuando abrí la puerta de mi departamento.

-No pasa nada, ya sabemos- Dijo Tomas.

-Me enganche con un vivo, y me olvide que venían.

Con ellos, como de costumbre, nos tiramos en el sillón y elegimos una película para mirar; se quedaron hasta tarde, y cuando por fin ya estaba lista para ir a dormir, me suena el timbre.

-¿Quién?- Pregunto

-Agus- Me responde del otro lado de la puerta, y ya sentía que me faltaba el aire, ¿Qué hace acá?, pensé.

-Hola- Lo salude aun sorprendida- Pasa

-Perdón que vine sin avisar. - Me dijo

-No pasa nada, ¿Quién te abrió?

-Un pibe que me lo cruzo cada vez que vengo, creo que hace lo mismo que yo- Me reí imaginando a que se refería, pero quería oírlo de su parte.

-¿Y que hace que supuestamente lo comparte con vos?

-La acción compartimos, la mujer no, creo- Me miro insinuante

-Ojito con lo que vas a decir, porque no te lo perdono. - Lo apunte con un dedo y él rio- ¿Queres algo? Todavía quedo tu helado de porquería.

-Ojito te digo yo ahora, ¿Todavía sigue?

-Acá nadie come eso- Me defendí

-No, no quiero nada gracias.

-¿Y puedo saber qué haces acá?- Pregunte cuando nos sentamos en el sillón

-Quería estar un rato contigo. - Y le hice caras por esa última palabra. - ¿Ya te ibas a dormir? - Me miro de arriba abajo.

-Algo así.

-Me voy- Dijo parándose, pero lo tome de la mano, él se encargó de entrelazar nuestros dedos.

-Quédate- Pero cuando lo dije, sonó a suplica.

Subimos a mi pieza, él me pidió permiso para quitarse su pantalón, a lo cual le dije que sí, obvio que sí, mientras lo hacía, lo vi, Dios, no puedo así, no puedo mantener mi autocontrol con él en mi cama con solo dos prendas en su cuerpo.

Pequemos, por favor.

Pusimos una película, la cual, claro, no miramos, porque apenas apoye mi cabeza en su pecho, él comenzó a acariciarme; no le alcanzo mi espalda, que me abrazo para apoyar su mano en mis piernas, y haciendo un camino de caricias, la metió debajo de mi remera.

Sentí perder el control, ya fue, pensé, actúa Ángela.

-Quieta- Me dice, colocando sus manos en mis caderas, cuando intento moverme.

-Agustín- Y la forma era en reto, no en un gemido. - Me estas torturando- Le digo cunado nuestras miradas se cruzan en diferentes niveles.

-Ojos por ojos, Ángela- Me dice él

Vuelve a clavar su lengua entre medio de mis piernas, siento sus manos aun apretando mis caderas para que no me mueva, pero al sentirlo en aquel lugar, mis uñas se clavan en sus manos.

Cuando coloca su cuerpo arriba del mío, con sus manos abre un poco más piernas para acomodarse bien, me mira, y en su mirada puedo ver un plan que se está tramando, prepárate, me digo mentalmente. Siento como entra despacio en mí, pero me obligo a no cerrar mis ojos por el placer que me provoca, no le voy a dar el lujo de verme así, pero el gemido que se me escapa, él ya sintió triunfar.

-Movete- Le digo cuando él no lo hace

-Si lo hago, terminaras antes que yo, y esa no es mi idea.

Intento contener una risa, mis ganas de moverme y mis manos dejan de acariciarlo; con mis piernas, me sujeto con fuerza a su cuerpo, y espero, en silencio, a que él hable.

-Dale, Agustín, se me están acabando las ganas- Le digo, cuando él no activa a nada- Me estas poniendo nerviosa, me estas mirando mucho.

-Se cómo volverte a calentar, Ángelita, ya te conozco en todos tus aspectos.

-Ni se te ocurra tomar esto como el pago de la apuesta. - Es que no quiero perder oportunidad de volverlo a tener.

-¿Entonces?- Me pregunta, y me acuerdo una parte de un capítulo de Simona.

-Entonces, cállate y haceme tuya.

Y lo hizo, como nunca antes; sus embestidas eran con delicadeza, como queriendo decir algo en ese momento, pero mi cabeza lo único que pensaba, era en él, dentro de mi cuerpo.

Todo lo que se podía escuchar en aquella habitación, eran nuestros gemidos, susurros de nuestros nombres.

-Todavía no termine contigo, igual. - Me dijo acostándose a mi lado- Solo te estoy dando un rato para que puedas tranquilizarte.

-Necesito dormir, mañana tenemos ensayos.

-Es la previa de la apuesta, solo para que empieces a aprender que conmigo las cosas son así, cuando me pones a prueba.

Y en la segunda entrega, todo fue más tranquilo, sin palabras, solo miradas, de vez en cuando y algún gemido delator de todo el placer.

"Vivir al ritmo de tus gemidos" 

No me da la cara para ser más especifica con estas cosas! Juro que quiero, pero no puedo.. 

Porque Fuiste Tu;  Angestin (terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora