Me despierto contenta, he dormido bastante bien la verdad, hecho para un lado las sábanas que cubren mi cuerpo y me levanto de mi cama, me da pereza cambiarme en plan de ir formal, así que le cojo una camiseta a mi hermano, me quito el pijama y me pongo la camiseta antes pronunciada, quedándome así solo con la camiseta y las bragas debajo, obviamente, de todas formas, ¿para qué arreglarme? Si estoy en mi propia casa.
Celia: Joder que hambre me ha entrado… -pienso para mis adentros- será mejor que baje a comer algo antes de que mis tripas empiecen a parecer una orquesta –pienso-.
Dicho y hecho, baje las escaleras con destino a la cocina, aunque primero pegue un grito para que supieran que estoy despierta, ya que era raro no ver a nadie por casa.
Celia: QUE ESTOY DESPIERTA –grité-.
Adrián: A NADIE LE IMPORTA –me respondió gritando mi hermano desde a saber dónde-.
Celia: ¿DÓNDE ESTÁS? –me entró la curiosidad-.
Adrián: EN EL JARDÍN TRASERO, COTILLA –respondió-.
Siempre me sacan una sonrisa las conversaciones con mi hermano, será porque nos lo tomamos todo a guasa, en fin, suerte tengo de llevarme tan bien con Adrián.
Llegué a la cocina, no me compliqué el desayuno, cogí una taza con leche y le añadí cola-cao, treinta segundos al microondas y ¡listo! Me acerqué a la despensa, para coger unas galletas de acompañamiento al cola-cao, pero me encontré el paquete vacío.
Celia: Este chico es tonto –dije refiriéndome a mi hermano- siempre se come todo y no me deja ni las migas –concluí-.
Cogí el paquete de las galletas vacío y me puse camino al jardín trasero, había mucho silencio, pero no le di importancia, salí y cabreada le dije;
Celia: APRENDAMOS CON EPI Y BLAS, ¡CUANDO ALGO SE ACABA, ECHAMOS SU ENVOLTORIO A LA PAPELERA! NO LO DEJAMOS EN LA DESPENSA –grité con tono gracioso, cuando llegué a donde estaba mi hermano, me di cuenta de que no estaba solo- mierda, hostia, que mierda, joder –susurré mientras mis mejillas se ponían de un color rosado-.
X: Adrián tío, mira a ver si eres más limpio –dijo entre carcajadas el extraño que estaba en mi jardín-.
Adrián: ¡Encima! ¡Pero si has sido tú el que se ha acabado MIS galletas cabrón! –dijo riendo- Celia, este es Juan Carlos, el hermano mayor de Jesús y Daniel –me informó-.
Celia: ¡Encantada! –dije vergonzosamente-.
Juan Carlos: Igualmente, por cierto, bonito atuendo –dijo mirándome de arriba abajo-.
Adrián: Esa camiseta es mía –se quejó-.
Yo solo cruce los brazos, me daba vergüenza que me viera así, me despedí de ellos, pero cuando me dirigía al salón, mi hermano me informo de que se irían ahora a dar una vuelta y que volverían muy tarde, que le dijera a mi madre que no le esperáramos para comer, yo solo le asentí con la cabeza y hecho esto, entré a mi casa.
Celia: A la, ya se me habrá enfriado el desayuno –me queje-.
Acabé de desayunar, aunque tuve que calentar de nuevo el tazón ya que tenía razón, se había enfriado, y me subí a mi habitación, cogí el móvil y conecte el internet para hablar un rato por WhatsApp, estaban hablando por el grupo de Mairena, así que me puse a leer los mensajes.
Celia: Joder, 243 mensajes por el grupo… no callan ni debajo del agua –dije mientras abría la conversación-.
*Conversación wa ‘Summer in Mairena’*