JiMin suspiró, cerrando su ordenador portátil y echando una mirada hacia un entretenido TaeHyung.
Le observó un momento, descifrando el motivo de su felicidad y corroborando que era debido a Min YoonGi. Y el solo pensarlo.. dolió.
TaeHyung era su mejor amigo y mucho mas que todo eso; su hermano. Ellos habían crecido juntos, donde Tae soportó tanta porquería por parte de unos padres que nunca se sintieron listos para tener hijos y que no perdían la oportunidad de recalcar que él había sido un error.
JiMin odiaba a los padres de TaeHyung pero los amaba a partes iguales, por haberle dado a su mejor amigo.
Y cuando Tae sonría en medio de todos los problemas que JiMin nunca tendría, el dolor de su perdida parecía recibir el consuelo que necesitaba todas la noches, cuando se iba a la cama y todo su ser le traicionaba, trayendo recuerdos que debía enterrar por la felicidad de las dos personas que tanto quería.
—¡YoonGi me invitó a salir!
Sonrió un tanto forzado y prestó total atención al par de orbes que le miraban con radiante felicidad.
—Son novios TaeTae, él siempre querrá pasar tiempo contigo.
Por un momento, la felicidad de Tae pareció quebrarse y su sonrisa titubeó, pero la recompuso en un instante y asintió rápidamente.
—Solo siento mucho lo que te hago a ti.
JiMin contuvo el aire y sus labios se abrieron sin poder emitir palabra alguna. Tae no podía saber..
—Ya sabes, eres casi mi hermano y debería pasar mas tiempo contigo que con YoonGi.
Carraspeando, las pequeñas manos de JiMin se aferraron al borde la mesa del comedor estudiantil y disimuló la acidez que comenzaba a subir y parecía querer ahogarle en el proceso.
Mas tarde ese día, JiMin presenció la escena de una pareja feliz, mientras se despedían entre risitas y una promesa de invitarle en otra ocasión. Pero no lo necesitaba, al menos no cuando ya bastante sufría al verles juntos y tener que fingir que no le importaba mas, que YoonGi solo era un.. capricho, una ilusión y algo que no podía ser.
Su móvil vibró y lo extrajo de su bolsillo aún con la mirada baja y las ganas de soltarse a llorar.
Cerró los ojos y negó ante el texto que recibió.
«Tae lo merece, lo hace.» se repitió, sonando totalmente falso.
JiMin realizó una reverencia ante la chica que le tomaría las medidas para su traje de novio y dejó que ella trabajara, mientras su madre prestaba atención a su semblante apagado.
No podía encontrar la forma de borrar todos los recuerdos que solo habían regresado con tanta intensidad que le desconcertaba y que no importaba cuanto se esforzara, ellos persistirían.
Park Aimé le observó con sus brillantes ojos verdes y logró intimidar a JiMin, como lo hacia cada vez que deseaba saber la verdad, esa que el menor había sellado casi herméticamente en su interior, por el temor de que sus acciones fueran juzgadas.
—Me disculpo un momento.
JiMin asintió hacia la modista y tensó los labios al quedarse a solas con la mujer que le dio la vida.
Rizos negros que caían hasta su regazo, se removieron en medio de un cansado suspiro y la dulce voz de la mujer, rompió con el silencio casi demoledor que se instaló en la sala.
—Si no le amas, déjalo. —Claro y contundente.
Aimé se diferenciaba del resto de las madres por el hecho de siempre ser fuerte y leal a sus palabras. Y JiMin realmente apreciaba que fuese así, que no le pintara las cosas y le prometiera que todo saldría bien, cuando era mas claro que no sería así.
Pero en esa ocasión, él no necesitaba de esa franqueza.
—Se lo que vas a decir. —Aimé continuó. —No quieres escuchar la verdad. Te aterra la idea de que todo por lo que has trabajado, se pierda.
JiMin cuadró los hombros y negó, observándose frente a los grandes espejos que detallaban su fina silueta.
—Pero hijo, ya no tienes porque fingir que no duele y que estas bien con ello.
—No así. —Murmuró, sintiendo el nudo en la garganta mas y mas apretado. —Me lo prometí y..
—Y lo cumpliste durante el tiempo que fue necesario, así como lo hubieses hecho para toda la vida de haberse requerido. Pero el destino no lo quiso así y ahora tienes la oportunidad de arreglar todo lo que fracturarse en el camino de estar bien.
JiMin llevó las manos a su cabello, tirando hacía atrás su flequillo y descubriendo su frente.
Entre pasos temblorosos, se acercó a su madre y se acuclilló frente a ella, sintiendo las suaves caricias que le proporcionaba y rogando para que su agitado corazón, se tranquilizara.
Se encontraba tan nervioso.. tan.. desesperado.
—Estoy asustado, mamá. —La confesión sin embargo, se sintió como una ligera esperanza. —Estoy aterrado de haber llevado las cosas tan mal y ahora no solo lastimarme a mi mismo como en el pasado, si no de lastimar a dos personas que han sufrido por igual y de.. y de perder a una tercera que se ganado mi cariño.
Y, como en un pasado igual de incierto, JiMin sollozó contra el regazo de su madre y está ultima guardo silencio, entendiendo el enredo que JiMin había creado en su afán de hacer las cosas bien.
—Quizá TaeHyung merecía ser feliz, JiMin.. pero tu no tenías que servir de salvavidas y YoonGi no tenía que seguir tus deseos solo para hacerte feliz.
Porque al final todo se caía a pedazos y.. ahora solo deseaba que alguien le rescatase a él.
—Tienes que arreglar esto, JiMin. —Aimé finalizó, rogando porque las cosas no se terminaran de romper para el menor.
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Grow © YoonMin
FanfictionTaeHyung le dejó dos preciados regalos antes de morir. Teté, quien había sido su mejor amigo desde que ambos estaba en preescolar y JiMin tendría que aprender a cuidar de un corazón roto y un pequeño bebé recién nacido. © Totales de la hermosa porta...