El refugio

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Cada vez estaba mas cerca de mí. Algo hizo que pusiese su mano en el cuello, como si le fuese picado algo. A los pocos segundos calló desplomada al suelo. De los matorrales salió una niña. Por la ropa que llevaba, era la misma que me sacó de aquella casa.

Un trapo liado a su cara le tapaba el rostro. En su mano parecía llevar una cerbatana por la que probablemente le disparase algo a Meryl para que cayera al suelo.

-Ven, rápido.- dijo la niña.- No tenemos mucho tiempo.

Me quedé bloqueada mirando a Meryl y a la niña. La niña se quitó el trapo que le tapaba la cara y por sorpresa para mi, esa niña era Priscila.

Fuí con ella a hurtadillas y nos adentremos en el bosque dejando atrás la aldea.

- ¡Estas viva!. Pero... ¿Que haces aquí?.- pregunté a Priscila.

+Te dije que volvía en 30 minutos, pero tu decidiste buscar el libro por tu cuenta. Ahora estamos aquí atrapadas.-

-¿Como conseguiste entrar?.- le pregunté.

+...- respondió con un silencio.-

Llegamos a un hueco de una montaña, cubierta de hojas y ramas. Si te fijabas podías llegar a ver como una especie de puerta oculta entre tanta maleza.

Rápido, por aquí.- dijo Priscila.

Entremos y aquello parecía una nave industrial. Era enorme, tenía muchísimos alimentos, estanterías con libros, sofás. Era un refugio muy bien aprovisionado. Y lo que era aún mas increíble... tenía luz eléctrica.

- ¿Que es todo esto?.- pregunté.

+ Es un refugio. Aquí estarás segura.

- ¿¿Estaras??. ¿Tu no te quedas?.

+ No puedo quedarme... tengo... cosas que hacer fuera. Pero no te preocupes, vendré siempre que pueda. Lo primero que quiero que hagas es que aprendas a usar esta cerbatana.

Me entregó su cerbatana. Era una cerbatana que no llegaba a los 2 metros, era marrón oscura, decorada con plumas y piedras, y tenia unas letras bordadas un poco raras que no conseguía entender.

Me entregó una caja de 12 dardos echo con madera y un material parecido al algodón.

Pero yo no sé usar "esto".- le dije.

Debes colocarte un extremo en la boca y soplar donde quieras disparar el dardo.- respondió.


La única cerbatana que he usado, fué en el colegio, con un bolígrafo y bolitas de papel. Y esto no se parecía en nada a aquello.

Me demostró como se hacía y me corrigió algunos fallos hasta que supe como cogerla y dispararla. Aunque mi puntería no era buena que digamos.

+Muy bien, sigue mejorando la puntería. Yo debo irme. Luego regreso.

No te muevas de aquí, y si oyes ruido fuera, intenta no armar mucho escandalo. Pueden ser animales o los hombres de Sebastian.

- Para ser tan pequeña, te las arreglas muy bien.- le dije.

+ ... - volvió a responder con un silencio y evitando mirarme.


Abrió la puerta y se fué. Ahora estaba sola sin saber que hacer, bueno si, "mejorar mi puntería con la cerbatana" aunque es un poco aburrido.

Necronomicon. El poder del libro malditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora