Después de una hora de esperar afuera salió el médico.
— Mira flaca—Se acercó a mí con una cara triste. —No sé si sabías pero tú hermana estaba embarazada. Igual lo que le pasó en el baño, fue que tuvo un aborto espontáneo. Ella está despierta ahora ¿Querés pasar? — Me dijo y quedé helada.
¿Mi hermana embarazada?¿No me dijo?¿Sabía?
Entre a la habitación y estaba ella, con una mirada triste.
—Mar, bolu— Le abracé la cabeza y ella lloró en silencio. — Sh, tranquila...
Me senté al lado de ella y le agarré la mano.
—¿Querés hablar o preferís que cambiemos de tema?—Le pregunté y ella se secó la lágrima.
—No, por una parte me tranquiliza perder el embarazo. ¿Te imaginas tener un hijo de alguien que ya tiene toda su vida hecha?
—Boluda no digas eso... — Dije sorprendida. Seguro que al rato se arrepiente de lo que dijo.
—Cie, no quiero estar más acá— Soltó de la nada. —Creo que me voy a ir. Lo pensé hace un rato y creo que es lo mejor.
—¿Porque?— No me imaginaba sin ella, ni tampoco a ella sola en otro lado. — Mar vos tenés una vida acá, ¿Estas segura?
— Creo, lo estoy pensando. ¿Los llamaste a los viejos? —Preguntó ella.
— No, quería esperar para verte y saber si querías o no que los llame. — Le respondí.
—No, solo decile que nos volvemos para capital. —Dijo mientras yo desbloqueaba mi celular. — Ay apaga el mío porfa que ya me cansó el ruido.
Lo agarré y todas las notificaciones eran llamadas perdidas de Ignacio. Apagué el celular y llamé desde el mío a mi viejo para avisarle.
—¿A qué hora me dan el alta?— Pregunto ella acomodándose.
— A las cinco de la tarde— Le respondí viendo los vuelos a capital. —Tenemos un vuelo a las ocho.
—Bueno— Dijo y cambiamos de tema.
....
Al otro día...
Al final mi hermana decidió irse. Se iba a ir a Italia con Germán. Estaba triste, si, me dolía estar lejos de ella. Siempre que estaba mal ella era la primera que estaba para mí, y yo para ella. Pero bueno, entiendo que capaz que allá este mejor.
—Bueno, te cuidas Marianella eh— Le dijo mi viejo.
Ella le contesto algo y la abrazó. Se me hizo un nudo en la garganta.
—Cuidate nena, te voy a llamar todos los días. —Le dijo ahora mamá.
Ella saludó a Bri, Vir y Ana. Y vino a abrazarme.
—Te voy a extrañar pelotuda— Escuché como ella lloraba.
—Capaz que para la final voy. — Dijo bajo solo para que yo la escuche.
—Bueno, mándale saludos a Pezzella— Le dije y ella agarró las valijas y se fue.
Cuando ella desapareció de nuestra vista, escuché una voz conocida. Nacho.
—Donde esta Cielo— Me dijo apurado. — Iba a ser papá, la puta madre. La perdí.
—Ya se fue — Lo llevé para otro lado lejos de mi familia. —Se fue a Europa, entende que va a estar mejor allá.
El no dijo nada y salió. Tarde, pero la vino a buscar.Nunca me va a pasar.
Me subí al auto y como siempre que estás mal, se te juntan todos tus problemas y lloras.
Alguien tocó la ventana, ojalá no me quieran robar. Miré y era Gonzalo. Abrí el auto y lo abracé.
—Tranquila Cie— Dijo acariciándome el pelo. —Ya va a volver hermosa.
Me levantó la cara y me dió un pico.
— Va a estar todo bien. —Entrelazó nuestras manos y lo besé.
Necesitaba hacerlo, desde mi cumpleaños. Al separarnos, nos dimos tres besos.
—¿Queres venir a comer a casa? Estoy con Pili. —Me preguntó y yo asentí.
—Dale, ¿andas en tu auto ahora? — Le pregunté y negó.
—Estoy con Nacho, el me pidió que lo acompañe. — Dijo y se alejó unos centimetros para llamarlo—Hola, ¿ya te fuiste? si estoy con ella.Bueno, anda tranquilo. Después hablamos. —Cortó y me sonrió.— ¿Vamos en tu auto? Nacho ya se fue.
—Si dale.— Me subí y destrabe la puerta para que se suba.
fua que opinan de las dos parejillas