—¿Y bien? ¿Cómo han sido estos días? –pregunta el señor Thompson detrás de su escritorio de madera, con unos apuntes en la mano y una taza de café a su costado.
—Han sido… curiosos –respondo con sinceridad, no puedo confiarle todo lo que mis ojitos han visto estos días, pero sí no le miento cuando digo que ha sido curioso.
—¿curioso? ¿Quieres contarme más sobre eso? –deja sus anotaciones en el escritorio, con su codo apoyado en el brazo de la silla, apoya su cabeza en su mano mientras con sus ojos me examina.
—Bueno… –estoy algo nerviosa, por primera vez deberé ocultarle algo a mi psicólogo. Además, no será mentir, si no omitir ¿es diferente, no? —llegaron mis “primos” y tíos de Alemania. –pongo entrecomillas la palabra Primos porque sinceramente no los siento así y en realidad no lo son, pero a los ojos del mundo se ve como si lo fuéramos.
—¿Primos?
—Sí, la mejor amiga de mi madre que es mi madrina, tiene dos hijos que prácticamente nos han criado como primos, pero no lo somos realmente. –explico.
—Oh, ¿algo importante o fuera de lo común con ellos? –si solo le contara...
—no, realmente no. Son chicos muy… –Lidia gritando improperios, Dylan golpeando, Lidia una chica hermosa y Dylan un chico sumamente Sexy. Lidia una porrista Alemana y Dylan resulta ser una estrella de las peleas callejeras —normales, tranquilos. –sonrió cínicamente.
—Me parece bien. –sonríe tomando sus notas. —cuéntame, la última vez que nos vimos estabas algo afectada aun por la última navidad.
La última navidad, para mí el 24 de Diciembre no es más que un día horroroso, enfermizo y doloroso.
Para mí, mi última navidad fue hace cinco años atrás, cuando los renos con luces se movían, las luces decoraban toda la casa, los muñecos de nieve decorados con gorros y fufandas.
El fuego de la chimenea...
Mi última navidad fue hace tanto tiempo, pero aun la recuerdo como si fuera ayer.
—Sí, sabe que es un periodo difícil para mí. –miro mis manos un poco afectada por los recuerdos.
—Tu padre y tu eran muy unidos –una sonrisa recorre mis labios –recuerdo cuando te venía a dejar a clases. Era un buen hombre.
—lo era. –sonrio en retribución, mi padre era mi héroe, mi espanta monstruos del armario.
—veo que has estado mejorando.
—¿Por qué lo dice? –la curiosidad me llega.
—pues porque ahora puedes hablar de tu papá sonriendo, aunque sea una mínima sonrisa vas cerrando el duelo.
—¿eso cree?
—no solo lo creo, lo estoy viendo y está muy bien, Sam. –me sonríe. —¿crees que este año puedas quizás tomar una taza de chocolate caliente con tu madre?
Analizo lo que pregunta.
Sé que puede sonar tonto o exagerado pero desde esa fecha, todo lo relacionado con la navidad fue como si se fueran en mi contra, el árbol, los renos, las galletas, los regalos, el chocolate caliente.
Un trauma que me persigue hasta el día de hoy, no soporto estas fiestas, ver como las familias se reúnen a comprar el árbol de navidad, como los niños decoran el frente de su casa, cosas hermosas que mi cuerpo repele completamente.
Me duele ver como mi madre, Keyden y Simon deben de celebrar la navidad encerrados en una habitación por mi culpa. Para mi ver un árbol de navidad es como ver la tumba de mi padre y simplemente entro en un estado de desolación y terror absoluto, el llanto.
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INEFABLE
Teen FictionDylan Sperron. De día un chico común, guapo, listo y dulce con sus cercanos. Es el chico que toda suegra quiere, el que tiene aspiraciones y miras hacia un futuro no muy lejano. Pero de noche... Se puede convertir fácilmente en tu peor pesadilla. E...