—Shiro, ¿Qué estás esperando? —Pregunté mirándolo, inclinando la cabeza hacia la izquierda. Aquella acción lo conmovió, bajó el filo de la espada y apartó la mirada—, hazlo.
Con la mano tomé la hoja del sable y la acerqué a mi cara, sentí algo cálido resbalar por ambas mejillas, ¿Eran acaso lágrimas? Miré con insistencia al humano, esperando que aunque fuera un mísero segundo, me devolviera el gesto. Por los pasillos donde estaban los que observaban la masacre había soldados Galra corriendo para entrar en la arena.
Jalé la espada en un intento que el azabache me hiciera caso.
—Shiro, por favor —le rogué—, si no haces esto ahora, ellos lo harán eventualmente.
Fue ahí cuando me vio, su rostro hizo que mi corazón se encogiera y presenciara que lo estrujaban brutalmente. En sus ojos vi que no sería capaz de hacerlo, por más que hubiera luchado en la arena, por más alienígenas que tuviese que herir para seguir con vida, por más que tuviera elección, él no me haría daño alguno.
— ¡Hazlo, maldita sea! —Lloré agarrando ambos filos de la espada entre los dedos y haciendo presión, algunos delgados hilos de sangre caían por ella—, ¿No lo entiendes? Puedes ayudarme si lo haces ahora, sino ellos me matarán de forma lenta...—él dudó, solté la espada y dejé caer la cabeza al suelo, gimoteando —, ¡Si quieres salvarme, mátame ahora!
La espada se levantó sobre mi cabeza, suspiré aliviada esperando el momento decisivo en el que mi mente se nublara y no volviera a ver nada más, quizá la luz blanca al final del camino, pero fuera de eso ya nada. La multitud pareció enloquecer, no obstante de un segundo a otro hubo silencio, más silencio del que nunca había oído en toda mi vida, si un alfiler se llegara a caer, estoy segura que el azotar de su cabeza contra el suelo podría oírse a kilómetros de distancia. Cerré los ojos con esmero, mis tímpanos zumbaron, ¿Así se sentía morir?
Con fuerza, Shiro dejó caer el peso de la espada. Más no en mi cuello, sino en el suelo.
— ¿Qué estas...? ¡Era a mí no a...!
El chico pelinegro, peliblanco, da igual, se dejó caer de rodillas delante de mí, levanté la vista confundida, y ahí estaba él, mirándome con pesar, de nuevo me estremecí por dentro, fue como si en realidad mi corazón respirara por primera vez, estaba impresionada, le había ofrecido lo más importante para mí, tuvo la oportunidad de acabar conmigo y sin embargo me había perdonado la vida.
—No puedo —se reprimió viendo al suelo—, no puedo matar a alguien como tú, jamás podría. Tú...
Levantó la mano para acariciar mi mejilla. Oh, Quiznak, era el primer contacto ajeno que mi cara sentiría, pudo haber escogido mi muñeca, mi cabello o mi brazo, que habían sido tocadas innumerables veces por distintas personas, pero no. Optó por mis pómulos. Cuando sus dedos estaban a escasos centímetros de mi piel, un soldado tacleó a Shiro y lo llevó lejos de mí.
Era Myce.
— ¡No, espera! —grité siguiendo la serie de movimientos bruscos que hacía Shiro para escapar.
Dos pequeñas agujillas se incrustaron en mi espalda, gemí de la impresión y llevé mi mano a la zona de dolor, con las yemas tanteé que era un artilugio metálico con forma de cubo estirado, con impaciencia lo agarré y me lo arranqué, sin embargo, la mayor cantidad de líquido ya se había introducido en mi organismo. Me sentí pesada, en una nube, mi cuerpo cayó inerte al suelo y me golpeé la cabeza.
Me removí en mi lugar un poco incómoda, mi cerebro hizo un recuento de lo sucedido con anterioridad y al recordarlo mi cuerpo se levantó alarmado, me asomé por el postigo de la puerta, no había nadie. Ni Myce, ni Dex, ni Shiro, estaba sola y volvía a tener frío, indagué que el final del quintante estaba próximo, ya que las luces solían disminuir un poco la luminosidad cerca a esa hora. Llevé mis manos a los costados para hacer fricción en ellos y no perder el calor que poco a poco abandonaba mi cuerpo, respiré profundamente tratando de tranquilizarme, pero había algo inusual; ningún aroma paseaba nuevamente por el aire, no se colaba por la rendija de calefacción ni mucho menos evadía los cerrojos de las puertas para continuar su libre albedrío., en menos de un tic mis sentidos se agudizaron al sentirme tan desprotegida, sin Myce aquí, sentía que podría pasarme cualquier cosa, mis oídos solo eran capaces de escuchar el sonido de mis propios pasos.
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| Voltron | ••• Secreto Estelar [Shiro x Lectora]
FanficUna creación quimérica será suficiente para hacer temblar a la Tierra de miedo, junto a sus pobladores. Una alienígena controlada por la bruja del imperio tendrá que enfrentarse a muchas cosas para sobrevivir, amigos, familia, y todo se vendrá abajo...