𝐄𝐌𝐏𝐈𝐑𝐄 | Cuando la esposa de Oh Sehun le pide tener un hijo. Tiene que escoger entre su imperio o ella.
"El único amor que vas a sentir es para la corporación" - Esas fueron las palabras del señor Oh antes de que Sehun se casara.
Y lo único...
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Hechizada por él
Cuando Tzuyu conoció a Sehun fue por la portada de una revista y un artículo entero que hablaba de él. A la joven Tzuyu no le importaba en lo más mínimo los chicos, ella era una chica de viento y estrellas, de poesía y letras, ella era el toque de color en la oscuridad de los Chou.
Pero cuando la castaña notó la revista en su mesita de noche, pudo sentir curiosidad. ¿Quién era el hombre que lucía tan atractivo en aquella portada de revista? "El joven Oh con el futuro más prometedor" Sus manos recorrieron la foto observando la oscuridad de su mirada, una expresión fría con una figura impecable. Jamás imaginó que en unos meses ese hombre se convertiría en su esposo.
Los ojos cansados de la castaña se abrieron poco a poco y esa extraña sensación la volvió a consumir. Despertar en la cama de Sehun era extraño. Después de tanto tiempo estaba en su cama se sentía con la falta de calor y cariño que se necesitaba para convertir en algo acogedor. La cama de Sehun era mucho más grande que la suya, mucho más suave, pero las almohadas eran duras, no eran nada cómodas o quizás porque ya se había acostumbrado al delicioso algodón de sus "viejas confiables" o necesitaba golpes de frustración, lágrimas y sonrisas reflejadas para suavizarlas.
Las cosas entre ambos eran extrañas y no había ninguna otra palabra que pudiera describir la situación a la perfección. A Sehun le costaba demasiado adaptarse a Tzuyu, a veces se le salía lo indiferente y frío como si eso estuviera en su genética ser así, pero a Tzuyu no le molestaba, de ambos, ella tenía la noción de que no todo podía ser perfecto, Sehun no era un hombre romántico. Lo sabía.
Se incorporó y lo primero que hizo fue percibir el delicioso aroma de Sehun. Ese característico olor a desodorante, menta y colonia.
Sus mejillas se tornaron ligeramente rojas mientras veía a su esposo salir del baño con una toalla rodeando su cintura, su cabello ligeramente mojado y algunas gotas revelando por su cuerpo. Su corazón comenzó a latir cuando sus sombríos ojos se posaron en ella y una sonrisa se ladeaba en su rostro.
— ¿Qué haces aquí? Deberías estar en la oficina
—Buenos días para ti también
—Lo siento —Dijo avergonzada aun recibiendo la misma sonrisa por parte de Sehun mientras buscaba la ropa que iba a usar.
—Luces como si nunca me hubieras visto desnudo y quiero recordarte que hace dos noches lo hiciste —Guiñó su ojo con picardía ignorando la timidez de la castaña.
—No lo hago muy seguido realmente —Sehun alzó una de sus cejas malinterpretando las palabras de su castaña.
—Iré a la oficina —Tzuyu asintió. Se levantó para hacerle de desayunar pero él se lo impidió. —Ya desayune
