| Voltron | ••• Secreto Estelar [Shiro x Lectora]

Episodio 6: Estrellas Fugaces

Holi :'D
No me maten por que este personaje siempre tiene frío,
es importante para la historia, ¡Lo juro! 

Disfruten :D ...

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Hacía frío.

Acababa de despertar y me sentía desorientada, frente a mis ojos había un cristal que separaba mi cuerpo del exterior. Agaché la cabeza y miré mis pies, tenía las piernas cortas –por lo que supuse, era más joven que ahora, pero no sabía cuánto– además estaba extrañamente descalza. Parpadear era un reto para mí pues, cuando cerraba los ojos era cada vez más difícil abrirlos, cuando podía, veía hombres con armaduras, su piel era morada y sospeché que fueran galra, iban de un lado para otro, de sur a norte o viceversa, pasaban en frente de mí y ni una mirada me daban, era como si fuera invisible. Pocos segundos después, el vidrio desapareció, mis piernas flaquearon y caí de cara al suelo, azotando mi mejilla contra el duro metal.

Aquello dejaría un moretón de varias semanas...

La transmisión se cortaba y comenzaba una nueva secuencia: veía las cosas desde un punto demasiado bajo, muy cerca al suelo, mis pequeñas manos eran sujetadas por unas diminutas esposas, dos hombres iban delante de mí y dos atrás, estos últimos me presionaban golpeando mi débil espalda con la culata de su arma, obligándome a ir más rápido a pesar de que mis pies no me lo permitieran, tropecé en varias ocasiones gracias a sus empujones, lo único que hacía era provocar su risa. Mis ojos hacían un esfuerzo sobre humano para continuar atenta a mi alrededor. Mis ojos se cerraron y de ahí no se abrieron.

Ahora estaba dentro de una sala, atada, con antojeras a los lados de mis ojos, supuse que era la primera vez que estuve en el laboratorio, sin embargo, no estaba acostada, la camilla estaba posicionada de manera vertical, exigiéndome a permanecer de pie. Frente a mí, había un tablero con datos genéticos, diferentes porcentajes, mostrando los nombres de algunos planetas, la letra era tan extraña que no podía comprender su significado, también marcaba mi tensión arterial, pulso cardíaco, frecuencia respiratoria y temperatura, siendo esta última la más baja de las cuatro. Seguía con el rabillo del ojo los movimientos de los galra que trabajaban cerca de mí, unos tenían bolsas con un líquido espeso que variaba de tonalidades, no obstante, olían a lo mismo: óxido, hierro... Sangre. ¿Por qué eran todas tan diferentes? Unas rojas oscuro, otras verde, azul e incluso rosa.

Dime que estoy alucinando.

Ponían en contenido de las bolsas en unos cilindros inusuales con válvulas que bombeaban aquello, cada tipo en un contenedor diferente. Posteriormente una mujer con mascarilla se aproximó a mi cuerpo y en diferentes partes de mi cuerpo insertó mortales agujas, como en ambos pliegues del codo, en los dorsos de las manos, casi en las axilas, un par en las ingles, por las rodillas y en los pies. Cada una se unía a un cilindro por un tubo transparente, todas las sustancias ingresaban a mi cuerpo al mismo tiempo, sintiendo cómo mi cerebro bombeaba, en lugar del corazón, juraría que mis ojos estaban a punto de salir de sus cuencas y poco a poco todo se fue deteniendo.

Los números que estaban marcados en la pantalla habían cambiado, los porcentajes habían aumentado junto con el resto de signos vitales, menos la temperatura, que había descendido más, lo cual era imposible.

Me sentía extraña, sucia. La Galra retiró las doce agujas de mis extremidades y procedió a pincharme con una diferente en una vena que se encontraba debajo de uno de los primeros huesos del dedo gordo, esa no se conectaba a los cilindros, en cambio, lo hacía a una esfera que protegía en su interior un líquido de color celeste claro. Cuando éste entró sentí una sensación agradable, pero cuando fue demasiado, empezó a quemar.