Cuando los muchachos salieron de la habitación, el monstruo continuaba tocando animosamente en el piano. Unos hombres bebían deprimidos. El mayor parecía maldecir a los que gastaban su dinero en la feria del milenio a la que llamaba una pérdida de tiempo.
—Será mejor que esperemos un poco, no vaya a descubrirnos Sir Dianos al salir —le advirtió Crono a Marle.
Ella continuaba observando al extraño ser en el piano.
—Es un Kilwala —mencionó una mujer que bebía del otro lado de la barra. Curiosa, había estado observando a la pareja— Tiene dos semanas de vivir aquí.
—¿Es un místico?
—No exactamente, viene de los montes del desierto de Fiona. Uno que otro monstruo le da por aparecer y convivir con los humanos, en especial los Kilwalas. Poseen un temperamento muy tranquilo.
Crono intervino escéptico de aquella información.
—Yo he cruzado constantemente el desierto de Fiona en ocasiones anteriores, y nunca había visto a ninguno de esos.
—Es porque el clima en el desierto es seco. Ellos vienen de los montes. Si hubiera agua o vegetación en tierras bajas, créelo, habitarían ahí.
A un lado de ellos, un tipo casi deja caer el vaso de licor que tomaba.
—El desierto de Fiona... —murmuró antes de levantar la voz—. ¡Eso no debería de ser un desierto, sino una pradera!
—¿A qué se refiere, señor? —preguntó Marle.
—Es el hombre, niña, y su gran talento para destruir lo que toca. Antes, mucho antes, hace siglos, ese desierto poseía algunas plantas, pero se secó. Nadie hizo nada por restaurarlo, solo una persona luchó por hacerlo florecer... pero murió sin conseguir gran cosa. Mi tri–tatarabuela, Fiona.
Fiona era considerada una mártir dentro de las costumbres religiosas de Guardia, por ser la mujer que entregó su vida luchando por restablecer la flora en el estéril desierto. El sujeto bien podría decir mentiras al estar tan pasado de copas. Su aspecto era sucio y descuidado, difícilmente se le podría relacionar con tan noble personaje.
—¿Eres descendiente de Fiona? —Preguntó alguien con mucho escepticismo.
—No quisiera serlo. Soy una deshonra para la familia. ¡Otra! —pidió al cantinero acercándole su vaso—. Se supone que yo debí de continuar el legado para levantar el desierto, pero soy un bueno para nada que no ha hecho nada.
Enseguida el tipo dejó caer su cabeza sobre la barra quedándose dormido. El cantinero lo miró fastidiado, evidentemente no era la primera vez que el pobre se pasaba por ahí haciendo ese tipo de números. Crono, Marle y la chica que también había escuchado la historia se vieron entre sí.
—No debería de sentirse culpable —opinó Marle—, aunque hubiera hecho el esfuerzo quizá no hubiera servido. En el castillo muchos sabios dicen que por el estado de la tierra, es imposible hacer crecer algo en la zona.
Se acercaban más a la barra cuando la puerta se abrió. Sir Dianos hizo gala de su presencia llamando de inmediato la atención del encargado apresurándose a atenderle, mientras Crono y Marle aterrados, corrieron hacia la puerta trasera sin llegar a ser vistos por el capitán de los caballeros de Guardia. Los muchachos apreciaron en silencio la ayuda del maleducado posadero por sacarlos del aprieto sin saberlo.
—Tenemos que darnos prisa —advirtió el pelirrojo—, Sir Dianos puede vernos en cualquier momento mientras permanezcamos en Porre.
—Entonces vámonos, supongo que no podremos usar el Ferry —mencionó observando desde el rincón a un grupo de caballeros comandados por Sir Dianos saliendo rumbo hacia la costa.
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Chrono Trigger - La Novela
FanfictionLa novelización de este fantástico juego en una adaptación algo libre y personal. Un ambicioso proyecto que comencé hace mucho y dejé inconcluso, y ahora regreso planeandolo llevar hasta su fin. Espero sea de su total agrado.