Abrí los ojos viendo como entraba alegremente el sol por la ventana dando inicio al nuevo amanecer.
Sobre mis pies divisé un pequeño bulto gris, estaba de forma circular, es aquél gato del día anterior. Me levanté con sumo cuidado de la cama.
A ver que deparará el día de hoy
Toqué mi hombro sintiendo un leve pinchazo, resulta que ayer no me percaté seguramente por el aturdimiento, ahora siento claramente aquellos rasguños que conseguí al tropezar torpemente.
Mientras me deslizaba hacia la entrada de la cabaña escuché una suave voz a mis espaldas.
Ven vamos, acompáñame a buscar agua en el arrollo
Ella me extendió un mediano balde de madera, el cuál tenía tallado un trébol.
Mientras iba caminando tras ella a través de un sendero con forma de zigzag llegamos al arrollo, el cuál se veía bastante puro con pequeños peces nadando aquí y allá en el fondo con una perfecta sincronía de la naturaleza.
Ahí miré mi reflejo por primera vez en lo que yace de mi memoria. Tengo el cabello completamente negro algo desaliñado y un poco largo, el ojo izquierdo verde esmeralda y el otro al igual que el mismo color de mi cabello. De lado a mi ojo verde, no había algún rasgo en particular en mi rostro.
Qué extraño aquél sentimiento de estarse conociendo a sí mismo.
Para quitar mi ensimismamiento sentí suave ráfaga de gotas de agua caer sobre mi rostro.
Estás actuando más perdido que de costumbre, ¿qué ocurre?
Sintiendo ansiedad en mi mente, me pregunté a mi mismo. ¿Debería contarle que perdí mis recuerdos? pareciera que tengo algún tipo de relación con ella, no debería ocultarlo.
Tomé un profundo respiro levanté la mirada y la observé fijamente a su par de ojos escarlata profundos.
He perdido la memoria, tengo amnesia. No recuerdo ni si quiera mi propio nombre.
¿Estás diciéndolo en serio? vamos no bromees.
... Ocasionalmente la mejor respuesta es un buen silencio, ella se percató de mi mirada imperturbable. Corrió hacia mi y me abrazó fuertemente con sus delgados brazos blancos con piel de porcelana soltando un pequeño mar de lágrimas.
No te preocupes, yo te ayudaré a recuperar la memoria.
Comentó en un suave llanto mientras se aferraba aún más profundamente sobre mi pecho.
De un modo u otro me sentí reconfortado tras oír aquellas dulces y cálidas palabras que se fueron incrustando en alguna parte de mi corazón.
Tras unos pocos minutos me dijo.
Comenzaremos de nuevo, llámame Mía.
Mía
Volvimos a casa, nos sentamos uno frente al otro en el comedor/sala de estar teniendo en cuenta la pequeña cabaña puede decirse claramente que todo aquí tiene dos o más propósitos.
Vivimos a las afueras de Escarclus. Este pequeño pueblo moderadamente poblado en las montañas es mejor conocida como un área de juegos para las bestias. La mayoría de sus habitantes están involucrados en la agricultura, y se considera notable por su imponente campanario.
¿Las bestias no se acercan a casa?
Cada vez que suena el campanario tiene el poder de ahuyentar a las bestias, dentro de lo común suenan 3 veces al día, 4 veces cada vez.
¡TAN, TAN, DIN, DONG!
Ahora mismo están sonando las campanas. Deberían ser alrededor de las 8 de la mañana.
¡Es un tanto abrumador el sonido! contesté tapándome los oídos con ambas manos
Luego de qué acabaron de sonar las campanas le continúe preguntando.
¿De qué se supone que trabajo?
Solemos vender en el mercado los cultivos que sembramos, ya sea por monedas de cobre o trueques. En el jardín atrás tenemos un cultivo de café también de vez en cuando vas al pueblo para hacer cometidos misceláneos.
Continué haciéndole preguntas a Mía hasta que acabó el día.