•"¿Puedes escucharme?
¿Puedes escucharme llamándote?"
En el cual Jimin se da cuenta de que tal vez debería temer a los vivos más que a los fantasmas.
>>Jungkook te ha enviado un mensaje<
__¿Que t@n b!en puedes esconderte de la verdad?__
B...
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—Hyung, realmente no tenías que...— Comenzó Jimin, mirando el vaso cargado con agua y las pastillas que llevaba en la mano el mayor. Sin embargo, no pudo terminar.
—Sh. Calla, y toma.— se sentó a un costado de la cama, y le pasó la medicina.—Son para el dolor de cabeza.
Jimin la aceptó sin chistar, tragándose las pastillas y drenando el vaso de agua sin darse cuenta. Seokjin se inclinó hacia el piso cerca de la almohada y levantó una compresa fría, para colocarla sobre la frente afiebrada del rubio.
Jimin siseó por el cambio de temperatura.
—Ahora solo falta ver si la fiebre bajó.— El mayor sacó un termómetro de su bolsillo, y lo sacudió. Jimin suspiró profundamente y abrió la boca con una expresión aburrida. Ya que en realidad, estaba de todo menos aburrido.
No quería decirle a Jin, pero estaba sospechando de que el dolor de cabeza se debía a sus pensamientos tempestuosos y desordenados, y no a la fiebre.
Jin metió el termómetro en entre los labios de Jimin, y lo dejó ahí.
—Ahora que ya pasamos eso. ¿Se puede saber por qué Yoongi me llamó cuando le especifiqué que no lo hiciera, a decirme que yo necesitaba verte y que no mencionara que fue él quién me llamó?
Jimin desvió la mirada. Así que había sido Yoongi.
Había estado casi seguro de que Yoongi no querría verlo ni en pintura luego de lo que había dicho.
Seokjin enarcó una ceja, mirando al rostro de Jimin con insistencia.
—¿Te peleaste con él o algo?
Jimin negó con la cabeza inmediatamente, como si tuviera algún tipo de sensor automático. Demonios, ni siquiera sabía porqué lo había hecho. Era como si el simple hecho de asumir que se había peleado con Yoongi le traería mala suerte o algo por el estilo.
Jin entrecerró los ojos, como si quisiera decirle que sabía que aquello era una mentira; pero antes de decir algo, unos pitidos provinieron del termómetro en la boca de Jimin.
Con un suspiro casi oculto, el mayor tomó el aparato, y lo revisó. Jimin esperó casi estático que este le dijera algo, viendo las cejas de Jin alzarse ligeramente.
—Ya bajó. Tienes suerte, Park Jimin. De otra forma...— el castaño amenazó, agitando su dedo índice hacia Jimin como si pudiera decidir su destino con eso. Luego guardó el termómetro en su bolsillo, y se giró hacia donde Jimin estaba jugueteando con sus dedos.
Realmente, Jimin volvía a sentirse como si estuviera vagando por un acantilado con los ojos vendados; y no sabía exactamente si quitarse aquella venda iba a ser lo mejor.
—Hyung.— llamó, aunque ya sabía que Seokjin tenia toda su atención puesta en él.—...Tengo una pregunta.
