(14)Un día prefecto

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Después de estar con Sebastian a un lado del río,  fuimos a la cabaña de la otra vez, el tiempo se nos fue volando estando juntos, miramos películas,  comimos golosinas,  reímos, aprendimos más acerca de nosotros,  cuando menos lo pensamos ya era de noche y estaba lloviendo

-Amor,  creo que ya nos tendríamos que ir

-Pero no puedes conducir así

-¿Así cómo?

-Pues esta lloviendo,  ¿que te parece si nos quedamos aquí a dormir?

-No lo había pensado,  pero te pueden regañar por no llegar a tu casa y no quiero ocasionarte problemas

-No tienen porque regañarme, ya estoy grande

-Bueno, esta bien nos quedaremos aquí,  solo hay un problema

-¿Qué pasa?

-Solo hay una habitación

-Pues al fin sabremos que se siente dormir juntos

-Contigo todo es perfecto

-Hay Sebastian,  gracias,  te amo, eres lo mejor que me pudo pasar

-Katja,  yo también te amo,  has cambiado mi vida,  y tu fuiste mi calma en la tempestad, eres increíble,  enserio,  gracias a ti

Después de estas palabras los dos nos quedamos mirándonos fijamente a los ojos,  cuando de pronto Sebastian toma el control y me besa apasionadamente y hace que me valla hacia atrás acostándome en el sofá en el que estábamos sentados

-Espera,  Katy,  no quiero hacer esto si tu no quieres

-Sebastian, no es que no te quiera, te amo demasiado, es solo que no estoy preparar para dar un paso así contigo

-Te comprendo Katy, y comprendo también si te quieres regresar ahorita

-Quiero estar contigo,  no quiero irme

-Bueno,  gracias,  ¿Que quieres hacer ahora?

-Solo abrázame

De pronto sentí sus brazos rodear mi cuerpo, luego su cálido pecho junto a mi rostro y su dulce aroma cerca de mi.

Nos quedamos dormidos.

Katja Doez AnderssonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora