Capítulo 11 “Comportamientos raros”
Venecia
Estaba frente al espejo pensando en que podría ponerme hoy. O como actuaría frente a Luke, realmente estaba preocupada ya que no tenía ni la menor idea de cómo actuar. Obvio que no me arrepentía de absolutamente nada, Luke se lo tenía bien merecido. Pero yo soy Venecia Bertotti, hice eso porque ya en mi cabeza estaba todo planeado.
1. Llevar al baño a Corleone y distraerlo.
2. Ejecutar el plan.
3. Huir.
4. Salir corriendo del restaurant con mis amigos y dejar el dinero.
5. Resolver el problema con mis padres, lo cual haría hoy.
6. Ignorar a Corleone y no volverlo a ver hasta el viaje. Ahí solo me limitaría a hablar lo más importante –hablo de algo realmente importante- ya que ni siquiera pretendía saludarlo.
¡BOOM!
Resulta que la mama de Corleone es igual, o peor que la mía y tendría que verla, y nada más y menos que en el cumpleaños de uno de los pequeños Corleone’s. Bufé. Tremendo royo en el que me metí, me lavé la cara con agua, me cepillé los dientes y fui a la cocina, al llegar a esta me encontré a Caroline comiéndose una manzana.
-Hey. –saludé a Carolina la cual se encontraba montada en la encimera, estaba tan distraída que ni se percató de que estaba ahí–. ¡Eh, Caroline! –grité esta vez mas alto para que me escuchara.
-Eh, hola. Lo siento, estaba pensando. –dice ella bajándose de la encimera y tomando asiento en la silla.
Tome un vaso, vacié leche en esta y me senté en frente de Caroline-. ¿Se puede saber en qué? –pregunté tomando un sorbo de leche y mirándola.
-¿Qué se trae Mario con Valerie? –preguntó levantando la cabeza y acusándome como si yo supiera algo que no pudiera contar.
Arqueé la ceja.- ¿A qué viene la pregunta? –terminé la leche y coloqué el vaso en la mesa –. Se lo mismo que tú, Caroline. –dije poniendo mis manos en mi quijada y me apoyé en ellas.
-No me dijiste que ellos habían salido el día películas. –acusó una molesta Caroline.
Hice una mueca de curiosidad-¿De qué hablas? –le pregunté, ¿a qué se debe este interrogatorio?
Bufó–.Vamos Venecia, el día que le prestaste tu auto a Mario para que fuera con la rubia chillona. –espetó Caroline.
-Ah, ya. Si, ese día. Salió con Valerie, llego realmente feliz. –suspiré. –Tenías que verlo Caro, lucía realmente feliz, tenía una sonr..
-¿Por qué no me lo dijiste? –me interrumpió una Caroline molesta alzando la voz.
-¿Y a ti qué pasa? –le pregunté ahora yo alzando la voz. Esto me estaba molestando, realmente yo no había hecho nada y ella de repente empieza a ponerse loca.
Si esa es la palabra, loca.
Caroline me miró con amargura. –No se… ¡Tal vez en que ya mi amiga ni me habla! –gritó Caroline.
¿Pero. Qué. Mierda?
-¿Sabes? ¡Yo no soy la que está gritando como una loca! –grité yo y me pare de la silla lista para irme, no sin antes decir. -¿Por qué no te lo dije? ¡No lo sé! ¡Tal vez pensé que no te importaría! ¡Ni siquiera me acorde de eso ayer! –Suspiré y baje la voz esta vez, gritar no nos llevaría a nada más que enojarnos. –Además, ni siquiera puedes hablar de secretos. ¡No soy tonta, Caroline! –grité y me acerque acusadoramente a ella–. ¡Sé que tú y Mario se traen algo, y ninguno ha sido capaz de decirme absolutamente nada! –tras eso salí de la cocina hecha furia y tiré la puerta de mi cuarto.