XII

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—¡Pero que tenemos aquí! –una voz femenina y chillona me saca del confortante sueño que hasta ahora estaba teniendo en la espalda de Dylan.

Sobresaltada y con mis ojos aun pegados, intentando levantarme rápido tropiezo y caigo de la cama trayendo a Dylan conmigo, cayendo yo primero para luego que el caiga como peso muerto encima, haciendo que un cabezazo nos despertara por completo.

—¡Ahg! –gritamos los dos ya totalmente despiertos, ambos viendo a quien nos acaba de despertar de ese chillido irritante. Él pone sus antebrazos para no seguir aplastándome y yo intentando mantener la cabeza arriba.

—¿Lidia? –pregunta Dylan aun con su ceño fruncido, este cabezazo nos dejará marca.

—¡Wow! Y yo que pensaba que se demorarían un poco más en hacer las paces… –ríe con mucha gracia, demasiada incluso para Lidia, ¿acaso esta…? —Pero ya veo que hicieron más que las paces –mueve sus cejas de arriba abajo.

—¿Estas ebria? –pregunto viéndola de pies a cabeza, esta algo despeinada pero muy reluciente. Solo Lidia puede verse de esta forma aun estando borracha.

—¡No! –Grita riendo –estoy borracha, extasiada de amor –ríe y luego Hipea.

—quítate –le digo a Dylan empujándolo un poco, son las 6:40 a.m. y ya el amanecer comienza hacerse presente en la tierra. Nos levantamos, Dylan revolviendo su cabello y yo arreglando un poco mi desarreglada ropa. —Ven aquí –la hago entrar de golpe, si la tía Sarah la ve así, la matara enfrente de todos.

—Pero no fui la única que lo paso bien al parecer ¿o me equivoco? –nos ve a ambos risueña y coqueta. Se a lo que se refiere y no, no es así.

—sí, te equivocas –le señalo antes de ir por un pijama y mandarla a la ducha, ese olor a alcohol fuerte me está revolviendo el estómago vacío. —¿alguna vez la habías visto borracha? –le pregunto a Dylan quien pone su camiseta.

—No, porque creo que lo más fuerte que ha tomado en su vida es cerveza pero ahora –se acerca a su hermana examinándola como si tuviera algo extraño en el rostro, Lidia en respuesta lo mira igual. Si sacamos que mi amiga está totalmente borracha, es una escena divertida —parece estar en otro mundo.

—¡Al fin! –Grita Lidia sin medir el volumen de su voz —Dios, si son la pareja perfecta mis niños –sonríe como una niña —al fin dejaras de encerrarte en el baño y gruñir el nombre de Samantha –le dice a Dylan tomándolo por sus mejillas.

Me giro de golpe, Dylan abre su boca impactado y yo, yo no sé qué hacer, lo más sensato sería desaparecer de la fase de la tierra.
Mis mejillas parecen tomates mezclados con sandias, dime por favor que Lidia no dijo eso.

—¿de qué estás hablando? –le pregunta impactado.

—¿Crees que por encerrarte en tú baño no se escuchan los enormes gruñidos que das gritando el nombre de mi amiga? –lo señala inculpándolo. —¡Samantha! ¡Ahg! ¡Samantha, Dios! –gime como lo haría Dylan, esta mujer es un peligro público.

Dylan pone su mano en la boca de su hermana haciéndola callar.
Yo ahora estoy con mi boca muy dispuesta a que una mosca entrara en ella. Veo a Dylan y a Lidia quien no para de gruñir o decir estupideces, porque son estupideces… ¿verdad?

—No es verdad –me dice Dylan viéndome, después de esto no puedo mantenerle la mirada. ¡Qué Vergüenza!

—¡No mientas! –quita la mano de su hermano viéndolo mal —y tu –me señala risueña —al fin dejaras de mirarlo como si fuera una estrella inalcanzable –me toma por los hombros mientras yo estoy sin palabras, viéndola muy extraño intentando alizar todo lo que el alcohol provoca en Lidia. —Es solo un hombre mortal, tú puedes con él, domarlo como toda la bestia que es –agita sus cejas. —Aunque no me interesa lo que hagan en la cama, eso es asqueroso –ríe abiertamente.

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