Revelaciones inesperadas (parte I)

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El aire es apenas una brisa fresca que acaricia nuestros cabellos, los hace flotar y mecerse dentro de sí mismo. El ambiente guarda un aroma dulzón, aún cuando las flores están cerradas por el frío, que se mezcla con el perfume de la madera. Los diversos árboles, los madroños, los cedros, todos, se han vestido de marrón y han pintado sus ramas de naranja, ocre, y rojo. No cabe duda de que el invierno está acercándose.

 —Es una pena que no podamos ver los lotos floreciendo.

 La voz de mi compañero, baja, un murmullo delicado, trata de no romper la armonía y quietud del lugar.

 — Pero aun así es un lugar hermoso ¿no crees?

 — Sin duda.

 Después de casi cinco días de fatigosas caminatas y de duro entrenamiento, hemos llegado al Muelle del loto por fin. Estamos llegando a la residencia oficial del líder de las sectas LanLing Jin y Yunmeng Jiang; estamos llegando a las puertas del hogar de Jiang Cheng.

 — ¿Entonces? — le pregunto, girando ligeramente el rostro.

 — ¿Qué? — me pregunta, sin dejar de ver el paisaje a nuestro alrededor.

 — ¿Es uno de los paraísos sobre la tierra?

 — De eso no hay duda — dice Mo XuanYu sonriendo y recordando sin duda qué él fue quién lo preguntó primero.

 Concuerdo absolutamente con aquellos que pensaron la idea primero. Este lugar es hermoso.

 — Llegamos jóvenes amos —dice el barquero mientras orilla la delicada barca de madera pálida.

 — Le agradecemos —le digo inclinándome y colocando tres monedas sobre el lío de cuerdas que descansa sobre el suelo a un lado de mí. Sé que si intento dárselas al hombre él las rechazara. Es mejor de esta forma.

 — Gracias por traernos río arriba. Qué tenga un buen día — dice Mo XuanYu agitando la mano alegremente antes de saltar por el borde de la barca y aterrizar con delicadeza en el musgo verde.

 Salgo de la barca con cuidado y le doy una inclinación de cabeza al hombre, que él responde de la misma forma, antes de apresurarme a seguir a Mo XuanYu que ya se ha adelantado. El hombre parece de nuevo un niño de ocho años.

 Viendo el paisaje una vez más, un recuerdo brota en mi mente. Estoy casi seguro de que es el recuerdo de este lugar pero, engalanado con la vitalidad de la primavera. Son los mismo arboles pero, en la imagen que conjura mi mente, no son marrones sino caoba, vigorosos; las hojas no se encuentran en la gama de los cafés y naranjas sino en la de los verdes, de esmeralda hasta los olivo. El recuerdo es un sueño, el sueño agridulce que me acompaña, que me persigue.

 — Mira, ¡ahí hay puestos de comida!

 Mirando hacia donde señala enérgicamente el alegre hombre, puedo ver que tiene razón. Son varios pero están aglomerados a la orilla del muelle, como un comité de bienvenida para los viajeros. Los puestecillos están cubiertos por diferentes mantas de colores que protegen a sus ocupantes del sol naranja de la tarde, y de ellos brotan diversos y deliciosos olores que se mezclan con el perfume natural del lugar.

 — ¿Podemos ir? Por favor~ — pregunta Mo XuanYu aferrándose a mi brazo y viéndome desde abajo con ojos brillantes de anhelo. Parece un niño.

 — Vamos a ir porque tenemos que pasar por ahí, pero no podemos quedarnos, al menos no ahora— le respondo cubriendo su mano con la mía y dándole ligeras palmaditas.

 — Ya qué — dice, inflando las mejillas y sacando los labios en un puchero adorable —. Pero después de que arregles tus asuntos podemos…

Frío y Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora