(Más que especial es un capítulo IMPORTANTE ;)
Compañía Park, conocida en toda Corea y gran parte del mundo, multimillonaria y altamente avanzada para su época; todo en oficinas, electrodomésticos, ocio, centros comerciales, locales de restauración...lo poseían prácticamente todo. Los Señores Park, dueños insaciables de aquello, habían pasado media vida construyendo ese Imperio, demasiado esfuerzo, demasiadas horas empleadas, y demasiados años. Poco había que no pudieran lograr a esas alturas.
Planeaban pasar ese Imperio a sus próximas generaciones, mantener el apellido Park como el más importante de la industria. Necesitaban un heredero.
Formar una familia entre todo aquello no era mala idea, estaban ilusionados, después de tanto podían decidir ser felices en un núcleo hogareño, un mini Imperio a nivel personal. Claro que haber supuesto que podrían mantener sus lazos de sangre a través de sus descendientes había resultado en decepción.
La señora Park era infértil.
Intentaron todo para poder tener un heredero de sangre, al menos paternal; buscaron vientres de alquiler, el señor Park incluso se relacionó con una serie de mujeres calificadas como buenas candidatas para asegurar un sano linaje. Claro que, la señora Park se enteró más tarde de aquello, y casi le pidió el divorcio, sabía lo obcecado que era su marido con el tema, pero de ahí a engañarla había un límite. Y después de tantos problemas y peleas, decidieron lo que el señor Park quería evitar a toda costa.
Adoptar.
Alguien joven pero no de tan corta edad, alguien maleable, dócil, al que poder adiestrar sin problemas. Alguien como aquel niño de doce años, que lo miraba con aquellos grandes ojitos curiosos, y que no habló en ningún momento allí en la sala de adopción.
- Es el que más se adapta a sus necesidades señores Park. Es callado, reservado y obediente. No os dará problemas. Lo recogimos de apenas unos tres meses, nunca supimos quién lo entregó. Y lleva aquí desde entonces.
Al parecer era un niño protector con el resto de menores del lugar, y cuando se lo llevaron dejó un mar de lágrimas en sus compañeros, sus hermanos. Solo una vista atrás mientras se alejaba en el coche de los señores bastó para que se deslizaran dos gotas traicioneras y silenciosas por sus abultadas mejillas.
Después de aquello, su vida dio un giro brutal. Comenzó a estudiar en casa, todo profesores particulares, no se relacionaba con el exterior. Y de repente, se vio teniendo que cumplir altas expectativas en todo lo que hacía. Baile, cocina, arpa, esgrima, eran algunas de las cosas en las que tenía que ser el mejor. Lo cierto es, que aquello no le suponía ningún esfuerzo, le mantenía ocupado, y no echaba de menos tener amigos, o al menos, no quería conocer a nadie más que no fueran los que lo acompañaron toda su corta vida.
Se limitaba a responder solo cuando le preguntaban, nunca discutió ni reclamó nada. Vamos, ¿Cómo podía hacerlo? Aquella casa era inmensa, su habitación parecía un piso entero, y le dejaban ratos libres para que disfrutara con lo que quisiera. Normalmente esa mayor parte del tiempo la empleaba pintando y dibujando, o escribiendo. Le encantaba escribir.
Además, la señora le pidió que la llamara mamá, no podía negarse a eso, se sentía de verdad como una madre. Siempre fue amable con él, le curó las heridas cuando se caía, le leía cuentos de buenas noches e incluso le cantaba nanas. Se sentía muy afortunado con ella.
El señor Park era otra historia. Y el pobre joven se veía con la necesidad de hacer que se sintiera orgulloso, de verdad quería ser su hijo y llamarlo papá. Por ello, no le importaba ocultar su lado risueño, cariñoso y juguetón si a cambio recibía un lo estás haciendo bien del señor Park. Era lo mínimo que podía hacer para agradecer todo lo que habían hecho por él, y todo lo que le habían dado.
Pasaron los años, y el pequeño niño se había convertido en un joven apuesto de traje y corbata. Serio, frío y calculador, como su padre así solicitaba. Con los rubios cabellos bien ordenados y un bonito reloj de bolsillo, obsequio del señor.
El edificio era enorme, las oficinas y despachos eran bastante espaciosos, y es que, ser ahora la mano derecha del dueño de la empresa no era otra cosa mas que satisfactorio. El joven estaba preparado, y era consciente de que su padre lo había estado entrenando para todo aquello, debía dar lo mejor de sí para no decepcionarlo y brindarle aquello que el hombre anhelaba, una buena jubilación sin preocupaciones.
Al menos ese era el plan. Seguía de manera casi perfecta su papel, ya sabía cómo funcionaba todo, cómo iban los papeles, cómo manejar a los empleados, qué hacer para despedir y contratar, temas de contabilidad, marketing, anuncios, negociaciones con otras empresas, todo lo necesario para que no se le escapara nada. Pero un problema se presentó cuando conoció a un joven, de su misma edad, del servicio de limpieza de su planta.
No habían hablado, pero era consciente de que el joven lo miraba cada vez que entraba a la oficina de su padre, a veces se paraba a charlar con el señor Kang, el secretario, y le daba la sensación de que perdía demasiado el tiempo con ello en vez de hacer su trabajo. Incluso de vez en cuando le ponía nervioso que le estuviera prestando tanta atención.
No era de extrañar que el joven Park tenía muchos pretendientes, y seguramente, aquel joven también era uno de ellos, pero solían ser más discretos. El señor Kang, en una de sus conversaciones con aquel joven de la limpieza, le había advertido de aquello. No debía encapricharse por alguien de un rango bastante más superior, y ni pensar en tratar de conquistarle, lo único que conseguiría es que lo echaran de la empresa.
Y es que, una historia similar había ocurrido anteriormente, el señor Kang solía enterarse de todo. El joven Park acabó despidiendo al chico que le traía los cafés a él y a su padre, pues solía tomarse demasiadas libertades en tratar de entablar una buena conversación con el rubio, e incluso le había pedido salir a tomar algo un par de veces. Park jamás respondía, y un día simplemente le devolvió los cafés al joven y dijo:
- Están fríos, y tú despedido.
Y se adentró en la oficina de su padre, que por fin lo miraba orgulloso.
Nada de todo aquello le importaba al joven de la limpieza, solo podía pensar en lo majestuoso que se apreciaba el hijo de su jefe y en lo que supondría enamorar a alguien sin sentimientos aparentes.
Simplemente, se había convertido en un objetivo.
✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨
Cortito pero necesario.
Con esto sabéis de dónde viene Jimin, y cómo fue más o menos su vida. No he profundizado demasiado, pues se irán viendo más cosas a lo largo de la historia, pero es para haceros una idea general.
Y sé que llego tarde pero ¡Feliz San Valentín! o ¡Feliz San Solterín! (yo ocupo San Solterín JAJAJAJA)
Espero que hayáis pasado una bonita semana y mucho ánimo para los que no. Mando todas mis buenas energías y espero que un ratito de lectura con pedacitos de esta historia os hagan más amenos los días. 💖💖🥰
¡Nos leemos el finde que viene!
⁓ChimMochi💜
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7FATES ~YoonMin~
Fanfiction¿Porqué debía ser todo tan complicado? Sobre todo cuando una persona tan bondadosa como Park Jimin ya había sufrido lo suficiente. No era necesario todo aquello, cada vez se torcían más las situaciones, cada vez se veía más sumido en algo en lo que...