—Tenemos una hora hasta la reunión de orientación —dijo Diane cerrando la puerta detrás de ella.
Era nuestro segundo día en la universidad, aunque todavía no habían comenzado las clases. Diane y yo nos habíamos encontrado en la sala para ir juntas al salón común, que estaba en la entrada de la residencia, para conocer a más personas y preguntar sobre aquella fiesta de bienvenida. Yo, por mi parte, también quería ver si había una máquina de cafe, así por fin podría ingerir algo de cafeína.
—No perdamos tiempo entonces —contesté comenzando a caminar hacia el ascensor.
—Estamos en el segundo piso, ¿por qué quieres ir por el ascensor? —preguntó ella, mirándome como si fuera un bicho raro. Oh no, alerta de compañera deportista. Debí suponerlo cuando me dijo que estudiaría nutrición.
—¿Para no hacer ejercicio? –pregunté-afirmé irónicamente. Había gente que le tenía miedo a los ascensores, bueno, yo le temía a las escaleras y cualquier otra cosa que hiciera que mi cuerpo tuviera que moverse de más.
—¿Cómo haces para mantener tu cuerpo así entonces? —recorrió mi cuerpo con sus ojos exageradamente, reafirmando su pregunta.
—Es un don querida Diane —reí mientras tocaba el botón del ascensor —. ¿Vienes?
—Yo iré por las escaleras —contestó, para luego desaparecer por las escaleras que estaban a mi lado. Genial, ahora me sentía demasiado perezosa.
La puerta del ascensor se abrió y entré. Toqué el botón con el número "0" y volví a mirar hacia el frente, cuando vi que un chico venía corriendo en mi dirección. Puse mi mano entre las puertas para que no se cerraran, mientras intentaba no reirme de la cara de desesperación del chico y los rizos que golpeaban su frente. Si no hubiera sabido que yo probablemente también me veía así cuando corría, hubiera soltado mi risa.
—Gracias, muchísimas gracias —me dijo el chico con su respiración agitada, mientras se apoyaba contra una de las paredes y se tocaba el pecho con su mano —. ¿Por qué estás tan tranquila? Estamos llegando tarde a la reunión de orientación.
—Amigo, la reunión comienza en una hora —contuve la risa mientras veía como él miraba su reloj con los ojos muy abiertos, y luego se golpeaba la frente con la palma de su mano.
—Mierda, necesito un café —dijo bajando la cabeza, y no pude identificar si fue por cansancio o vergüenza.
Iba a contestarle cuando las puertas se abrieron, dejándome ver a una Diane aburrida, con los brazos cruzados, mirándome fijamente.
—¿Cómo puedes tardar tanto en bajar dos simples pisos? Y por ascensor —habló ella.
—Es que... Tuve un pequeño inconveniente —reí mirando hacia atras, donde el chico del ascensor salía rascándose la nuca con incomodidad —. Oye —lo llamé antes de que se fuera —. Si encuentras ese café avísame.
—Lo haré —contestó con una media sonrisa, y desapareció detrás de la puerta que daba al gran salón común.
—Está buenísimo —soltó Diane a mi lado, a lo que yo la miré con mis ojos entrecerrados.
—Yo no diría buenísimo, diría... lindo, de la forma adorable, no caliente, además, ¿tú no tenías novio? —pregunté riendo.
—Sí, pero eso no significa que no pueda mirar —me guiñó un ojo y comenzó a caminar hacia la puerta del salón común.
Solte una risa mientras la seguía. El salón común parecía aún más grande que el día anterior. Había varias personas sentadas en los sillones, otras que hablaban, y algunos como nosotras, que miraban todo con asombro. Definitivamente se notaba a kilómetros que éramos los nuevos.
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Odiando amarte
RomantizmVenus Vogel no cree en las relaciones, está negada a ello, y más ahora que comenzará a cursar en la universidad su carrera soñada, y no quiere arruinarlo. Zeth Connery es un chico tímido, alegre, cursi y completamente tierno, aunque no todo es lo qu...