22: Mon avenir est maintenant.

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JiMin sabe que algunos le juzgan.

Sus vecinos lo hacen, sus amigos tratan de no hacerlo porque quieren entender las razones o aceptar al destino e incluso, sus padres le juzgaron cuando les dijo que estaba esperando un bebé de Min YoonGi, la ex pareja de su difunto mejor amigo.

Trata de aceptar que las cosas tenían que ser así, porque nadie nunca conoció la verdad que él mismo trató de enterrar bajó mentiras que fueron válidas en su momento y que justo en esos instantes, parecían voltearle el asunto.

Le dolió, por supuesto.

Quería decirles todo lo guardó por tanto tiempo, pero hacerlo sería incluso una burla para la memoria de TaeHyung, así que guardó silencio y se alejó de los murmullos indiscretos que cesarian en un tiempo, pero que nunca se olvidarían.

Tomó a Baek en sus brazos y sonrió, frotando la punta de si nariz contra la más pequeñita. El bebé dio un golpecito en su vientre de tres meses y JiMin lo apretó contra su pecho, sintiéndose feliz por el aroma y la presencia que su hijo le daba.

Baek se convirtió en un pedazo de su alma y, aunque más adelante sabría que no se trataba de su padre biológico, él siempre lo amaría como si lo fuese.

—Ahora eres un poco grande, casi un año ¿Umm? Pronto ya no podré cargarte porque la casita de tu hermano me ocupará mucho.

El bebé soltó una risota y se revolvió, obligando a JiMin a regresarlo al piso alfombrado y sentarse para verlo jugar con sus juguetes.

Cada día se parecía más YoonGi, pero su actitud juguetona pintaba a TaeHyung.

Escuchó pasos a su espalda y suspiró cuando un beso fue dejado en su coronilla. Pronto tenía a un recién despertado YoonGi, quien se acuclillo abriendo sus piernas para tener más acceso al abultadito vientre.

Besó un par de veces la zona y abandonó el lugar para dar media vuelta y atrapar a Baek en un abrazo, dejándolo y regresando su atención hacia él.

Tomó asiento a su lado y apretó su muslo con cuidado, transmitiendo toda la paz que necesitaba en esos momentos.

—Quería encontrarlos a mi lado y en su lugar, alguien dejó una almohada en mis brazos.

JiMin sonrió con inocencia, arrimandose contra su cuerpo y recibiendo gustoso un abrazo.

—Baek tenía hambre y yo también.

YoonGi murmuró y de nuevo guardó silencio, ambos observando los torpes movimientos de su hijo.

JiMin se relajó en el abrazo, encontrando protección, amor y las fuerzas necesarias para no dejarse vencer una vez mas. Ese era su vida, su ahora familia y todas las razones por las cuales luchar.

Ya no era sólo Park JiMin, ya no se trataba sólo de él. Ahora existían dos bebés que amar, un novio al cual ya no dejar y una nueva oportunidad que pedía por no extinguirse ante los comentarios y las quejas de personas que no sabían absolutamente nada sobre sus razones.

—¿Eres feliz, amor? —YoonGi preguntó, haciendo que su entrecejo se frunciera en confusión.

Quería preguntar el motivo de tal cosa, pero se encontró terriblemente cómodo e incapaz de seguir cualquier comentario.

—Absolutamente. No hay nada en este mundo que quisiera más, que está vida, este momento, mis hijos y tu amor. —Pronunció, sintiéndose liviano.

Como si aquellas palabras, fuesen las más necesarias.

Grow © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora