nueve

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La siguiente parada era el aeropuerto, esperabas no tener que volar a ninguna parte sin previo aviso. «¿En serio, Finn?»
Al llegar al aeropuerto no estabas segura de cuál era el siguiente movimiento que debías hacer. ¿Buscabas a alguien? ¿Buscabas un corazón de papel en el estacionamiento? ¿Debías entrar? Recordabas la pista y no encontrabas ninguna instrucción directa. Tu marido iba a tenerte allí dando vueltas como una tonta.
Dejando todos los pensamientos a un lado, estacionaste y te dirigiste hacia la terminal. En cuanto llegaste a una de las entradas oíste una voz conocida. Era uno de los guardaespaldas de Finn, Dave; Solía acompañarte a ti, pero ese día no sentías que necesitarás su protección.
«¿Tienes algún problema?»

—Hola, ¿qué tal? —dijiste al verlo —. ¿Qué haces aquí?

Te tapaste el sol con el montón de corazones y lo miraste.
Para tu sorpresa, te dio un corazón verde.

—Tu pista, querida.

«¡Bien!»

—Gracias. —La tomaste y, dándole la espalda al sol, examinaste la octava pista tranquilamente.

Espero que lleves el pasaporte. Es broma, pero tienes que tomar un vuelo.

Eso era lo único que decía el corazón. Te mordiste el labio confusa.

—Tenemos que irnos. —Dave entró en la terminal.

Sin saber que más hacer, lo seguiste.

"Que el corazón te guíe" ©️ Finn Wolfhard Donde viven las historias. Descúbrelo ahora