Día 3 La Vida Continúa

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Voy camino al pueblo, llevo en el cinturón una maza de hierro y un pequeño peto hecho de cuero de algún animal. Cuando le comenté a Mía que deseaba hacer algún cometido misceláneo me dijo que llevara mi equipo y que no fuera imprudente.

Al llegar al pueblo por el extremo norte, estaban un par de guardias en la entrada con un bordado cubriendo sus armaduras de cuero, un trébol que pensé haber visto antes. Ni si quiera levantaron la mirada al verme entrar en el poblado.

Logré hablar con el jefe de la aldea y me encomendó un encargo, deberé limpiar las cloacas del pueblo, al parecer tiempo atrás pasó por aquí un hombre de ingenio con novedosas ideas y decidieron implementar este sistema en el pueblo. el único contratiempo es mantenimiento adecuada de estas, y aquí entro yo en función.

Bajé por unas podridas escaleras de madera y entré a las alcantarillas. Recibí un olor tan profundo en mis fosas nasales que sentía que mi estómago iba a volverse en mi contra, resistí a duras penas.

¡Qué hedor! exclamé asqueado

Habían varios roedores por los alrededores. Al llevar un rato ahí, me terminé acostumbrando hacia ese inmundo olor. Mi misión consiste en la erradicación de Patos-Mordisco (los cuales poseen colmillos de un perro) y limpieza, el jefe del pueblo me dio una pequeña bolsa con unas cuantas trampas simples, las instalé cada 10 metros.

Con mi entendimiento vago del mundo, aún soy capaz de realizar ciertas acciones a pesar de mi amnesia, aunque aún desconozco cuál es mi límite. Espero que no esté muy lejano el día en el que recupere mi memoria.

Luego de un par de horas y haber acabado con al menos 20 Patos-Mordisco, oí un chillido y vi salir de las sombras a un Patos-Mordisco 5 veces más grandes que las que había capturado anteriormente, debe ser la madre de los pequeñines que atrapé antes.

Me decidí a tomar la maza de mi cinturón y la sostuve firmemente, cuando se encontraba a un metro de mi, esquivé a la izquierda y estuve a punto de ser embestido, si esta cosa llegara a darme un mordisco sería sumamente doloroso, podría arrancarme los dedos tal vez la mano entera, honestamente no deseo comprobarlo, como acto de reflejo preparé mi maza y golpeé fuertemente el cráneo de la criatura y se desplomó en el suelo con un gemido.

Uffss. ¡Eso estuvo cerca! aún sentía el corazón acelerado

Las pequeñas crías Patos-Mordisco cundieron en pánico y comenzaron a comerse entre sí hasta que solo quedó una de ellas viva. Fue un espectáculo de lo más repugnante.

¿Será que sin guía uno puede perder el camino? no necesariamente debería de ser así, la vida continúa mientras uno tenga la resolución para seguir adelante.

Tras eso comencé con la limpieza hasta la llegada del atardecer.

Al salir de las alcantarillas me sentía feliz por el simple hecho de ser capaz de respirar aire fresco de nuevo, es sorprendente como aquellos pequeños detalles anodinos que uno puede dar por hecho al perderlos y recuperarlos tienen un nuevo significado.

Conseguí 8 monedas de cobre y el agradecimiento del jefe de la aldea.

Cuando llegué a casa Mía me miró y me mandó de inmediato al arrollo para darme una ducha, ojalá el olor nauseabundo que poseo desaparezca con esto.



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