CAPÍTULO 11

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Sábado 23 Septiembre 

Nada de todo aquello era coherente, la boca del menor hablaba sin ton ni son y hacía gestos y movimientos con las manos que solo confundían más a Min. Este apenas acababa de despertarse, aún se estaba desperezando cuando el insistente tono del timbre se hizo presente en su apartamento, y no cesó por mucho que cubriera sus oídos con la acolchada almohada. 

Desde que fastidiado, se levantó de su cómoda cama para abrir la puerta y gritar al que se encontrara molestándolo a tan temprana hora de la mañana, no había dejado de escuchar el parloteo de Jimin. Este hizo caso omiso al malhumor de Min, y se adentró al apartamento sin permiso cerrando la puerta tras de sí. 

El pelinegro se sujetaba el puente de la nariz con los ojos cerrados y evidente dolor de cabeza, tratando de descifrar las palabras del menor sin saltarle encima.

- Hyung ¿me estás escuchando?

Ante ese esperado silencio en busca de una respuesta, el mayor respiró hondo tratando de calmar la punzada de dolor instalada en su sien, y miró al menor por fin a los ojos - ¿Crees que sí?

- Creo que si fueras consciente de que esto te concierne a ti tanto como a mí no me estarías ignorando. - reprochó.

- No niño, a mi esto ni me va ni me viene. Podemos simplemente olvidar lo que vimos y seguir con nuestras vidas.

- Sabes que no será así de fácil.

Soltó un suspiro resignado - Lo será.

- No puedes estar tan seguro. Oye, ¿adonde vas? - se levantó, siguiendo la acción del contrario, que parecía poco interesado en continuar con la conversación.

- Necesito cafeína en mis venas. - comentó al aire, dándole la espalda al peligris y dirigiéndose hacia su cocina.

- Oh, gracias a dios - dramatizó - Yo también - comenzó a seguir a Min - ¿Qué marca de café utilizas? Por que no todas son buenas ¿sabes? - Min rodó los ojos, iba a ser una larga mañana.- Si quieres te puedo recomendar alguna, bueno, yo es que hago buenos cafés siempre, pero es cierto que la marca tiene mucho que ver... - Bueno, Jimin hablando de una de sus pasiones podía llegar a ser algo irritante, sobre todo para una persona como el pelinegro, que realmente apreciaba el silencio y la tranquilidad.

Min había dejado de escuchar. Total, para comenzar una conversación de besugos y rebatir la afirmación de Jimin para que acabara molesto no le salía a cuentas. Prefería estar en su burbuja pensando en si debería bajar a tirar las bolsas de basura que aún tenía en ese rincón de su cocina pero...

Pereza.

Por lo tanto se dedicaría a preparar ese ansiado líquido oscuro para recargar de energías, al menos un poco, a su agotado cuerpo de anciano. 

Mientras estuvo pensando qué hacer había estado apoyado en el marco de la puerta de su cocina mirando a la nada, y ahora que se había movido hacia su adorada cafetera, el lugar había sido ocupado por Jimin.

- ...así que, puedo confirmar que el mejor café del mundo es el que hago yo en mi casa. - concluyó Jimin, orgulloso y con una media sonrisa.

Decir que le decepcionó no ser escuchado sería mentir.

Bueno sí, le decepcionó un poquito, pero ya se lo figuraba desde que observó a Min moverse habilidoso por la cocina y totalmente concentrado en su quehacer. Parecía ajeno al resto del mundo al preparar algo tan simple como el café, lo que hizo a Jimin pensar que en ese aspecto eran similares. 

No pudo evitar echarle un ojo.

Había dormido con una camiseta, negra como su cabello desordenado, ligeramente ajustada, por lo que se podían apreciar sus tonificados músculos. La tela estaba bastante arrugada y quedaba algo levantada de la parte baja de su cintura dejando ver esa blanca piel que, a ojos de Jimin, tentaba a tocarla y averiguar si era tan suave como parecía.

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⏰ Última actualización: May 12, 2022 ⏰

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