Adrián: ¡A comer! –nos llamó desde la cocina-.
Celia: ¡Ya vamos mamá! –le respondí graciosa-.
Todos nos dirigimos al salón, donde mi hermano nos había dejado los platos con la comida ya puesta.
Jesús: Hostia, que buena pinta tiene eso –dijo señalando un plato- y eso. –continuo señalando otro plato-.
Celia: Menudo glotón… debes de comer mogollón y mírate como estas, que puto.
Jesús: Estoy to’ bueno.
Daniel: Eso es porque eres mi gemelo… -le informó a su hermano-.
Sara: Venga, a comer todos rápido para después jugar a la botella.
Celia: Que obsesión con el jueguecito ese –me queje-.
Nos sentamos todos en la mesa, al acabar de comer Sara me obligo a llamar a Teresa y Marina para preguntarles si querían venir a casa un rato y jugar al dichoso juego de la botella, estas aceptaron, y un cuarto de hora más tarde ya estaban en la puerta de casa.
Teresa: Buenas tardes gente –saludo sonriente-.
Marina: Hola feos –saludo también bastante sonriente-.
Sara: ¡Ya estamos todos! ¡Venga! ¡A jugar! –dijo cogiendo una botella vacía-.
Celia: Cuando acabéis de jugar me llamáis –dije subiendo las escaleras, hasta que alguien me agarro del brazo-.
Daniel: ¿Por qué no juegas? –me pregunto empujándome hacia el con su agarre-.
Celia: No me gustan estos juegos.
Daniel: Venga Celia, una partida nada más, te lo pasaras bien –dijo guiñándome un ojo-.
Fernando: Venga prima, anímate –me propuso-.
Celia: Solo hasta que se hagan y cuarto.
Marina: ¡Bien! Aún queda media hora para que sean y cuarto –informó- en media hora pueden pasar muchas cosas.
Sara: Va, sentaros en círculo y empezamos.
Fernando: Espera, primero ponemos las normas, una norma por persona, empieza tú poniendo norma –dijo señalando a Marina-.
Marina: Hay pues no se… ¡los besos tienen que durar diez segundos!
Celia: ¿Tanto? –pregunté con voz pesada-.
Jesús: No te quejes, que te sabrá a poco, como se nota que no juegas a esto.
Teresa: Venga pongo yo la segunda norma… ¡besos con lengua!
Fernando: Tercera norma… ¡si nos toca una persona del mismo sexo, se vuelve a girar la botella!
Jesús: Cuarta norma, se puede tocar culo.
Celia: Ni de coña.
Jesús: Aguafiestas –dijo riendo-.
Teresa: Déjalo Celia, para una vez que pueden.
Daniel: ¿Y yo que norma pongo? No se me ocurre nada… -dijo pensativo- ¡se pueden hacer fotos!
Sara: Me parece bien –dijo guiñándole un ojo a Daniel, el cual se quedó con cara asustada- mi norma es, que entre familiares se vuelve a girar la botella.
Celia: Y última norma, cuando acabemos de jugar, no hablaremos de lo que ha pasado durante el juego.
Dichas las supuestas normas, empezamos a jugar.