2.14

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Adiós 

Esa mañana era la más amarga de todo el año. Diciembre llegó a la puerta en un abrir y cerrar de ojos, el frío helaba la sangre y cuarteaba la piel, todo el mundo se abrigaba listos para recibir el invierno. 
Esa mañana, el abuelo de Sehun murió.

Destrozado como era de imaginarse, se reunió con el resto de su familia. Era la primera vez en mucho tiempo que no la veía reunida y era triste, jamás pudo ser afecto a ellos por más que lo quisiera, ya lo mencionó antes, su familia era materialista y muy narcisista.

Sehun yacía en una esquina sin hablar, inexpresivo, recibiendo el pésame de cada persona que se atrevía acercarse a él. Su ceño se encontraba fruncido y miraba en silencio toda la gente en la velación. No quiso ver a su abuelo después de eso, no quiso acercarse al ataúd, no se consideraba con la fuerza necesaria para enfrentar esa triste realidad solo. Estaba destrozado.

Soobin se encontraba con los padres de Tzuyu, sabía que no podía hacerse cargo de él por más que quería, la castaña, abrazaba su cuerpo tratando de proporcionarle la reconfortación que Sehun pedía a gritos, él no negó el cariño de su esposa, pero tampoco estaba de ánimos para devolvérselos con la misma efusión.

Cuando Sehun se enteró se sintió extraño, como si el mundo entero se detuviera a su alrededor, se sentía en un sueño en el cual no podía despertar, no estaba bien. Cuando abrazó a su madre, las lágrimas brotaron sin que él lo quisiera, inundaron su rostro y solo pudo llorar como un niño pequeño en los brazos de su madre.

Podía llorar todo el día si así lo quisiera, había perdido al pilar de su familia, a un modelo a seguir, pero luego sonrió con amargura recordando todo lo que vivió y todos los consejos que le dio, y por fin, abrió los ojos notando todo lo que había dejado en su camino y agradeció lo bendecido que se sentía. Su corazón se sentía vacío, dolía, dolía demasiado, no había una descripción física para eso. Sehun podía cerrar su mente, sentir el vacío y dar la espalda a todos, era fácil, pero su abuelo no hubiera querido eso, lo sabía. Su abuelo era una persona tan diferente a su padre, era considerado con todos, humilde sobre todas las cosas, sonreía pese a la tormenta y dolor que cargaba en sus hombros, por esa razón, tenía que sonreír, abrir los ojos, amar y seguir adelante. Pero en ese momento, todo era tan difícil.

Cuando la tarde llegó, Sehun se dio cuenta que había muchas personas, había miles de coronas de flores alrededor de su ataúd y al final terminó saliendo del lugar para obtener aire fresco luego de sentir como este se encerraba.

—¿Cómo está Soobin?— Susurró a lo que la castaña negó. Acunó su rostro en sus manos y besó su frente. No importaba lo que pudiera sentir, saber de su hijo era su prioridad. 

—No te preocupes, está con mis padres 

—Tzuyu me siento mal— Admitió con una temerosa sonrisa ocultando sus lágrimas.

Empire ››oh sehun‹‹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora