1

1.6K 32 0
                                    

El trabajo era su principal prioridad, después de que tres años antes se prometiera jamás enamorarse.

Era obvio que tenía citas como cualquier mujer soltera a su edad, salía con hombres, intercambiaba números con extraños y de vez en cuando tenía una pareja estable, aunque la palabra estable no fuera un sinónimo de amor, al menos no para ella.

Se suponía que debía estar buscando un esposo, se suponía que debía estar planeando un futuro con alguien, se suponía que ya no le debía doler el daño que él le había hecho a su corazón, pero no era así, lo extrañaba más cada día, era una agonía lenta y difícil que le sacudía el corazón y le recordaba que el amor no era para ella.

Alex caminaba apresurada, el cielo estaba empezando a nublarse interrumpiendo la luz natural del día. La chica del clima había acertado de nuevo al asegurar que la lluvia llegaría después del mediodía. La castaña suspiro, intentando avanzar rápidamente entre la gente, aun debía recorrer tres cuadras más en esos tacones que le estaban lastimando los pies y peor aún, las primeras gotas de lluvia comenzaban a caer.

Decidido refugiarse bajo el techo de un local que se dedicaba a la venta de teléfonos y accesorios, no conocía mucho esa calle, ni siquiera conocía bien la ciudad. Se había mudado ahí seis semanas antes debido a un traslado de la compañía donde trabajaba, tenían pensado ampliar su mercado y eso significaba la creación de nuevas oficinas al otro lado del país. Alex volvió a suspirar, vaya hora en que se le había olvidado el paraguas en el interior de su coche, si eso no era mala suerte no estaba segura de que lo fuera. Se rasco la cabeza, la lluvia aumentaba de intensidad y solo podía pensar en dos soluciones para el problema

1. Correría las últimas tres cuadras empapándose en el proceso o,

2. Esperaría por quien sabe cuánto tiempo a que la lluvia parara.

Entonces el fuerte sonido de un trueno se hizo presente y opto por la primera opción

Corrió tan pronto como pudo, seguramente la gente la juzgaría como una persona inestable mentalmente, ella hubiera hecho lo mismo si de pronto una mujer en tacones corriera por las calles mojadas como si un espíritu la persiguiera. ¿Quién en su sano juicio correría así?

Ya solo faltaba una cuadra cuando se topó con el semáforo para peatones en rojo, intento recuperar el aire fracasando inmediatamente porque cuando alzo la vista sus ojos se encontraron con una mirada al otro lado de la calle, un hombre de cabello oscuro la veía fijamente, su rostro no expresaba ninguna emoción y aun así era suficiente para que Alex sintiera los recuerdos amontonarse en su cabeza, golpeándola una y otra vez con imágenes tristes de cuando estuvieron juntos, cuando ella lo amo y el, el simplemente jugo con ella.

La luz del semáforo cambio, reflejando el color verde, las personas avanzaron para cruzar la calle y ella se obligó a hacer lo mismo, aunque cada paso era más pesado que el anterior. Alex sintió que la lluvia se detenía cuando su cuerpo quedo a centímetros de distancia de aquel hombre, cada segundo se volvió eterno, mientras olía con claridad el perfume de él, ¿por qué seguía usando la fragancia que ella le regalo en su segundo mes juntos? Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando su cuerpo estaba al otro lado de la calle.

Llego al estacionamiento sin siquiera voltear, no iba a dejar que la afectara de nuevo, no después de todos los años que siguió amándolo en silencio, sin saber exactamente por que el había decidido jugar cruelmente con sus sentimientos.

-No Alex- se recordó a si misma -ese idiota no merece tus lagrimas- subió al coche empapada por la lluvia y condujo tan rápido como pudo hacia su departamento.

Lleno la tina de agua caliente y permitió que su cuerpo se relajara por unos minutos.

¿A quién quería mentirle? Llevaba tres horas mirando el televisor sin prestar atención a las palabras de los presentadores, contemplaba el cambio de imágenes en silencio, pero su mente estaba en otro lugar, uno al que evitaba regresar cada vez que el volvía a su memoria. ¿Por qué tenía que volver a verlo?

Después de un corazón roto (Lily Collins, Aaron Taylor Johnson, Logan Lerman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora