Temprano al salir el sol.
En lo profundo del bosque se oían flechas siendo lanzadas, golpes siento asestados que se teñían intrínsecamente con la sangre acompañados de gritos y desesperación.
Una tribu con sus hogares mezclados en los árboles, difíciles de diferenciar a la distancia, yacía en llamas anaranjadas e inmensas que amenazaban con dejar en cenizas la naturaleza a su paso.
Había un grupo de más de 30 hombres fuertes y musculosos con armaduras oscuras perfectamente blindadas como la mismísima noche, rostros cubiertos y emanando una intención asesina capaz de influir miedo en un corazón débil.
¡La purga ha comenzado, avancen! gritó de forma estridente un joven armado de pies a cabeza. Debía ser el líder de los combatientes oscuros.
Al lado contrario, en el centro de la aldea se encontraba un elfo cubierto de sangre y sosteniendo firmemente una espada deslumbrante con un temple irrompible, rodeado con 5 guerreros elfos en la vanguardia y 5 arqueros en la retaguardia.
Atrás de ellos se encontraban mujeres y niños con sus cabezas entre las rodillas repletos de pánico.
¡Por nuestro hogar, por nuestros seres queridos! dijo el líder elfo intentando levantar la moral.
Hay momentos en la vida dónde uno debe luchar a la adversidad, prevalecer e intentar seguir adelante y aún así eso no asegura que todo vaya a salir bien, será cosa del destino y la suerte. Quién sabe, a pesar de ello un noble acto de aunque conozcas tu amargo final y enfrentarlo con un espíritu indomable es digno de mención.
Los caballeros oscuros iniciaron una masacre unilateral.
Solo quedó silencio al cabo de minutos. Aquellos portadores de muerte dejaron el bosque como si nada hubiera ocurrido, solo un acto rutinario dentro de su jornada.
Cuerpos sin vida esparcidos en un rincón junto a un gran árbol cómo fertilizante para el bosque. Allí crecía una flor diente de león.
Una antigua leyenda menciona qué cuando un elfo llega al final de su vida sin remordimientos una flor nace de acuerdo a sus sentimientos.
El diminuto diente de león el cuál la más leve brisa arriesgaba a llevarse se mantenía imperturbable, como si la vida fuera solo un recorrido eventual.
Pronto a la distancia apareció una pareja.
¿Y ese humo a la distancia? comentó Mía
Vamos a echar un vistazo.
Solo quedaron pequeños rastros de las cabañas en los árboles de lo que alguna vez fueron, con el fuego voraz devorando todo a su paso, reduciéndolo a la nada y uniéndose al viento para únicamente desaparecer.
Luego de observar en los alrededores, no habían rastros de sobrevivientes.
Ven mira, hay un diente de león aquí. Es hermoso.
Alrededor de la flor no habían cadáveres, tan solo quedaba una fértil tierra de color marrón.
Por lo general cuando seres vinculados a la naturaleza como los elfos perecen, regresan al ciclo del mundo, aquí acabaron convirtiéndose en tierra.
Es como si fuera el último rastro de vida de lo que este lugar alguna vez fue.
Vamos Mía, continuemos más allá del horizonte, este lugar aún podría ser peligroso.
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