Cubierta de pies a cabeza en tinta carmesí, cubrí los vestigios físicos del miedo nuevamente con maquillajes y polvos blancos que transformaban mi piel bronceada, la convertían en una seda nacarada, le daba la apariencia de un suave terciopelo iridiscente.
Me dispuse a ir en la búsqueda de ese tipo excéntrico y extraño, pero por alguna extraña razón mis ímpetus se sentían apagados, sentía que la energía y vitalidad que me caracterizaba se había esfumado, como si hubiese sido consumido en ese juego siniestro , cual pergamino en el fuego se había vuelto cenizas que todavía eran capaz de arder.
Era una sensación de disociación del mundo, un sentimiento de estar físicamente en la tierra pero de alguna manera solo era un cascarón vacío en el espacio, solo permanecía allí, inmutable, estática.
La ansiedad dominaba mis acciones, la desesperación se hacía presente con cada latir de mi corazón seco, solo deseaba obtener las respuestas que precisaba en aquel instante. Surcaban por mi mente una fila de recuerdos interminables sobre mi vida,solo me quedaba la nostalgia de esas bellas memorias, mientras me preguntaba como había llegado a esto, digo nunca había sido una niña normal, pero tampoco llegado a estos extremos de la rareza.
Entre ese conjunto de bellos recuerdos apareció un mar de pensamientos surrealistas me embarcaba en una nave sin un rumbo establecido, solo divagaba entre imágenes dispersas sin propósito.
Eran remembranzas de una pequeña niña rubia de unos ojos celestiales, mejillas tersas y rosadas que parecían el más fino de los terciopelos decoradas por unos hermosos y juguetones olluelos, su tez blanca como la nieve , paseaba por aquellos jardines llenos de maleza y cardos espinosos, danzando al compás de la brisa juguetona que revolvía sus rizados cabellos, se le veía con una sonrisa que reflejaba la más auténtica alegría.
Pero de pronto todo se transformó, en un instante la maleza comenzó a crecer desmesuradamente mientras el cielo se tornaba oscuro, las nubes grises cubrieron la luz solar, mientras a aquella criatura angelical se le teñian los ojos de marrón , su cabello rubio fue reemplazado por una melena salvaje color chocolate, su piel pareció pintarse de un matiz moreno acaramelado, el corazón intento escapar de mi pecho al darme cuenta que esa niña morena era nada más y nada menos que una imagen mía en la más tierna infancia, pero toda la ternura desapareció cuando de entre las sombras y la maleza, se escabullía una sombra alta y delgada parecía ser solo una silueta oscura.
Con un movimiento sagaz y certero tomó a mi yo niña por atrás arrastrandola con ella a las sombras.
--Clara debes volver, Clara vuelve- decía la misma voz suave de antes. Lo hacía con un tono que reflejaba verdadera preocupación a mi persona.
Esa voz nuevamente me trajo a la realidad como en otras ocasiones.
Temía al notar que las visiones se hacian cada vez más frecuentes.
Al abrir los ojos pude ver a mi padre frente a mí, Eva y doña Marina lo acompañaban, me miraban con un alto grado de angustia y extrañeza, mi padre me ayudó a levantar del piso y me llevó a la habitación de huéspedes.
-- Es mejor que te quedes aquí Clara-- pronunció con una voz áspera que parecía más de satisfacción que de procurar mi bienestar.
Eva se sentó a mi lado en las polvorientas sábanas turquesa que cubrían la vieja cama, tenía una mirada de compasión y un rostro que parecía más avergonzado que preocupado, sentí una tensión en el ambiente, el aire se tornó pesado y asfixiante.
La tomé suavemente del hombro y con una voz firme pero que reflejaba ternura le pregunté:
-- ¿Qué me ha sucedido? ¿Sabes qué está pasando aquí?---
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Alítheia
Mystery / ThrillerMe he despertado esta mañana sin un sentido aparente, perdida, extraviada en mi propia esencia. Aunque ahora dudo si realmente me pertenece. Mi poesía, mi arte, mi alma; parece ser todo un montaje teatral de una vieja tragicomedia. La realidad parec...