III

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—Tienen suerte que Tae Hyung mintió por ustedes y ahora papá y mamá no se encuentran en casa —les aviso Seok Jin cruzado de brazos mientras sus hermanos mayores se encontraban arrodillados. Era parte del castigo que Tae Hyung les impuso.

—Me deben un dineral. Por su culpa tendré que recibir una inyección a cualquier hora —les reclamó Tae Hyung.

—Tae... —Se Hun trató de ponerse de pie para negociar, pero su hermano menor lo calló por conocer sus intenciones, así que se le ordenó continuar de rodillas.

—Nada de negocios, Se Hun. Sabemos que Bo Mi no vendrá hasta más tarde. Por lo que será esta vez el triple —le exigió.

—Son unas sabandijas, esperen que... —empezó a renegar entre murmullos.

—Se Hun, no insultes a tus hermanos —le reprochó Baek Hyun.

—No sé cómo puedes dejarte faltar el respeto por ellos. Eres el mayor aquí, Baek Hyun. Dales una paliza —le ordenó, inmediatamente.

—Por eso mismo, debo ser el ejemplo. No puedo estar faltando el respeto.

—Si no lo haces tú lo haré yo —avisó Se Hun en lo que se levantaba del suelo—. Ahora verán, sabandijas.

—¡Se Hun espera!

Entonces, sin previo aviso, la luz en la habitación se fue y tres de los cuatro hermanos en el interior comenzaron a gritar. Baek Hyun tuvo que pedirles que se calmaran para poder bajar las escaleras y saber qué había ocurrido. Tae Hyung y Seok Jin se sujetaron con fuerza de los costados de la remera de Se Hun para caminar con cuidado por encontrarse asustados. Por supuesto, Se Hun también estaba asustado, aunque supo disimularlo cuando comenzó a pensar en aquel muchacho grosero que conoció en el bar.

—Parece que la luz se fue por todo el vecindario —comunicó Baek Hyun cuando observó por la puerta principal que no había luz en las calles, incluso notó que algunos vecinos salieron de sus casas para también saber qué había ocurrido.

Sin embargo, eso no fue lo peor, sino que una repentina lluvia comenzó a darse, por lo que debieron cerrar la puerta y empezar a buscar las linternas que se ubican entre los cajones del mueble encima del televisor para tener cierta luz con ellos. Con el pasar de las horas, la lluvia se acompañó con ciertos truenos que asustaban a los dos menores hermanos y, pese a que, se negaba de estar asustado, a Se Hun. Sin duda, aún se hacía el valiente, tanto que se rehusó en dejar a sus dos hermanos para ir a traer algunas cobijas de las habitaciones que se encontraban en el segundo piso. Esa tarea la tuvo que hacer únicamente Baek Hyun por ser señalado por Se Hun como el hermano mayor, amado y respetado que era, en ese momento.

—Ahora sí, me muestras respeto —gruñó Baek Hyun en voz baja mientras subía los escalones para conducirse hacia el segundo piso.

La habitación más cercana era la de Bo Mi, pero ni loco Baek Hyun entraría allí, su hermana era tan desordenada y posiblemente pueda tropezar y fracturarse alguna parte de su cuerpo, por eso, se trasladó hacia la siguiente habitación que era la de Tae Hyung. Aunque sabía que su hermano menor tenía una iguana como mascota, y eso le aterraba un poco. Ese animal no se llevaba para nada bien con él, así que descartó ingresar hacia esa habitación. Cuando entró a la habitación de Seok Jin, no pensó que fuera muy ordenado, su cama se encontraba impecable, sus libros muy bien colocados en el estante y ninguna prenda fuera del ropero. Debió admitir que su hermano menor era casi su misma imagen, por lo que salió inmediatamente de su habitación para no hacer desorden alguno. Al llegar hacia la habitación de Se Hun, no sacó nada, porque no encontró nada. ¿Qué diablos había hecho su hermano con sus frazadas? Tuvo que ir hacia su habitación para sacar las suyas.

Se busca guitarrista para la bandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora