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Después de escribir el destinatario SeungCheol dejó la pluma sobre el escritorio, tomó la hoja de papel y la dobló con cuidado, tres veces en forma horizontal y una en vertical, la guardó en el sobre y lo selló con un timbre de cera.
—Papá —Una mujer de cabello castaño y ondulado, que le llegaba hasta la cintura se asomó en la puerta de la biblioteca haciendo que el hombre mayor se volteara en la silla para verla.
—¿Sí?
—¿Quieres un poco de yogurt para la merienda?
—Sí —Respondió SeungCheol —Por favor.
SunHee miró la caja de metal encima del escritorio de madera, sonrió y entró a la biblioteca acercándose a SeungCheol —¿Qué haces? —Se sentó a borde del escritorio.
—Escribía una carta para tu papá JiHoon —Contestó SeungCheol y SunHee soltó un suspiro al ver las hojas en blanco —¿Qué ocurre?
—Aún estoy un poco sentida por no haber dejado mi huella en una de ellas —Habló haciendo un tierno puchero.
—Era imposible que en ese momento le negara algo a tus hermanos —Dijo SeungCheol —No creerías lo escandalosos que eran para llorar, incluyendo a MinKi, era tranquilo pero cuando DaeHyun lloraba él lo imitaba y la casa se transformaba en un caos.
—Me lo puedo imaginar.
SeungCheol abrió la caja de metal y sacó una de las cartas, solía mantenerlas allí, nadie las movía de su lugar, ni siquiera él, eran las primeras cartas que le dedicó a JiHoon, las más importantes, acerca de su boda, de sus hijos y los importantes sucesos en el matrimonio.
Logró reconocer la que escribió el día que SunHee nació —Dame tu mano —Pidió y con un poco de tinta azul dejó la huella de su hija junto a la primera fotografía que le había tomado y que nadie más había visto hasta ese momento.
Sin decir nada la volvió a guardar, como si fuese un preciado tesoro que debía regresar a su lugar.
—Sesenta y seis años escribiéndole cartas a mi papá... —Murmuró SunHee con una ligera sonrisa —Y jamás han llegado a sus manos.
—Nunca fue necesario —SeungCheol levantó la cabeza hacia su hija —El amor de cada palabra que he escrito se lo he demostrado a él.
—Su amor es tan bonito, cualquier persona en el mundo soñaría con vivir un amor como el de ustedes.
SeungCheol solo sonrió y cerró la caja de metal, abrazándola contra su pecho, efectivamente era un tesoro.
—Iré a preparar la merienda —SunHee se levantó y acarició el hombro de SeungCheol antes de agacharse y besar su mejilla.
