Capítulo 2.

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Sonó el despertador, eran las 09:30 de la mañana, aunque mientras decidía si levantarme o no,  se hicieron las 10:00, quería vengarme de mi hermano, así que decidí coger agua y tirársela.

Celia: BUEEEENOS DÍAAAAAAS FRESQUITOOOOOOS –grité mientras le tiraba el agua por la cara-.

Adrián: ¿¡PERO QUE HACES, ESTAS LOCA!? –me respondió con un tono enfadado-.

Celia: Encima de que te doy los buenos días me llamas loca… -dije entre carcajadas- bueno yo me voy a desayunar.

Adrián: Acuérdate de que esta tarde nos vamos al pueblo ese de vacaciones -me advirtió.

Ni me acordaba de que hoy nos íbamos, baje a desayunar y al acabar decidí llamar a unos amigos para quedar por la mañana y así despedirme, ya que no tenía pensado salir después de comer.

Celia: ¿Y a quién llamo yo? Si estarán todos durmiendo – pensé- bueno, mejor les envío un WhatsApp despidiéndome y ya los veré a la vuelta, que tampoco me voy mucho tiempo- concluí-.

*Conversación grupo de wa*

Celia: Niñoooos, que seguro que estáis todos durmiendo como buenas marmotas que sois, me voy a ir a la tardada de vacaciones y no voy a salir después de comer, así que me despido por aquí, ¡hasta la vuelta! Y recordar, ¡no me echéis mucho de menos! Jajaja.

Enviado el mensaje me empezaron a responder tres o cuatro, no les hice mucho caso a los mensajes y como me aburría decidí ir a molestar un rato a Adrián.

Celia: ¿Quién tiene la mejor hermana del mundo? –le pregunté haciendo señas hacia mi cara-.

Adrián: ¿El vecino de en frente? –me respondió con un tono gracioso- oye, ¿ya te has hecho la maleta?

Celia: No, si es que no sé dónde recogió mamá las maletas.

Adrián: No la has ni buscado, ¿no? –dijo el entre carcajadas al ver la excusa tan mala que había puesto-.

Celia: Puede –dije riéndome- Adrián tengo un poco de miedo – le confesé-. 

Adrián: ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? – me preguntó con cara de preocupado-.

Celia: No es que haya pasado algo, es que va a pasar –dije cabizbaja-.

Adrián: No te entiendo.

Celia: Joder Adrián, pues que nos vamos de vacaciones a un pueblo, vale, hasta ahí bien ¿no? – Adrián asintió con la cabeza y yo le seguí explicando- sabes que soy muy mala conociendo a gente, ¿con quién voy a pasar yo las vacaciones? Por qué no es plan de pasarme todo el verano al lado tuyo y de los primos.

Adrián empezó a reírse en mi cara, pero de una manera exagerada.

Celia: ¡¡ADRIÁN!! –grité indignada- ¿de qué se supone que te ríes?

Adrián: Eres muy tonta – dijo pasando su brazo sobre mi hombro – el primo nos presentará a gente que él haya conocido esta semana, y esa gente conocerá a más gente que te presentará a más gente y así sucesivamente, tranquila que vas a pasar unas vacaciones muy buenas, tu confía en mí.

‘Tú confía en mi’, esas palabras rondaban por mi cabeza mientras le daba un abrazo a mi hermano, nunca había estado así de cariñosa con él.

Celia: Gracias hermano –dije mientras en mi cara se formaba una pequeña sonrisa-.

Adrián: Para eso estamos los hermanos mayores, ¿no? –sonrió- tira anda, vamos a preparar tu maleta- dijo dirigiéndose hacia la puerta de mi habitación-.

Empecé a hacer la maleta, no sabía que llevarme, metí ropa al azar, ni me paré a ver si conjuntaban las prendas o no, añadí a mi maleta dos vestidos que tenía al final del armario, por si hacíamos algo especial, un par de sudaderas por si refrescaba, y cerré el armario, no tardé ni diez minutos en acabar. Me dirigí al cuarto de baño para meter mi cepillo de dientes y esas cosas.

Celia: ¿Me llevo un poco de maquillaje? –me preguntaba a mí misma por lo bajo-.

No soy la típica chica que se maquilla, de echo odio echarme potes en la cara, es tan incómodo. Después de un rato pensándolo, decidí meter un lápiz para la raya y rímel transparente, aunque al igual ni lo sacaba del neceser.

Mamá: ¡Chicos, a comer! –gritaba por las escaleras- ¡no tardéis mucho que se enfriará!

Cogí el móvil y baje al comer, detrás de mí iba mi hermano, al que se le escuchaban rugir las tripas a kilómetros.

Papá: Acordaros que hoy a las 20:00 nos vamos, estaros listos –advirtió mientras se metía la comida a la boca-.

Celia: Si, yo ya tengo todo preparado, será llegar la hora y ya.

Papá: ¿Y no te vas a cambiar o qué? –dijo entre carcajadas-.

Entre el intentar vengarme de mi hermano y el hacer la maleta no me había dado tiempo a cambiarme de ropa, cuando mi padre hizo ese comentario mis mofletes empezaron a coger un color rosado, mientras los demás echaban alguna que otra carcajada.

Acabamos de comer, eran las 15:45, aún quedaban más de dos horas para tener que irnos, así que decidí ponerme a ver una película, me puse a hacer cálculos de los míos.

Celia: A ver, son las 15:45, nos vamos a las 20:00, es decir, quedan cuatro horas y cuarto aproximadamente, ¿qué película puedo ver que sea bastante larga como para que se me olvide la hora? –iba diciendo en voz baja mientras daba vueltas por el salón- ¡lo tengo! –grité-.

Decidí ponerme a ver la película de ‘Grease’, que sí, que me la había visto ochenta mil veces, pero me gustaba tanto que no me importaba verla una vez más, el único problema era que esa película duraba la mitad del tiempo que tenía que esperar, así que cuando acabó, me puse a ver una serie que echaban en la televisión.

Mamá: CHICOS, IR PREPARANDO TODO QUE DENTRO DE DIEZ MINUTOS NOS VAMOS –oí gritar a mi madre-.

Celia: Mierda, me he quedado dormida –murmuré-.

Al oír eso, apague la televisión y subí a toda prisa a mi habitación para cambiarme, ya que aún iba en pijama, decidí ponerme una camiseta de tirantes negra básica y unos pantalones cortos vaqueros, me arregle un poco el pelo, metí mi móvil en el bolsillo trasero del pantalón acompañado de los cascos, cogí la maleta y baje hacia la entrada.

Celia: ¡OS ESPERO EN EL COCHE! –grité-.

Pasados cinco minutos llegaron mis padres acompañados por mi hermano, nos montamos en el coche y pusimos rumbo a las vacaciones, yo aún no sabía a dónde íbamos, y me entró la curiosidad.

Celia: Oye, aún no nos habéis dicho como se llama el pueblo al que vamos –les dije a mis padres-

Papá: Tampoco lo habéis preguntado –respondió gracioso-.

Celia: Te lo estoy preguntando ahora, ¿no pillas las indirectas? –dije soltando alguna que otra risa-.

Mamá: Mairena del Alfaraje se llama –dijo interrumpiendo la conversación-.

Adrián: ¿Ehh? No sabe pronunciar el nombre ni el que se lo puso –dijo con cara de confundido-.

Celia: O es que tú eres tonto y no sabes pronunciarlo –dije intentando picarle-.

Ese comentario hizo reír a mis padres, él solo me lanzo una mirada de asesino, y se puso a hablar con mi madre sobre que íbamos a hacer, a mí no me interesaba la conversación así que cogí mis cascos y mi móvil, y me metí en mi mundo, con mi música, el único lugar en el que podía estar tranquila, ya que el viaje era bastante largo por lo que me habían comentado. 

Lo que pasa en las vacaciones, se queda en las vacaciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora