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Sábado 22 de noviembre de 2014.
¿Cómo es posible que cada año que pase te veas más precioso?
¿Qué intentas hacer?
¿Enamorarme?
¿Por qué quieres quedarte con mi misión de vida?
Feliz cumpleaños mi pedacito de cielo.
Ya te lo he dicho muchas veces durante el día, ¿Verdad? Perdón, pero mi corazón está lleno de alegría al compartir un año más junto a ti, escuchar tu risa es lo que me anima a levantarme cada mañana, saber que en algún momento del día veré tu sonrisa mantiene estable mi ritmo cardíaco, a la espera de una pequeña arritmia, mis pulmones viven en la espera de quedarse sin aire por unos pocos segundos y mis manos nerviosas por tomar las tuyas.
Apenas la aguja del reloj marcó la medianoche me he levantado para saludarte, tú estabas despierto, de pie junto a la ventana de la habitación, sostenías una fotografía de cuando éramos dos adolescentes, ingenuos y llenos de sueños, corriste hacia mí y me abrazaste con fuerza.
Tus lágrimas llamaron a las mías para reunirse en nuestras mejillas mientras repartía besos por tu rostro y sin razón alguna me pediste perdón.
"Cariño, lo siento, lo siento"
Repetías débilmente entre sollozos, aferrándote a mi camisa, deshaciéndote entre mis brazos.
Busqué la manera de que no cayeras, prometí cuidarte y amarte hasta el final de mis días.
Y lo haré hasta mi último suspiro.
Después de dos largos años me pediste que durmiese junto a ti, saqué uno de los álbumes familiares de la estantería y te ayudé a recordar cada uno de aquellos mágicos momentos.
En la tarde nuestros hijos se encargaron de prepararte una fiesta sorpresa pero debo llevarme todo el crédito por la cena que hace unos pocos minutos atrás acabamos de compartir.
Coloque la canción que bailamos en nuestra boda y volviste a pisar mis pies.
No tengo la misma fuerza que antes pero logré abrazarte por la cintura y subirte en mis zapatos, solo sonreíste y te escondiste en mi cuello para ocultar el sonrojo de tus mejillas.
Me dio la impresión que pudiste darte cuenta de lo que estaba pasando, y lograste reconocerme cuando apoyaste tus manos en mis hombros, apretándolos ligeramente para finalmente unir tus dedos en mi nuca.
Haces que cada momento sea perfecto y que no necesite nada más que estar cerca de ti.
Y aunque ahora, mientras escribo, no pueda verte dormir, aunque estemos en habitaciones diferentes, puedo sentir tu corazón latir junto al mío.
Con amor, tu esposo SeungCheol.
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