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ㅡMuy bien, ya llegamos ㅡanunció Felix, deteniendo el auto.
Changbin se bajó del vehículo, totalmente impresionado. No, nunca había visto algo como eso y no podía dejar de mirar maravillado ese fantástico lugar.
ㅡLas playas de Corea ni se comparan a esta.
ㅡ¿Te gusta? Shelly Beach es mi playa favorita, simplemente es preciosa. Algo lejos de Sidney, pero preciosa.
Eso era verdad, habían pasado un buen rato hasta llegar a su destino, pero valía cada kilómetro. Mirar esa hermosa arena clara contrastando con el turquesa del agua era una experiencia que nadie debería perderse.
—Despertaré a Yeongsu y te ayudo a bajar las cosas.
Changbin asintió a lo dicho por el australiano y volvió a aspirar el salado olor del mar. Era perfecto.
ㅡWow, ¿y podré nadar ahí? ㅡHabló el infante, después de restregar las manitos por sus párpados, sacando lo que le quedaba de sueño.
ㅡPor supuesto, pero con flotadores.
ㅡPero ya estoy aprendiendo a nadar ㅡformó un puchero, viendo a Felix, suplicante.
ㅡEscucha a tu papá, Yeongsu.
El pequeño asintió al escuchar a Changbin y se acercó al vehículo para sacar sus juguetes.
Habían decidido pasar el día en la hermosa playa a la Felix iba de pequeño. Después de todo, no todas las vacaciones se les presentaba la oportunidad de ir a Australia los tres juntos.
ㅡ¿Sabes? Me encanta poder mostrarle esto a Yeongsu. Esta lugar es parte de mi infancia y espero que lo sea también de él.
ㅡEstoy seguro que ya lo ama ㅡafirmó Changbin, tomando un bolso de playa y la sombrilla.
ㅡPapá, papá, papá, encontré el lugar perfecto.
ㅡ¿Sí? Muéstranos, te seguimos.
Felix terminó de cerrar el auto y ponerla alarma para luego seguirlos. Ese era su día perfecto.
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