AZUL II

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El almuerzo es exquisito, tal y como correspondía a un lugar como este y en compañía de Soujiro, creo que ha sido una de las mejores comidas que he tenido en siglos. Es un joven vivaz e increiblemente sensual. Sé que le gusto ya que no se ha cortado en invitarme varias veces a subir a su habitación pero, la advertencia de ese otro chico... no sé por qué creo que debería tomarme las cosas con calma aunque despues de una botella y media de vino, siento que resistirme a esos increibles ojos con tintes violetas se me antoja demasiado complicado.

-¿Te ha gustado la comida?

Miro a Urahara que se nos ha acercado casi sin darnos cuenta y veo como Soujiro lo mira algo más serio.

-Si. Todo ha estado fantastico. Gracias.-Me pongo de pie pero el mareito por el vino me obliga a sentarme haciendome reir como un tonto.-Uau... este vino si que pega fuerte.

-Es bastante peleon.-Miro a Urahara y veo algo enigmatico en su mirada.-Creo que deberías descansar un poco antes de regresar. No creo que la floristería quiebre por que te tomes un par de horitas y descanses.

-Oh, gracias pero yo... no podría pagar un lugar como este...

-No te preocupes. Ahora este lugar es como tu casa. Acercaté a la recepción e Ichimaru te dará la llave de una habitación. No te preocupes por el pago. Corre por cuenta de la casa.

Lo miro alejarse sin poder dejar de sentirme sorprendido y extrañado pero no tengo tiempo de pensar en nada antes de que Soujiro me ayude a levantarme.

-Te ayudaré a subir a tu habitación.

-Te lo agradezco, Soujiro. Creo que no debería haber bebido tanto pero suelo tener mucho aguante. Es extraño.

-No te preocupes por ello. El vino de la casa suele ser muy fuerte. Ya te acostumbrarás.

En cuanto entramos en el ascensor siento como la mirada de Soujiro cambia y antes de darme cuenta siento sus labios sobre los mios. Intento detenerlo, no es que no me atraiga pero las palabras de ese chico de ojos verdes resuenan en mi mente una y otra vez.

-No le hagas caso.-Me susurra sobre los labios sin dejar de mirarme.- Ulquiorra disfruta molestando.

Todo a mi alrededor parece desaparecer o perder importancia frente a la suave y calida lengua de Soujiro. Dios, hace demasiado que no echo un buen polvo. Puede que sea por eso por lo que no rechazo a Soujiro. Por eso y porque me recuerda demasiado al unico hombre que me ha hecho sentir diferente.

Abrimos la puerta de la habitación apresuradamente y en cuanto estamos dentro cierro la puerta empujando el cuerpo de Soujiro contra ella. Lo tomo de la cara para profundizar nuestro beso y siento como su respiracion se acelera contra mi rostro. Tira de mis ropas tan salvajemente que rasga mi camiseta mientras me muestra una amplia sonrisa.

-Eres muy efusivo...-Le digo justo antes de repetir su acción con sus propias ropas. Su mirada es salvaje y juguetona y siento como mi sangre hierve en mi interior.

-Aun no has visto nada.

El joven me empuja dejandome caer sobre la cama y gatea sobre mi dejando que su largo cabello roce mi pecho y cuello. Se quita parte de las ropas rasgadas y veo como su piel es totalmente palida y suave. Tal como debería de ser la de ese joven medico al que conocí. Cierro los ojos y por un instante visualizo su rostro justo cuando siento como Soujiro abre mi pantalon y tira de él para liberar mi gran ereccion. Antes de poder evitarlo siento como sus labios se ciernen alrededor de mi polla y jadeo mientras enredo mis dedos en sus suaves cabellos.

-Ah... ah... Dios...

-Gracias...-Dice sonriendo desde mi entrepierna.

Sus ojos brillan con pasion y deseo mientras sus labios lo hacen por su saliba. Vuelve a tomar mi polla y comienza a lamerla lentamente, con la lengua fuera de su boca sin dejar de mirarme. Gimo al sentir como toda mi piel se eriza y como mi cuerpo desea hundirse en el de ese chico. Poco importan ya las advertencias de nadie.

Caprichos del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora