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Miércoles 14 de febrero de 1956.
El día que te vi supe que algo mágico pasaría entre nosotros, pero no sabía qué, fui un iluso en creer que nunca encontraría el verdadero amor pero aquello cambió cuando te conocí, cuando comenzamos a salir, a ser novios, tu alegría inigualable, tus lunares, tu inteligencia, tu hermosa sonrisa que me deja sin palabras, la manera en que sostenías mi mano.
Sabía que era amor.
Que me estaba enamorando por primera vez.
Tenía un te amo atorado en mi garganta, que no podía esperar para decírtelo, porque me hacías y haces inmensamente feliz.
Estos últimos meses han sido ajetreados con los preparativos para la boda y aunque en muchas ocasiones alguno de nosotros se sintió agotado, el otro tomó su mano para continuar.
Y hoy finalmente fue el gran día.
Un día que fue completamente nuestro.
Oficialmente somos esposos.
La ceremonia fue tranquila y sencilla, cada detalle fue como lo soñamos cuando hablábamos hasta altas horas de la madrugada, planeándola en un cuaderno, hablando de las flores, la hora, los invitados, las mesas, la comida, llegando a un acuerdo.
Mientras buscabas tus maletas tu padre me hizo volver a prometerle que te cuidaría y protegería hasta el final mis días.
Así será.
Quiero que sepas que eres lo mejor de mi vida en estos momentos y lo que tanto esperaba, más bien, mucho más de lo que esperaba de lo que creía merecer y créeme que al tomar tu mano, al abrazarnos, al sentirme complementado cuando te tengo entre mis brazos, siento que mis sueños se cumplen.
Será una aventura, seguiremos creciendo junto al otro, nos apoyaremos y cumpliremos nuestras metas, sabes que tienes mi apoyo incondicional, ¿verdad? Formaremos nuestra familia, tendremos hijos, los criaremos juntos y algún día cuando seamos abuelitos tendremos una casa en el campo y volveremos a recordar este día, donde me pisaste más de veinte veces al bailar, donde pude sentir el amor en tu mirada, en tus sonrisas, en tus besos.
Hoy he recorrido tus lunares, sintiéndome un astronauta perdido en ellos y he besado tu cuerpo hasta aprendérmelo de memoria, cada curva hasta erizarte la piel con el toque de mis labios.
He besado tu sonrisa y me la he guardado en la boca, así que cuando estés tristes, solo bésame y mis labios te devolverán la alegría.
Me declaro culpable en querer derretir tu piel con caricias.
Hoy he descubierto un nuevo pasatiempo; besar la constelación de lunares en tu espalda y acabar besando ese coqueto lunar que se encuentra bajo tu ojo izquierdo.
Perder la cuenta y comenzar de nuevo.
Perdón, amor mío por estar escribiendo esto mientras duermes a mi lado pero las palabras fluyeron solas al ver lo hermosa que se ve tu piel bajo la luz de la luna.
Con amor, tu esposo.
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