Capítulo XIII

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Cuando la llama del bullicio aparentemente se había apagado, mis piernas ansiosas se presuraron a abandonar esta prisión disfrazada de hogar, cuando de repente, una mano cálida me tomo del hombro con firmeza, me dio la vuelta, y ahi pude ver a un joven cuyos ojos serian la envidia de los zafiros, sus facciones eran suaves y tersas, cada curva de su rostro era como una corriente de agua cristalina fluyendo suave por su piel, esa piel blanca que reflejaba la luz cual espejo regresando un destello sublime. Su cabello de seda negra bajaba por su cuello culminando por debajo de sus hombros, donde una cinta negra a manera de lazo ponía fin a su tropel.

Me quede pasmada un segundo ante aquella noble presencia, cuando una voz profunda pero de una manera que aun no he lgrado comprender era suave, me habló:

— ¿Usted debe de ser la señorita Clara? He escuchado muchas cosas sobre usted, mas nunca imagine que fuera tan agraciada— dijo en un tono burlezco mientras miraba mis ropas improvisadas cubiertas de barro y una sonrisa ironica se dibujaba en sus labios.

Despues de esto se inclino un poco, tomo suavemente mi mano y me dio un tierno beso. Me ruborice de inmediato, aunque el canela de mi piel lo disiulaba un poco. Después se levanto me tomo de la mano y me obligo a regresar. Yo tironeaba intentando safarme de su agarre, me retorcia y empujaba tratando de liberarme, pero el solo se reia levantando un poco su abrigo dejando a la vista una daja con puño de oro y esmeraldas incrustadas, me miro nuevamente con una sonrisa aun mas pronunciada en tono de amenaza.

Los segundos parecían congelarse en la turbiedad de la esena, mientras mi corazón latia tan rápido que sentí sus ganas de rasgar mi piel y escapar por su cuenta, de aquella jaula hecha de carne.

En un acto de mera desesperación clave mis uñas en su muñeca, el reacciono con sopresa y dio un gemido de dolor, mientras yo ejercia cada vz mas presión y sentía como la herida se volvia mas profunda al ritmo que aumentaba mi ira, mis manos se cubrían de un espeso manto de sangre fresca, el carmesí corria entre mis dedos, una risa macabra se asomo desde mi garganta, era un sonido tosco y aspero, mi cuerpo estaba entrado en una especie de frenesí sanguinario que no podía controlar, un deseo hacia la muerte se comenzaba a hacer presente. Lo mire directo a los ojos, su rostro estaba descompuesto por un colosal terror que se hacie presente en sus facciones, su piel ahora no era nacar, sino que se veía traslucida dejando a la vista el violáceo de sus venas.

Me quede mirándolo fijamente con una sonrisa, como si hubiese visto a un demonio frente a sus ojos dio un gran alarido expresando el horror que helaba sus nervios, me empujo con fuerza hacia el piso pero yo me levante con una agilidad sobre humana, cuando menos lo pensé esta rodeada de guardias apuntándome con sus armas, estaba temblorosa sentía como mis musculos se estremecían en la inquietud de mi cuerpo, mis pulmones estaban agotados de ejercer su labor fatigados de tanto esfuerzo para sostener mi respiración agitada, mi corazón se envestia con mas furio contra losmusculos de mi pecho. colisionaban en mi interior la euforia y el extasis del momento, estupor temerario que me dejaba anonadada ante la fuerza que eracapaz de ejercer, en ese momento decidi que no volveria a hui, una voz dentro de mi aclamaba por sangre derramada, y esos deseaos iban a ser saciados cuando uno de los guardia se abalazo hacia mi subestimándome, creyendo que sus armas le darían ventaja, comenze a reir eufóricamente de nuevo, mientras esquivaba una y otra vez de manera casi artística la punta de su espada, se cerco pensando que cedería ante su "imponente" presencia, pero el miedo era cosa del pasado, había sido reeemplazado con el valor y la ira, ahora era mi turno, mientras el se distraía cantando victoria en sus adentros, basto un movimiento para despojarlo de su arma, fueron suficientes unos segundos para dominarlo, saco entonces una daga para hacer su ultimo intento por preservar su vida; con un rápido movimiento le arrebate el arama de su mano y con una fuerza sobrehumana la converti en añicos.

