Capítulo 10 "Cliché"

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Capítulo 10 “Cliché”

Venecia

Después de un día entero viendo películas de amor, comiendo helado y unos diez paquetes de Oreos Caroline cayó rendida. Digamos que no fue una tarde fácil, después de que se calmara agarre unas cuantas películas, al principio se negó, dijo que eso era muy cliché y que no la ayudaría en nada. ¡Ja! No soy yo la que está totalmente rendida ahora. Paso toda la tarde llorando y riendo, ya que agarre unas cuantas películas dramáticas y otras de comedia.

Fue a la cocina a guardar el helado que había quedado y recogí la basura del cuarto, cuando llegue Mario le pediré que pase a Carolina a su cuarto…

Hablando de Mario, ¡él sigue con mi auto! Diablos, enseguida corrí al cuarto a tomar mi teléfono para marcarle a Mario. Al tercer pitido contesto.

-Hola Gigi. –dijo Mario en la línea, Gigi era un viejo apodo de Mario, por mi obsesión con la serie Gossip Girl-. Voy en camino.

-¿Dónde diablos estabas Mario? –pregunte enojada, le había dado el carro para que diera una vuelta y que yo sepa, el no van en burro, va en mi precioso Audi blanco -. Se supone que era una vuelta no un viaje ida y vuelta a New Jersey. –Refunfuñe al teléfono-. Sabía que no debí prestarte mi bebe.

Mario bufó. -Bye Gigi. –colgó Mario.

¡COLGO, C-O-L-G-O!

¿Y este que se cree?

En ese instante se abre la puerta del departamento y entra Mario con una sonrisa en su cara.

-Ahora podrías explicarme que hacías con mi auto. –me pare en frente del con las dos manos en mis caderas y exigiendo una explicación-. Esta no son horas de llegada. –fulminé a Mario con la mirada.

-Hola para ti también. –dijo él con sarcasmo, pero a pesar de todo en ningún momento se borró la sonrisa de su cara. Hoy el mundo está raro, sumamente raro. Primero Caroline llorando de la nada y luego Mario sonriendo, no es que el no sonría, pero vamos es tan tímido que es raro verlo sonriendo y más con esa intensidad.

Seguí con mi vista fija en él, dándole entender que la educación no cuadra en estos momentos.

-Lo siento, Gigi. Cuando venía de camino recibí un mensaje de Valerie si quería reunirme con ella. Y bueno, pensé que ustedes todavía estarían resolviendo sus cosas de chicas, así que acepte. –dijo sin borrar la sonrisa de su cara, pero ahora mirándome.

En ese momento toda la furia que tenía preparada para soltar en él se esfumó. Mario había tenido una cita, ¡una cita!

-¿Osea una cita? –le pregunte yo, ahora sonriendo de oreja a oreja y dando saltitos.

-Eso creo. –respondió el, todavía sin quitar esa sonrisita de su cara.

-¡Yupiii! –grité yo y salté a abrazarlo. Era bueno ver a Mario de nuevo enamorado -. ¿Sabes? Creí que no volvería a ver el día en que mi querido Mario O’brien se enamoraría de nuevo. –le dije sonriendo.

-Oye, fue solo una cita Gigi. –dijo el con seriedad, pero apostaría unas 50 dólares que él todavía sonreía.

Deje de abrasarlo y luego pasamos a la sala y nos sentamos.

-Entonces, ¿Cómo te fue? –le pregunté con emoción, no les voy a mentir. Esto es bueno, más que todo si a veces las chicas suelen pensar que es gay.

-Me fue excelente, Gigi. Primero fuimos a un Caffee y conversamos un buen rato. ¿Sabías que sabe tocar el piano, al igual que su hermano? Y habla francés y portugués a la perfección. Sin contar el inglés y el español. – dijo sonriendo, vaya. Nunca me imaginaba que Luke sea ese tipo de chicos -. En las vacaciones de pequeños, no solían disfrutar mucho. Sus papas siempre les colocaban profesores privados para aprender hasta lo más mínimo. De hecho, dijo que el verano en que se conocieron ustedes, fue uno extraño, ya que solo los dejaron porque sus tíos le dijeron que debían darle un poco de diversión. –contó Mario, en todos eso no había dejado de sonreír y tenía un brillo especial en sus ojos. Vaya, este niño va rápido.

ANDROFOBIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora