XVIII

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—Has estado estupendo —lo halago.

Xiu Min dejó de estar acomodando su maleta para voltear y mirarlo al rostro. Consiguiendo Jong Dae apreciar, nuevamente, aquellas redondas mejillas cuando elevó sus comisuras hacia arriba.

—Muchas gracias —le agradeció.

Jong Dae permaneció por unos instantes como un tonto mirándolo, pues se recompuso cuando Lay apareció para interrumpirlos.

—¿Has visto mi teléfono móvil? No sé dónde lo he dejado —decía rascándose la cabeza y acompañado de una expresión pensativa por tratar de recordar donde pudo haberlo dejado.

De verse como un tonto, pasó a fruncir el ceño en el momento que observó como Xiu Min empezó a picar la mejilla de Lay dedicándole de esas sonrisas que solo quería que fueran para él.

—Sí que estás muy distraído.

—Mi teléfono móvil... —se lamentó frunciendo su labio inferior como un niño pequeño cuando se le cae una bola de helado al suelo.

—Es el sexto, ¿verdad?

—No. Es el octavo —le corrigió, poniéndose aún más triste.

—¡Dios! —se sorprendió, sin contener a darle un leve golpe en su hombro con un puño—. Debes ser más cuidadoso, Lay. El dinero no crece en los árboles.

Lay agachó la cabeza para sacudirla de arriba abajo y girar pronto los talones para irse mejor a acomodar su maleta, dejando otra vez a solas a Xiu Min y Jong Dae.

—Pobre Lay... ¿Eh? —dejó de estar mirando a su compañero para dirigir su vista hacia Jong Dae cuando lo escuchó toser—. Disculpa, mi amigo es algo distraído.

—Ya lo veo —trató de camuflar su amargo tono con una voz neutral—. Min Seok —el cual era su nombre artísticamente—, ¿crees que podamos intercambiar números? —lo miró con mucha atención, esperando no ser rechazado.

En esta ocasión, el lugar donde habían tocado no se trataba de un club de la ciudad, sino de un evento público a plena luz del día. Una institución había hecho un evento de caridad con diversas bandas del momento. Por esta razón, apenas Chan Yeol dejó de tocar, bajo rápido del escenario para encontrarse con Baek Hyun y llevárselo de prisa hacia los camerinos; salones improvisados, para comenzar a rodear su cintura con sus brazos y depositar cortos besos sobre su cuello en lo que apegaba su espalda contra la pared más cercana.

—Estuviste genial —lo halago, recibiendo un asentamiento de cabeza en respuesta—. Tú y tus dedos... —detuvo sus palabras para suspirar— son... —cerró los ojos en cuanto percibió la dentadura de Chan Yeol estar haciendo contacto con su piel— increíbles.

—Lo sé —admitió susurrando, apenas se separó, para sonreír contra su rostro, antes de silenciarlo completamente cuando comenzó a probar sus labios.

Hacerlo en ese lugar, a diferencia de aquel baño público, si haría un grato recuerdo para ambos, por saber que no serían interrumpidos y que podrían encontrarse menos nerviosos. Porque todos lo sabían. No había nada que ocultar. Oficialmente, se encontraban saliendo. Y, por tanto, podían disfrutar libremente de su amor.

Bo Mi comenzó a notar que estaba siendo ignorada por su grupo de amigos y sus hermanos. Desde su ubicación se dio cuenta de que Xiu Min se encontraba conversando con el amigo de su hermano, ese que la molestaba a veces, Se Hun hablaba con Kyung Soo, Lay parecía estar perdido en su mundo y no había señales de Baek Hyun y Chan Yeol por ningún lado. Suspiró fastidiada por imaginarse que su hermano mayor posiblemente se estaba divirtiendo en algún lado. Ella también quería divertirse o al menos dejar de sentirse ignorada, por ende, se apartó de los demás para irse a la mesa de bocaditos y hundir aquella sensación comiendo algunos postres. Después de todo, los dulces la animaban mucho.

Se busca guitarrista para la bandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora