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Miércoles 16 de marzo de 1975.
Había olvidado que hace años guardé una fotografía tuya entre los libros del escritorio, sonreí como la primera vez que te vi porque conservas esa mirada tan dulce e inocente de aquel chico de dieciséis años que se robó mi corazón en un abrir y cerrar de ojos.
No has perdido esa paciencia, compresión y bondad que te caracterizan.
Estos años han sido los mejores de toda mi vida, juntos hemos construido nuestros sueños y los hemos alcanzado de la mano.
Hoy, luego de estar tres meses fuera de casa llegamos de nuestra segunda luna de miel acompañados de nuestros hijos.
Volver a la rutina del trabajo será difícil después de despertar cada día con una asombrosa vista al mar, tomando desayuno escuchando las olas romper en la orilla de la playa, salir a bailar en las noches en familia y regresar riéndonos por lo que fuese hasta caer en la cama profundamente dormidos.
SunHee se sigue quejando porque debe regresar a clases pero está emocionada por ir a comprar sus lápices y cuadernos, a veces no la entiendo pero me convenció de salir mañana al centro comercial por una nueva mochila.
Por otro lado MinKi llegó corriendo a su habitación para revisar los correos del instituto e inmediatamente se colocó a planificar el semestre, no me extrañaría para nada verlo en la cena con un libro de biología en sus piernas, leyendo disimuladamente mientras come pensando en que no nos hemos dado cuenta.
Otros padres me han dicho que hable con él, que no es bueno para su edad estudiar tanto, que debería salir a fiestas, tener novia y disfrutar.
Parecen no entender que no todos los adolescentes tienen los mismos intereses y que no todos van al mismo ritmo.
Nuestro MinKi prefiere estar leyendo en su habitación, alimentándose de conocimientos y si es feliz de esa manera, yo también lo soy y sé que tú también lo eres.
Pero no todo ha sido risas.
Uno de nuestros polluelos ha volado del nido.
Sabía que llegaría este momento pero nunca pensé que mi corazón dolería tanto al despedirme de DaeHyun.
Limpié tus lágrimas y aún lo sigo haciendo porque ha sido más difícil para ti que para mí saber que debe alejarse para comenzar la universidad.
No debemos cortarle las alas.
No podemos.
Nuestra tarea está hecha, lo criamos, le dimos todo el amor que pudimos darle y un poquito más, le entregamos valores y ahora él debe salir al mundo a buscar sus sueños.
Los hijos son prestados.
Y en algún momento quedaremos solitos en el nido.
Como al principio y los recibiremos felices cuando regresen a casa con sus familias, con sus novias o novios, con sus hijos; nuestros nietos.
Mi amor, no quiero que estés triste.
¿Recuerdas lo que debías hacer si eso ocurría?
Yo tengo tu sonrisa.
Y hoy te besaré toda la noche para que regrese a ti.
Con amor, SeungCheol.
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