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Changbin regresaba de un horrible día en la universidad

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Changbin regresaba de un horrible día en la universidad. Su dormitorio estaba vacío, o eso quiso creer hasta que su molesto compañero de cuarto salió del baño con un montón de ropa al hombro.

ㅡOh, hyung, llegaste ㅡlo recibió el castaño, pero como siempre lo ignoró, dirigiéndose a su cama para lanzarse sobre ella.

No había nada que le desagradara tanto como que Lee Felix le dirigiera la palabra. No, el chico en cuestión no le había hecho nada, pero su sola presencia le molestaba. La razón por la que el mayor no soportaba al chico australiano es que sabía demasiado de su vida, por el simple hecho de ser su compañero de cuarto, sabía demasiadas cosas sobre él y él, por supuesto, no podía confiar en esa sonrisa inocente que le mostraba. A Felix no lo podía engañar y eso era un inconveniente.

ㅡHyung, aún queda bastante ropa que lavar, ¿puedes llevar el otro montón a la lavandería? ㅡPreguntó, siendo nuevamente ignorado por el mayor. Felix suspiró y salió de la habitación camino a la sala de lavado. Sabía a la perfección que su compañero no lo ayudaría, así que tenía que darse prisa a terminar con eso.

En la habitación, Changbin trataba de concentrarse para dormir, no tenía nada más qué hacer ese día, y tampoco estaba dispuesto a hacer algo. Sólo le quedaba dormir para que así lo que quedaba de día pasara más rápido. Pero no lograba conciliar el sueño. Estiró el brazo para alcanzar a su hermoso peluche Gyu y así entregarse tranquilamente al placer del sueño. Pero no estaba ahí.

Lo buscó como loco desesperado por toda la habitación, pero no había rastro de su preciado tesoro. Así que sólo había una respuesta para una situación así.

ㅡ¡¡Lee Felix!!

Todos hubieran jurado que quién se atravesara por el camino del chico habría muerto, por el aura oscura que desprendía mientras corría rumbo a la lavandería. Aunque a Changbin eso no le importaba, sólo le importaba una cosa, y eso era: Gyu.

Lo encontró sentado frente a las lavadoras, con la vista en su celular. Había llegado tarde y se imaginaba lo peor, cosa que no estaba alejada de lo que podría haber pasado.

ㅡ¡Lee Felix! ¡Detén esa lavadora ahora, detenla! ㅡEl mencionado lo miraba extrañado. Al parecer al mayor no le importaba hacer un escándalo en la lavandería, pero seguía sin entender cuál era problemaㅡ. ¿Esperas que te lo repita otra vez? ¡Detén la lavadora!

ㅡHyung, no grites, está bien ㅡFelix se acercó a la máquina que se encargaba del lavado de su prendas y presionó el botón de pausa. Al instante, el mayor se lanzó sobre esta buscando desesperadamente entre la ropa mojada hasta sacar una bola mojada de color verdoso.

ㅡLo arruinaste... ¡¿Tienes idea de lo que significa este peluche?! ㅡChangbin vio cómo Felix abrió más los ojos, se veía asustado. Miró a su alrededor y recién ahí se percató de la cantidad de personas que habían. No quería que pensaran que ese peluche era suyo y menos que el espectáculo que había formado sólo era por todo esoㅡ. Es de mi hermanita.

El australiano frunció el ceño sin entenderㅡ. Pero, hyung, tú...

ㅡNo importa, no importa ㅡle interrumpió antes de que soltara algo que no debíaㅡ. Te perdonaré por ahora, pero no te salvarás la próxima, mocoso.

Y se fue de ahí, dejando un ambiente tenso en extremo y un Felix confundido a más no poder. En lo que llevaban siendo compañeros de cuarto, nunca había sucedido algo como eso.

De camino al cuarto, cubrió su peluche con su chaqueta. No le importaba si estaba mojado, no quería que nadie más lo viera. Luego mataría a Felix por haber hecho eso, ahora tenía que intentar salvar a su preciado objeto de las garras de la muerte por ahogamiento.

 Luego mataría a Felix por haber hecho eso, ahora tenía que intentar salvar a su preciado objeto de las garras de la muerte por ahogamiento

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Cuando Felix regresó de la lavandería, con un bolso de tela donde estaba la ropa ya seca, procuró entrar con el máximo de silencio posible. Nunca había visto a su compañero de esa forma y, en cierta forma, le daba miedo.

Colocó el bolso en alguna parte, buscando con la mirada al mayor. La puerta del balcón estaba abierta, así que se asomó, y ahí lo encontró sentado en el suelo con la mirada fija en el peluche frente a él, como si intentara secarlo con la mirada. La tarde ya se asomaba y el astro solar iba descendiendo en el cielo. Tal vez no alcanzaría a secarse ese día.

ㅡNo se ve tan mal ㅡhabló Felix y al instante Changbin le dirigió la mirada. Ojalá no hubiera hablado. Trato de escapar lo más rápido que sus torpes pies le permitieron en ese momento, pero el contrario ya le había agarrado del tobillo, haciéndolo caerㅡ. Lo siento, lo siento mucho, hyung, yo no sabía, pero si hubiera sabido no lo habría hecho, créeme. Lo siento mucho, Changbinnie hyung.

ㅡTú... ¿Cuántas veces te he dicho que no me llames así? ㅡY Felix lo vio. Vio como la mirada del mayor se ablandó por una milésima de segundo, mientras se colocaba sobre él para no permitirle escapar. Tal vez no funcionaría, pero debía aprovechar que su hyung se había distraído del asunto del peluche, antes de que lo matase.

ㅡ¿Cómo? ¿Chanbinnie? Oh, Changbinnie hyung, lo siento por llamarlo Changbinnie, Binnie, Binnie~ ㅡcanturreó el menor, picándole las mejillas, mientras no dejaba de sonreír. Changbin no sabía que le pasaba, pero esa situación le estaba provocando risa, y sus labios estaban a punto de formar una sonrisa, cuando vio la expresión pura del menor al reír y volvió en sí.

ㅡAh, no importa. Como ya te dije, te perdono, mocoso. Sólo no lo vuelvas a hacer.

El mayor se levantó, volviendo al balcón. Felix lo siguió con la mirada y se recostó, mirándolo desde el marco de la puerta corrediza. Changbin se había vuelto a sentar frente a su peluche y la noche ya caía. A la naciente luz de la luna, el mayor parecía más dulce de lo que mostraba a los demás. O por lo menos para él, siempre que lo veía se le hacía demasiado adorable. Sí, era mayor, pero eso no le quitaba lo increíblemente tierno que se veía a su ojos.

ㅡLo siento, hyung.

ㅡLo siento, hyung

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I LOVE DARK .ㅡCHANGLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora