trece

1.9K 154 3
                                    

Finn conducía hacia la casa de verano mientras tú te acurrucabas en el asiento del copiloto cansada por haber comido demasiado en la comida. La música de tu celular sonaba en el coche, te dejabas adormecer por las melodías.
Habían ido a Malibú para intentar desconectar tras una semana ajetreada. Acababas de trasladarte a otra universidad. Ya no podías soportar estar lejos de tu familia durante meses. A tus padres nunca les había hecho mucha gracia que te fue lejos para ir a la universidad. Querías tener esa libertad, pero empezabas a echarlos mucho de menos. Además, algunos amigos ya habían vuelto a casa. Los Ángeles es única.
Y si, puede que Finn tuviese algo que ver con tu regreso a casa. Tal vez un poquito. No te arrepentías.

—Oye. —Sentiste una mano en el muslo. Finn te pellizcó—. Despierta.

—¿Qué? —Te tapaste los ojos con la capucha de la sudadera—. ¿Qué quieres? —murmuraste bajo la tela.

—¿Quién te está escribiendo y dice que te echa de menos?

Ay, Dios. Era tu exnovio, Matt. Se había puesto en contacto contigo hacía poco, y tú no querías saber nada de él. No entendías por qué te mandaba mensajes. Sabía que estabas con Finn.
Dios, todo el mundo sabía que estabas con Finn.
Te quitaste la capucha.

—Es mi ex. No te preocupes.

—¿Por qué te escribe? —Finn te gruño con cara de desaprobación.

Señalaste lo obvio.

—Aún tiene mi número.

—¿Por qué?

—Porque no lo cambié, Finn —dijiste un poco enfadada.

¿Por qué le estaba dando tanta importancia al tema? Solo le habías respondido una vez para decirle que te dejase en paz y que su oportunidad había pasado. Finn sabía que jamás lo engañarías.

—Bien. —Volvió a colocar tu celular en el compartimento entre los asientos, pero desde tu posición relajada aún veías que contraía la mandíbula.

Te resultaba un poco molesto. Habías tenido un novio durante cinco meses en la universidad desde que conociste a Finn. Solo fueron cinco meses. Sabías que a Finn no le hacía gracia esa relación, pero eso no evitó que la tuvieses.
Finn y tu habían mantenido una relación cercana muy divertida, pero él no dejó de salir con otras. ¿Es que no podías vivir tu vida mientras estabas fuera? Habías estado saliendo con Finn poco más de dos meses, y ya se conocían desde hacía dos años. Debería haber sabido que tipo de chica eras.

—No entiendo por qué te enfadas...

—Porque tu ex te está escribiendo. Te echa de menos.

Pusiste los ojos en blanco al incorporarte. Entraron en la casa de playa, estabas deseando bajarte del coche.

—Pues yo no lo echo de menos. —Empezaste a ponerte de mal humor. Cuando estacionó, saliste—. Tranquilízate, no tienes que preocuparte por nada.

Te dirigiste hacia la puerta y oíste cómo Finn la cerraba, entonces supiste que la conversación no iba a terminar por haber entrado en otro lugar.

—Ese tipo nunca me gustó.

—No querías que tuvieses ninguna relación, imagino. —Miraste hacía atrás y viste que Finn se acercaba por el camino igual de enfadado que tú. Abriste la puerta y de repente deseaste estar allí tu sola.

—Yo jamás he dicho eso —insistió—. Pero no me gustaba el tipo con el que estabas.

Te diste la vuelta, preparada para una pelea.

—¿Por qué? No hizo nada.

—Jugó contigo. Te hizo daño, lo que quiere decir que también me lo hizo a mí, porque no me gusta nada verte así. Él solito te destrozó. Tienes toda la razón, no me cae bien. —Finn levantó tu celular—. Deberías bloquear su número. No debería poder contactarse contigo de ninguna forma. No se lo merece.

—Me cambiaré el número. No es para tanto. Ya ves no le respondí para seguirle la conversación, le dije que me dejase en paz. —Miraste tu celular—. ¿Me lo devuelves? —preguntaste más como una orden que como una petición.

Suspirando, Finn te lo devolvió.

—Gracias. —Buscaste entre tus contactos y bloqueaste y eliminaste el número de tu ex —. Ya está.

—¿Por qué no hiciste eso hace tiempo?

—Porque estuve meses sin saber nada de él. Anoche me escribió por primera vez. Pensaba que había borrado mi número. —Te encogiste de hombros—. No lo sé. —Metiste los labios hacia dentro mientras mirabas a tu novio.

—No quiero pelearme contigo...

—Entonces, déjalo ya. Porque no importa. Ahora estoy contigo. Solo quiero estar contigo. Él es cosa del pasado. Me da igual. —Fuiste a la cocina por una botella de agua. Al abrir la heladera oíste cómo Finn iba hacia el fregadero y se lavaba las manos.

—Cariño.

Sin responder, empezaste a abrir el agua.

—Es que no me gusta verte así. No es que me sienta amenazado por él.

—Y no deberías. No tienes motivos para preocuparte.

—Es que no quiero que resurja ninguno de esos sentimientos. Por cómo me miras sé que sigues un poco herida. La que me preocupas eres tú, no él.

Te encanta que Finn fuese protector, aunque a veces resultase frustrante.

—Gracias.

Al sentir que se acercaba hacia ti, levantaste la cabeza y te encontraste con su mirada. Viste que se relamía los labios y cerraste los ojos anticipándote al beso. Cuando llegó, empezaste a relajarte al sentir la suave y amable caricia de sus labios.
Tras unos segundos, se separó de ti y te besó en ambas mejillas, ganándose una sonrisa. Es tan lindo cuando hace eso...
Te miro a los ojos, haciendo que se te cortase la respiración y se te acelerara el corazón.

—Te amo.

Mentalmente preguntaste «¿qué?» en unos cien idiomas.
Rompió la mirada fija con un pestañeo y miró hacia abajo un poco nervioso. Querías decirle lo mismo, pero se te había olvidado hablar. Volvió a mirarte y te puso la mano izquierda en la cara, te acarició con el pulgar la mejilla caliente.

—Estoy enamorado de ti y... —Te miró a los ojos, los cuales estaban aturdidos—. Solo quiero lo mejor para ti.—Volvió a acercarse—. ¿Sí? —Casi apoyó su frente contra la tuya.

Asentiste intentando todavía encontrar las palabras. Te dio un beso suave sobre tus silenciosos labios. La voz casi se te rompió mientras suspiraste:

—Yo también te amo.

—No tienes que decirlo porque yo te lo haya dicho. ¿Estás segura?

—Del todo.

Ambos se habían sincerado.

"Que el corazón te guíe" ©️ Finn Wolfhard Donde viven las historias. Descúbrelo ahora