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Viernes 17 de noviembre de 1955.
Se ha convertido en una costumbre escribir en la madrugada pero acabo de llegar de casa de tus padres, sigue siendo tan difícil como el primer día soltar tus manos cuando nos tenemos que separar y puedo ver en tus ojitos lo difícil que también es para ti.
Hoy te has graduado y no puedo estar más orgulloso de todos tus logros, gracias por permitirme crecer y madurar a tu lado. Pido perdón por no estar presente en la ceremonia y tener que correr por toda la ciudad con un ramo de flores para llegar en medio de la cena que tu familia ha preparado y felicitarte.
Afortunadamente tu padre accedió a dejarnos estar un momento en el jardín.
¿Crees que aún nos sigan vigilando por la ventana?
¿Siguen sin confiar en el hijo del lechero que lo único que quiere es robarle besos a su pequeño y adorable novio?
Pude robar unos pocos y ver como te sigues sonrojando.
Hoy te veías radiante.
Nunca había visto tantas estrellas como las que vi en tus ojos.
Te encargas de enamorarme cada día con ellos y es que no puedo evitar caer rendido a ese brillo con el que me miras.
Sé que últimamente nos hemos visto poco, no es necesario que lo digas, conozco tu carita y veo esa expresión de tristeza cuando te digo que ya me debo ir.
Sin embargo, existe una razón, desde hace dos años he comenzado a ahorrar, por eso conseguí el empleo en la empresa de textiles, también como ayudante en la panadería del señor Hong además del trabajo que tengo en la tienda de mi padre y aunque aún no lo sepas, al amanecer salgo en bicicleta para entregar los periódicos, no es un gran ingreso de dinero pero en este momento todo es bien recibido y la razón por la cual hoy no pude ir a tu ceremonia de graduación fue porque mi jefe me ha llamado para limpiar los zapatos de algunos empleados.
Seguramente cuando leas esta carta querrás asesinarme.
Solo recuerda que me amas mucho, ¿Sí?
Pude comprar una casa, no es muy grande y necesita muchos arreglos, pintura, en las cañerías y en el techo de una habitación pero me encargaré de todos los detalles.
¿Te puedes imaginar a dónde quiero llegar?
Mañana te propondré matrimonio, ya he hablado con tus padres y me han dado su aprobación, mi familia también lo sabe y he guardado el secreto demasiado tiempo.
En este momento tengo a mi lado la cajita de terciopelo que tiene nuestras argollas.
Solo espero que aceptes.
Hazlo, por favor.
El camino no será fácil pero prometo amarte y cuidarte mejor de lo que podría cuidarme a mí, tenemos una casa que nos espera y miles de sueños por cumplir.
Ten lindos sueños, mi amor, mañana me encargaré de dibujar una sonrisa permanente en tus labios.
Juntos lo seremos todo, invencibles, increíbles e infinitos.
Con amor, Choi SeungCheol.
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