•"¿Puedes escucharme?
¿Puedes escucharme llamándote?"
En el cual Jimin se da cuenta de que tal vez debería temer a los vivos más que a los fantasmas.
>>Jungkook te ha enviado un mensaje<
__¿Que t@n b!en puedes esconderte de la verdad?__
B...
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Al menos, nadie comentó sobre su aspecto en la clase. La maestra le dijo que era bueno volver a verlo, y que como aún tenía reposo, podía tomarse descansos si así lo necesitara. Jimin le agradeció quedamente, y procedió a sentarse en el rincón del estudio de baile para estirarse y esperar a que comenzara la clase.
Varios de sus compañeros lo saludaron amables, y Jimin hizo lo posible por no parecer grosero aún cuando lo menos que quería era socializar. Al final, parecieron notar su aura taciturna, por lo que lo dejaron en paz.
Al terminar de estirarse, la maestra se paró en frente del salón.
—Bien, chicos y chicas, vamos a empezar con la coreografía para el festival de Otoño.— Hubo un bufido colectivo, y la maestra rodó los ojos.—¿Acaso olvidan que está valorado como el setenta por ciento de la nota de este semestre? Ahora, empecemos.
Sus compañeros empezaron a colocarse en sus lugares, y Jimin se apresuró a hacer lo mismo. Al menos sabía cuál era la coreografía, ya que él había ayudado a hacerla antes del accidente. No era por alardear, pero era bueno en lo que hacía. No, era muy bueno.
La mujer colocó una canción en la radio, y Jimin contó los pasos.
Uno, dos, tres...
Movió sus pies hacia el frente, cerrando sus ojos y moviendo sus brazos al compás. Dio una pirueta, siguiendo con la cuenta, y en el octavo compás, se adelantó a la chica pelirroja a su lado, lo que hizo que chocara contra uno de los chicos.
Jimin lanzó un aullido de dolor cuando el brazo del otro chocó contra sus costillas recién curadas, y la música se detuvo.
Se agarró del costado, y miró a quien había golpeado.
—Park Jimin.— dijo la maestra con voz tensa.—¿Qué estás haciendo?
—Lo que pidió, Srta. Jung...—
—Ese no es el baile para el festival, Jimin.— ella frunció el ceño y desde el espejo Jimin vio como sus compañeros empezaban a murmurar.
—¿Qué? Sí lo es...
—Ese baile lo pensaba hacer para la presentación en el siguiente semestre.— contestó la maestra con desaprobación, se cruzó de brazos, y Jimin parpadeó un par de veces tratando de entender.—No sé cómo sabes sobre él, pero de todos modos...
—Ouch, Jimin.— le llamó la atención el chico con el que había chocado.
—Lo siento, Taemin.— hizo una reverencia rápida, y luego se dirigió a la maestra.—Lo siento, Srta. Jung. Estoy un poco confundido. No... No volverá a pasar.
La mujer suavizó su expresión, y asintió con la cabeza.
—Está bien, Jimin. Después de todo, la Amnesia puede confundirte mucho. Entonces, clase, ¡Desde el inicio!
