Me quedaba sin aire.
Respirando con dificultad me levanté lo más rápido que pude y busqué mi inhalador.
―¡Necesito mi inhalador! ¡ Maldición! ― decía saliendo del balcón para tratar de buscar el aire.
Deseaba huir, morí y a si no tener que cargar con todo esto, pero no. Si la vida fuese así, el mundo estuviese vacío.
La vida se trata de vivir la hasta que tengas el chance de hacerlo, tropezar y aprender de los errores, porque ningún experto cayó del cielo.
―Hey, justin aquí tienes, lo tengo hermano tranquilízate ― inhala, exhala ― dijo Nillan.
―Creo que las clases de las señorita J te sirvieron de algo ― me burlé
―Hijo de p*ta, casi me matas del susto ― sonrió.
―Esta enfermedad es un asco ― dije arrojando el inhalador desde el balcón- ― Gracias Nillan ― lo abracé.
―Oye deberías ir a un doctor, pensé que morirías en ese instante ― se sentó a mi lado ― ¿ Qué pasó? ― pregunto preocupado.
―Nada, ahora trata de que nadie venga a la habitación mientras recojo todas esta mierda. Gracias por salvarme ― me burlé mientras entraba los vidrios al basurero.
En ese momento se escucho por los altavoces mi nombre.
―Y ya me estaba sorprendiendo de que no me habían llamado ― dije levantándome y dejando la puerta detrás de mi.
Al llegar me di cuenta que no estaba solo sino que mi papa también se encontraba en la oficina, yo entré y me senté.
―Espero que su enojo se haya cambiado señor Bieber ― hablaba la directora con aquella voz chillona e incómoda que no soportaba.
―No, no se ha ido, pero si irá si hace que esta reunión sea breve ― bufé serio
―Justin ― me llamó mi padre a la atención.
―Escuche señor Bieber, su hijo no ha cumplido las reglas desde que pisó el internado por primera vez. El no asiste a clases y si lo hace le falta el respeto a todos. La semana pasada dejó explotar dos bombas apestosas en el salón de química, una en la sala de reuniones y la otra enfrente de mi oficina. Ya no sabemos qué hacer, no cumple las reglas. Lamento decirle que si no mejora, tendrá que abandonar el internado.
―Primero ustedes son los culpables de que las explota ya que los maestros me enseñaron a hacerlas, yo solo practico para que cada día sean mejores. Segundo las clases son muy aburridas y tercero, gracias por decirle a mi padre que me expulsaran así me saca de aquí de una vez por todas..
―No Justin, porque esta vez será a mi manera, estábamos jugando tus juegos, ahora jugaremos
los míos. Tendrás clases de siete de la mañana hasta las ocho de la noche todos los días e incluso los sábados , Internet restringido y cero llamadas. Estarás en una habitación solo como un preso, no me importa si mueres de hambre, pero te dije estoy harto de que tengas dieciocho años y te sigas comportando como un niño de diez. Si no quieres vivir en tu mundo de una manera correcta, tendrás que vivir en el mio de una manera dura.
Con permiso señorita Styles.
Mi padre se retiró de la oficina y yo lo perseguí.
―¿Qué diablos fue eso? ¿ Quien eres ahora Osama Bin Laden o quien? ― lo miré serio.
―No me hables así hijo, que aunque tu carácter se parezca al mio, tu y yo no somos iguales ― amenazó entrando a su auto ― Si quieres vivir en tu mundo, okay hazlo lo que quieras, luego no te asombres cuando las consecuencias aparezcan. ― cerró la puerta y se marchó.