Todos me miraban asobrados mientras el frensei sanguinolento enturbaba mi mirada, una fuerza descomunal exhalaba por mis poros al grado de sentir que desgarraba mi propia piel,permanecían lejos de mi pero sin perdeme la mirada, parecían temerosos de acercarse a la "bestia".

todo el furor de mi ama desaparecio en un segundo cuando Marco, aquel hombre enigmático que siemre se insmiscuia en asuntos extraños, rocio sobre mi un espeso liquido oloroso con tonos de amoniaco, mi visión se fue tornando borrosa, poco a poco mis musculos se rendían y mis extremidades caian pesadamente al suelo. Los parpados se cerraban como cortinas al culminar una obra teatral pero antes de poderse anular mi ision una sombra familiar se filtraba entre la muchedumbre, era aquella mujer que me había atormentado desde hace un tiempo. Parecía que nadie mas notaba su presencia, los guardias permanecían inmutados concentrándome en apuntarme con sus lanzas, al ginal mis fuerzas se desvanecieron y sucumbi ante la tentación del sueño.

Abri los ojos en un lugar deconocido, sombrio y gélido, la poca luz que había era tan débil como una ceniza a punto de extinguirse, me levante del piso con suavidad, no tenia muchas ansias de caminar entre la maraña del miesterio, después de todo eso es lo que me ha metido en tantos problemas. Logre ponerme de pie y solo permaneci petrificada, como un tempano de hielo firme en mi poscicion, no quería empeorar las cosas, no quería retar al destino y que me jugara una mala pasada

-¿De verdad ansas tanto esa libertad?

-Más que nada en esta vida

Si es asi, tienes que estar dispuesta a librar una batalla interminable contra aquellos seres humanos que tienen las alas rotas sin remedio, prepárate para ser odiada por aquellos que cargan en su cuesta un lastre de miedo e ignorancia, tendras que destruirte a ti misma y volverte a armar, desgarrarte el alma para poder volar. Te preguntarás si este sacrificio valdrá la pena y lo valdrá, cada segundo de agonía que parecerá incesante será una chispa que encenderá el fuego interno que aguarda tu salvaje alma.

--¿Me mostraras el camino?

Lo descubriras por ti misma.- Dijo Marco frotandome delicadamente el rostro y con una tetrica ternura chispeante que iluminaba sus ojos, tenia un frivolo carisma que alimentaba mi escozor, pero mientras mas me perdia en su mirada mas me convencia del valor ferviante que latia en mi interior.

De repente, y como si de humo se tratara aquel hombre de aspecto estrafalario se desvaneció en un suspiro, una nube fría se alejaba con mi aliento en sus entrañas.

En esos momentos me di cuenta de que todos estos años habia sido una simple espectadora de esta vida, perdí tanto de mi propia esencia viviendo atrapada en una prisión hecha de emociones y vacíos existenciales, cautiva de ese sentir de no formar parte de la misma realidad.

Pero ahora todo era distinto, me encaminaba hacia una eminente emancipacion, me preguntaba si seria capaz de recuperar algo que nunca ha sido mio,  ¿Cómo lograría romper las barreras de la imaginación para liberar mi realidad? ¿Acaso era lo correcto intentar arrebatarle al destino el tiempo que me ha robado? Todas estas cuestiones ondeaban mis pensamientos, vagaban inútilmente retorciendo mis neuronas y estremeciemdo mis nervios.

Pero no había llegado hasta aqui para nada, traté de ponerme de pié en aquel lugar místico en el que me hallaba, un lugar solitario y gélido pero me daba una sensación acogedora de paz que no había sentido,  mis piernas no parecían responder a mis órdenes, como si los huesos se hubieran marchado estas no encontraban la fuerza para sostener mi torso y avanzar. Intente arrastrarme pero mis brazos estaban sufriendo el mismo destino que mis otras extremidades, la flacidez del cuerpo me obligó a quedarme varada en el piso, ahí impotente y sin más opciones me recosté.

La paz rodeaba mi cuerpo hasta el punto en el que quise quedarme ahí dormida, para siempre, pero una mano helada cambio bruscamente mis planes. Un escalofrio recorrió mi piel lentamente, alcé la mirada sin temor, por primera vez en mucho tiempo y esa mujer estaba allí, observandome con el océano de sus ojos y su rostro sucio cubierto de tierra y sangre seca. Me ofreció su mano para ayúdame a levantar, yo la tomé y con una fuerza sobre natural me levantó de un sólo tirón, cual muñeca de trapo,como si no pesara abssolutamente  nada. Pronto estuvimos frente a frente, mi cuerpo ya había recuperado la firmeza y podía sostenerse sin problemas. Me miró con ojos de tristeza, tocó su rostro y luego el mío, dejo su mano un momento en mi mejilla, sus labios secos y cuarteados se movían como dificultad, parecía que trataba de decirme algo pero le era casi imposible articular una palabra. Repentinamente dió un grito ahogado que me estremeció:

-¡Clara, sal de aquí, salváme!

Se quedó quieta y se desvaneció en una nube de polvo, yo caí al piso perdiendo la conciencia,al menos eso crei.

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⏰ Última actualización: Aug 16, 2021 ⏰

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